Las palabras topónimo y gentilicio siempre me han llamado la atención, son de esas palabras raras que te cuesta aprender pero después no se olvidan. ... Un topónimo es un nombre propio de lugar, por ejemplo, Murcia o Cartagena, mientras que un gentilicio expresa la procedencia de alguien o algo: cartagenera o murciano.
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En nuestra región hay unos cuantos topónimos curiosos como Alcantarilla, Fortuna, Mula, Churra o Torres de Cotillas. Algunos gentilicios son intuitivos (alcantarillero o churrero), pero otros imposibles de adivinar, como torreño (¿por qué no simplemente cotilla?). Otros no es que sean enrevesados, es que obvian otras opciones mejores. Fortuna es un nombre precioso para un lugar, ¿por qué no llamar a sus habitantes 'afortunados' en puesto de 'fortuneros'?
Muchas frases hechas contienen gentilicios: 'Hacerse el sueco', 'Despedirse a la francesa', 'Un trabajo de chinos', 'Ser un cabeza de turco' o 'Hacer el indio', por poner algunas. Otras contienen topónimos que en algunos casos no sabemos que lo son o no sabemos dónde están. ¿Alguien conoce el paradero de Jauja, Babia, Hornachuelos o Cantillana?
La expresión 'Esto es Jauja' alude a un lugar ideal, lleno de prosperidad y abundancia. Viene del siglo XVI, cuando los españoles llegaron a Perú y encontraron en la sierra una ciudad inca llamada Jatunsausa que deslumbraba por sus templos de oro y recursos naturales. La bautizaron como Jauja y el nombre se mantiene hoy en día.
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'Estar en Babia' significa estar distraído o con el pensamiento en otra parte. Hace referencia a la comarca leonesa de Babia, cerca de Asturias, donde los reyes de León solían distraerse cazando gracias a su abundante fauna.
'Ser como los novios de Hornachuelos (ella fea y él más feo)' se usa para aventurar que una relación o un asunto es incompatible. Hornachuelos es un pueblo de Córdoba donde, por lo visto, se acordó un matrimonio sin el conocimiento de los interesados y, cuando se vieron por primera vez en el altar, salieron corriendo.
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'Andar el diablo en Cantillana' se refiere a una situación extraña o sospechosa. Cantillana es una localidad de Sevilla en la que vivía una joven esposa de la que se encaprichó el rey castellano Pedro I el Cruel. Para evitar el ultraje, el marido se disfrazó de fantasma y rondaba todas las noches alrededor de la casa para espantar al desalmado rey. Y le funcionó.
Y para terminar un chiste que contiene un topónimo y un gentilicio: '¿Por qué los leperos no salen de su pueblo? Porque al salir hay un cartel que pone 'Huelva''.
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