Soñemos con un futuro oncológico de vanguardia

El perfil nacional del cáncer no solo revela cifras y estadísticas, sino que también nos llama a la acción. En un contexto en el que la incidencia de cáncer aumenta, y con la perspectiva de que entre 2022 y 2040 los casos se incrementen de manera considerable, es imprescindible contar con un sistema de salud centrado en el paciente oncológico que garantice la continuidad y calidad de la atención a todos los pacientes. En juego, la sostenibilidad del sistema y la excelencia en la atención de nuestros pacientes.

Una de las propuestas que he defendido en diversas ocasiones es la creación de una Dirección General de Asistencia Oncológica en nuestra Región. Esta institución, que actuaría como ente coordinador y unificador, permitiría integrar los distintos niveles asistenciales —desde la prevención y el cribado, hasta el tratamiento y el posterior seguimiento de pacientes oncológicos— bajo un mismo paraguas de calidad y eficiencia. Esta dirección no solo facilitaría el intercambio de información y buenas prácticas, sino que también potenciaría la capacidad de nuestra Región para alinearse con las directrices y estándares europeos, atrayendo y fortaleciendo el trabajo en red y las oportunidades para nuestros pacientes, lo que redundaría en mejores resultados en salud y en una mayor equidad en el acceso a tratamientos de vanguardia.

La experiencia europea nos demuestra que la colaboración y la planificación estratégica son esenciales para afrontar los retos del siglo XXI. La integración de la visión europea en el sistema sanitario, y en particular en el ámbito oncológico, es clave para superar las barreras que impiden una atención óptima. Es por ello que ser pioneros en afrontar los retos es clave en estos momentos. La planificación estratégica no es un lujo, es una necesidad.

El futuro de la atención oncológica depende, en gran medida, de contar con un equipo de profesionales debidamente formados y motivados, capaz de afrontar los desafíos que plantea un entorno cada vez más complejo y dinámico. La escasez de oncólogos y la distribución desigual de los recursos humanos evidencian la necesidad de políticas que garanticen una formación continua y especializada, así como incentivos que faciliten la retención del talento en nuestra Región. La creación de ese ente coordinador no sería solo un paso hacia la modernización de nuestro sistema sanitario, sino que también representaría un puente hacia Europa. Una institución de estas características permitiría a Murcia integrarse de manera más profunda en redes y proyectos europeos, facilitando el acceso a fondos de investigación, programas de formación y colaboraciones internacionales que potencien la innovación en oncología. De esta forma, nuestra Región no solo mejoraría en términos de salud pública, sino que también se posicionaría como un referente en la lucha contra el cáncer en el ámbito europeo.

El reto es inmenso, pero las oportunidades son aún mayores. La experiencia europea y la creciente colaboración internacional nos demuestran que únicamente a través de la innovación, la planificación y el liderazgo se puede transformar radicalmente la atención sanitaria. En palabras de Eleanor Roosevelt: «El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños». Nosotros tenemos la oportunidad y la responsabilidad de soñar con una Región de Murcia donde nuestros pacientes oncológicos reciban una atención de primer nivel, donde la vida de nuestros ciudadanos esté protegida y donde la integración europea se traduzca en salud, equidad y progreso.

Hoy, más que nunca, es el momento de actuar. La salud de nuestros pacientes y la fortaleza de nuestro sistema sanitario dependen de decisiones audaces y de una visión que trascienda fronteras. La dirección que propongo es, sin duda, el camino para transformar esos desafíos en oportunidades reales para todos.