Una conquista de toda la ciudadanía

Entra en servicio el soterramiento en Murcia, a debate ·

Domingo, 28 de febrero 2021, 07:17

El calendario es implacable y deja caer sus hojas sin tregua, como el hilo sutil de arena del reloj de nuestras vidas o de la ... historia de esta nuestra Murcia. Otra cuestión es que las páginas de esa historia sucedieran al ritmo que los protagonistas deseaban. Pero sus capítulos se completan y finalmente se cumplen aunque alguno fuera como un doloroso parto que cuesta salir del vientre materno, pero que viene cargado con la alegría y los gozos de un proyecto deseado y nunca abandonado.

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Parece que fue ayer cuando un 3 diciembre 1987, este mismo diario se hacía eco de la petición de los vecinos del barrio del Carmen de «una estación soterrada para terminar con el aislamiento del barrio». Me cabe el honor de que fueran las palabras de quien hoy firma esta colaboración las que LA VERDAD reflejaba en sus páginas aquel día.

Han pasado más de 33 años y por fin estamos acercándonos a que aquella petición comience a hacerse realidad.

Y volviendo a la metáfora del parto, no ha sido este el de la fábula de Esopo, en la que tras grandes ruidos y señales aquellos montes alumbraron un ridículo ratón. Lo que Murcia está a punto de conseguir, por mucho que a algunos les pese y malinterpreten, no es algo baladí ni de orden inferior a otros objetivos que intencionadamente airean con ánimo de desmerecerlo. En tan solo unos días, el paso a nivel urbano más traumático de toda España, el de Santiago el Mayor, habrá pasado a la historia y nuestra ciudad habrá superado el riesgo cierto de partición, excluyendo a los barrios del sur de la ciudad de la que forman parte, por la llegada arrolladora y agresiva de un moderno tren de alta velocidad en superficie, en el que algunos políticos y especuladores habían puestos todas las esperanzas.

Por el camino quedaron sin ver el fruto de su trabajo algunas personas cuyos nombres están en la memoria colectiva

Se trata de una conquista de toda la ciudadanía de Murcia, cuya expresión más elocuente fue la manifestación de 50.000 ciudadanos el 30 de septiembre de 2017, pero que de manera reiterada se ha mantenido en torno a ese mítico paso a nivel durante los martes de muchos años, como lugar de cita y reivindicación pacífica. Con ello desaparecerá la llaga que separaba la ciudad consolidada de unos barrios obreros suburbiales que ven llegado el momento de integración total sin muros ni barreras que los dividan. Los vecinos de nuestros barrios, las mujeres y los hombres de las vías son sus únicos protagonistas; esperamos que no surjan otros agentes sociales o políticos oportunistas que traten de adjudicarse tan ansiado logro, porque solo les pertenece a los que han luchado por ello día tras día, codo con codo. Por el camino quedaron sin ver el fruto de su trabajo algunas personas cuyos nombres están en la memoria colectiva y a los que en este momento recordamos emocionados. Su trabajo no fue estéril y su futo será para toda Murcia. Mereció la pena, pero tan solo estamos a punto del primero de sus logros. Es de justicia reconocerlo y saborearlo en paz, aunque nos haya costado sangre, sudor y lágrimas. No es una frase hecha ni una exageración; no es ninguna hipérbole, que de todo ha habido en estos años. Hace unas semanas dos vecinos y una vecina se han visto las caras con los jueces y en unos meses cuatro jóvenes de nuestros barrios pasarán por el mismo trance. Han contado y cuentan con nuestro apoyo, evidentemente.

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El primer tramo del soterramiento está a punto de inaugurarse. Diremos adiós al paso a nivel que con tanta paciencia han soportado generaciones de ciudadanos y que durante dos años ha estado cortado al tránsito. Diremos adiós a esa pasarela que a pesar de las maldiciones de los usuarios ha permitido a los peatones pasar las vías con una incomodidad que como tributo han pagado los vecinos del entorno. Daremos por bien empleada la espera que un delegado del Gobierno se atrevió a cifrar en ocho meses y que se prolongó dos años. Porque, por fin, esta página de nuestra historia estará cerrada.

Pero el proceso y la lucha continúan. La solidaridad es un sentimiento que todos los vecinos del entorno de la estación compartimos; solo hemos cubierto la primera etapa de esta carrera. La nueva estación está en construcción. El AVE vendrá como tenía que venir, soterrado, tan solo unos meses después de como hubiera llegado en superficie, que era el castigo que alguien nos quería imponer.

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La siguiente etapa es Barriomar. Allí estaremos todos. Con el mismo tesón, la misma estrategia pacífica y no violenta, pero sin ceder en lo que nos prometieron. Y con la fuerza que nos da saber que unidos todos llegaremos a la meta y habremos cubierto todo el recorrido: de Los Dolores a Nonduermas.

¡Nosotros seguimos!

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