Hace unos años, hablando con el alcalde de una gran ciudad, este me confesaba que «la política, algunas veces, es muy ingrata. Más de una ... vez me han entrado ganas de tirar el sillón por la ventana, pero luego pienso que antes de caer al suelo ya se ha sentado otro en él, así que me aguanto y sigo adelante». Está claro que, salvo raras excepciones y a pesar de las soflamas, cuando alguien accede a un cargo se aferra a él, no en interés de la sociedad, sino en interés propio.
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No hace falta irse muy atrás, recientemente nuestra 'Yoli', tras varios resultados electorales nefastos, no ha tenido más remedio que dimitir de sus cargos en Sumar. Sin embargo, sigue siendo vicepresidenta segunda del Gobierno de España. Los cargos de ERC se han esforzado en engañar a sus bases para, traicionando sus más íntimas creencias separatistas, apoyar la investidura de Salvador Illa y haciendo honor a su nombre 'salvar la silla'.
Los militantes de ERC no deben engañarse, tanto Oriol Junqueras, como Marta Rovira, Pere Aragonés e incluso Gabriel Rufián, saben perfectamente que el acuerdo al que han llegado con el PSC, es decir con Sánchez, no se va a cumplir. No porque el presidente del Gobierno no quiera cumplirlo, sino porque no tiene los votos para ello, los obstáculos legales son incluso superiores a los de la amnistía y la oposición de los barones socialistas, en este caso, sí puede traducirse en la primera rebelión contra su secretario general desde que ocupa la Moncloa.
Este es un claro caso de estrategia 'win-win', en la que se benefician ambas partes, es decir, las directivas de ERC y PSOE. A corto plazo, los dirigentes de Esquerra, con este señuelo para las bases, salvan sus cargos y Sánchez puede vender el éxito de sus políticas de 'apaciguamiento' en Cataluña. A largo plazo, los independentistas dirán que Sánchez los ha engañado y le amenazarán con las plagas bíblicas y el presidente nos volverá a repetir eso de «veis como no se rompe España».
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Incluso, con el tiempo, los exégetas del 'sanchismo' nos venderán las cualidades de su líder para mantenerse en el poder. No estoy, para nada, de acuerdo con aquellos que nos quieren vender a Sánchez como un líder con una inteligencia por encima de la media, yo lo veo más como un líder con una moral por debajo de la media, como todo mediocre sabe que no puede ganar si no es saltándose las reglas. Creo que la mejor definición de su personalidad se corresponde con lo que le dice William Russell a Joe Cantwell en una de las mejores películas políticas dirigida por Franklin J. Schaffner: «No tiene sentido de la responsabilidad con nada ni con nadie y eso es una tragedia para un hombre y un desastre para un presidente».
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