La Consejería de los ceses, dimisiones y abandonos

Si hacemos caso al diccionario panhispánico del español jurídico, un Estado social y democrático de derecho es aquel «Estado democrático de derecho en que los poderes públicos asumen una posición activa prestacional con la finalidad de garantizar la igualdad de oportunidades de los ciudadanos con independencia de la distinta situación económica y social de cada uno». No parece que esta sea una definición aprendida por la dirección política de la Consejería; en caso contrario no mantendría un encefalograma programático plano.

Volviendo a la dimisión de Lucía Hernández, no es difícil constatar que es una profesional reconocida de los servicios sociales municipales y que conoce de primera mano este sector de actividad, habiendo desempeñado diferentes responsabilidades municipales e institucionales. Poco después de su cese, la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social de la Región de Murcia agradeció el trabajo desarrollado en la dirección general por la dimitida. Parece ser otra de las características de la Consejería: le sobran profesionales y expertos de reconocido prestigio en una sociedad, como la murciana, con dificultades de articulación. En la noticia que aparece en los medios de comunicación se dice que su abandono es por motivos personales. Si esa es la causa hay que respetarla, pero, más allá de esos probables motivos, surgen dudas acerca de si esa es la causa real de su dimisión.

Procrastinar supone posponer o aplazar tareas, deberes y responsabilidades por otras actividades que nos resultan más gratificantes pero son irrelevantes. Procrastinar es una forma de evadirse, usando otras actividades como refugio para no afrontar una responsabilidad, una decisión que se debe tomar; y es que hay evidencias de que en el Gobierno regional se procrastina en muchos aspectos básicos de los servicios sociales. Basta hojear cualquier indicador social para constatar que la Región se encuentra en la parte baja de la tabla y se rehúye su afrontamiento. Por ejemplo, somos una comunidad autónoma con altos índices de absentismo y de segregación escolar, con una bajísima oferta de escolarización de 0 a 3 años. En el índice de alto riesgo de exclusión social (Índice AROPE) Murcia sigue estando por debajo de la media nacional. Somos la segunda comunidad autónoma con menor índice de desarrollo de los servicios sociales.

¿Y que se hace para mejorar estas nada gratificantes realidades?, ¿cómo se solucionan estos temas?: ocultándolos, poniendo todas las energías en otras 'actividades refugio' y cuestionando a quien propone encarar los problemas de frente.

Seguimos teniendo un gran retraso en el acceso a la prestación de la dependencia y en la valoración de la discapacidad. Y de nuevo, ya lo dijimos en otra ocasión, las preguntas se multiplican en una Región donde no suele haber respuestas más allá de la mención a la infrafinanciación autonómica y la responsabilidad de 'los otros'. Las 'actividades refugio' conviven con las respuestas vacías de contenido, estas últimas normalmente expresadas en ruedas de prensa.

¿Se van a convocar los proyectos de empleabilidad de personas en riesgo de exclusión?, otra pregunta que espera la respuesta del viento. En el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, ¿cuántos fondos se han gestionado? Preguntas, preguntas, preguntas...

¿Y qué decir del desarrollo de la Ley de Servicios Sociales? La ley cumple un año, y los servicios sociales municipales, que iban a ser el elemento básico del sistema, siguen sin recibir ni un solo euro de financiación, teniendo algunos ayuntamientos grandes problemas para pagar las nóminas de los profesionales. ¿Dónde están los créditos aprobados en la Memoria de Análisis de Impacto Normativo de la ley? Seguro que a seis meses de las elecciones, la consejera escenificará la negociación de un gran pacto para solucionar los problemas sociales, como se hizo anteriormente con el Pacto por la Dependencia para, después de las fotografías y la nota de prensa, ser guardado en esos enormes cajones donde se guarda lo que no ha de ser cumplido.

¿Procrastinar o resolver los problemas?