En el comienzo del curso universitario más madrugador

Si la Universidad de Murcia fuera un municipio, se convertiría automáticamente en el quinto de la Región por número de habitantes

Domingo, 4 de septiembre 2022, 08:19

El curso académico 2022-2023, que se inicia mañana lunes, ofrece como muy llamativa novedad precisamente esa fecha de comienzo. Se trata del principio más ... madrugador en los ya ciento siete años de historia de la universidad murciana. Muy lejos en la memoria quedan aquellos años en los que las clases arrancaban entre San Francisco y el Pilar, y terminaban en el mes de mayo dando paso a los exámenes de junio. Eran otros tiempos y era otra universidad. La voluntad política de construir en el seno de la Unión Europea un espacio común para la educación superior (el llamado 'proceso de Bolonia') ha terminado forzando una revolución metodológica entre cuyas realizaciones más visibles está precisamente la reordenación temporal del curso académico con la suspensión de las clases durante tres semanas en los meses de diciembre y enero, para la celebración de los exámenes del primer cuatrimestre, el adelanto de las convocatorias de septiembre a julio y, como consecuencia, el anticipo del inicio académico.

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En todo caso, más allá de esa novedad, importa señalar que el nuevo curso vuelve a llevar a nuestras aulas a más de treinta y dos mil estudiantes de estudios oficiales que cursarán alguno de nuestros cincuenta y seis grados (y nueve planes de estudios conjuntos), setenta y dos másteres (y tres conjuntos) o treinta y seis programas de doctorado. Si añadimos los más de quince mil estudiantes que cada año siguen cursos de estudios propios y, naturalmente, los aproximadamente cuatro mil empleados y empleadas con los que cuenta la universidad entre profesorado y personal de administración y servicios, estamos hablando de unas cincuenta mil personas. Para entender bien qué significa eso basta con señalar que si la Universidad de Murcia fuera un municipio se convertiría automáticamente en el quinto de la Región por número de habitantes.

En la oferta académica de este nuevo curso destacan especialmente tres nuevos grados: Ingeniería y Ciencia de Datos (impartido por las facultades de Matemáticas y de Informática y organizado en colaboración con la UPCT), Terapia Ocupacional (Facultad de Ciencias Sociosanitarias en el Campus de Lorca) y grado bilingüe en Comunication and Media Studies en la Facultad de Comunicación y Documentación. La incorporación de estos títulos a nuestro catálogo muestra de manera muy elocuente cómo debe trabajar a este respecto una universidad pública, generalista y centenaria como es la Universidad de Murcia. Esto es, con prudencia, atendiendo a la demanda real de profesionales universitarios, favoreciendo la colaboración entre centros y con otras universidades, poniendo el foco en la internacionalización y favoreciendo el desarrollo equilibrado de nuestros veinticinco centros y nuestros cinco campus.

Iniciamos un nuevo curso, y con él la obligación de preparar los presupuestos de la universidad para 2023, sin haber logrado concretar un nuevo modelo de financiación

El curso 2022-2023 llega también con la inmensa ilusión que nos provoca la incorporación de la Universidad de Murcia al proyecto de universidades europeas impulsado por la Unión Europea. Y es que, desde hace solo unos pocos meses, nuestra universidad es miembro de pleno derecho de Uniwell, un consorcio de universidades que, en el marco de esa iniciativa comunitaria que solo acoge a la élite de las universidades europeas, nos une a las universidades de Leiden, en los Países Bajos; Linnaeus, en Suecia; Nantes, en Francia; Semmelweis, en Hungría; Birmingham, en Reino Unido; Colonia, en Alemania; y Florencia, en Italia, en el común objetivo de fomentar el estudio, la investigación y la transferencia del conocimiento acerca del estado de bienestar, ese gran logro de nuestra civilización que hoy más que nunca es necesario conocer y defender.

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Con bastante probabilidad, el curso que ahora comienza también verá la publicación en el BOE de la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSE). El proyecto de ley finalmente remitido por el Gobierno al Congreso queda bastante lejos del ambicioso programa de transformación del modelo universitario español que los distintos agentes del sistema universitario, y muy especialmente la CRUE, esperábamos; sobre todo porque evita deshacer los varios nudos gordianos que en el aspecto de la gobernanza atenazan el modelo vigente. En cambio, sí está muy bien visto en el proyecto que el problema primero y principal de la universidad pública española es la falta de financiación. Y tiene toda la razón el ministro Subirats cuando pretende que el gasto público en educación universitaria pública alcance, como mínimo, el 1% del PIB en el conjunto del Estado. Otra cosa es cómo se logra ese desiderátum dada la distribución de competencias entre Estado y comunidades autónomas en esta materia y las importantes diferencias que entre unas comunidades y otras provoca el modelo vigente de financiación autonómica.

En todo caso, y no como novedad para el nuevo curso, sino como triste designio como universidad pública española, también en 2022-2023 volveremos a tener que insistir en los problemas económicos que ensombrecen el futuro de la Universidad de Murcia. Tras la finalización del último plan plurianual 2016-2020, la situación de emergencia provocada por la pandemia forzó el retraso en la definición de un nuevo plan, prorrogándose de manera transitoria durante dos ejercicios (2021 y 2022) la estructura de financiación del firmado en 2015. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos del dimitido director general de Universidades, lo cierto es que iniciamos un nuevo curso, y con él la obligación de preparar los presupuestos de la universidad para 2023, sin haber logrado concretar un nuevo modelo de financiación.

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Es preciso, por ello, que por el Gobierno regional se tomen ya las decisiones necesarias para que sus universidades públicas puedan preparar adecuadamente sus presupuestos para 2023. En la Universidad de Murcia somos conscientes de la gravedad de la actual situación económica, tanto global, como regional, pero, incluso dado ese complicado escenario, en el sistema regional de universidades no hay en este momento ningún otro asunto más importante y que necesite más urgente atención.

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