Un colegio, una enfermera: la asignatura pendiente
Hasta ahora, la prevención no ha sido importante para los responsables políticos y administrativos
La salud escolar la definen los expertos como aquella modalidad que abarca la intervención, prevención y educación en salud en el ámbito escolar y todo ... ello con el objetivo último y final de aumentar la calidad de vida los más jóvenes. Y ¿por qué es tan importante la intervención en la escuela? Principalmente porque es este entorno el agente socializador por excelencia de la población infantil y adolescente, y su bienestar, así como aprendizaje de buenas prácticas, redundarán necesariamente en el resto de la comunidad.
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No es nueva la preocupación por la salud escolar en nuestro país. En 1880, Pedro Alcántara García publica 'Tratado de higiene escolar' denunciando la nula calidad sanitaria en las escuelas de nuestro país. En los años 80 del siglo pasado, el colegio público de Educación Especial María Soriano de Madrid fue pionero en la creación de un puesto de enfermería escolar. Y desde entonces hasta nuestros días, en qué hemos avanzado. La respuesta es clara: poco. Sigue sin ser prioritaria la creación de estos puestos profesionales a pesar de la constante reivindicación de los Colegios de Enfermería, que reclaman la implantación de esta figura, mientras gobiernos de todo signo miran hacia otro lado.
Investigación, estudios, análisis... han demostrado que la enfermera escolar es una figura trascendental en los centros porque sus funciones abarcan un amplio catálogo de servicios que van más allá que del meramente asistencial, siendo este también de enorme importancia, ya que su intervención puede permitir la detección precoz de problemas de salud en los jóvenes y se convierte, por tanto, en herramienta básica de la prevención. Pero, además, la enfermera escolar tiene una función docente en la enseñanza de prácticas saludables para evitar hábitos nocivos; tiene una función investigadora que se traduce en la práctica de la enfermería basada en la evidencia científica; tiene una función social de comprensión y acompañamiento de niños y jóvenes que precisan atención; y, asimismo, tiene una función gestora de asesoramiento en la resolución de problemas y soluciones que pueden afectar al comportamiento de los estudiantes.
A todo ello, hay que añadir que en situaciones de pandemia como la que vivimos en la actualidad a causa de la Covid-19, la necesaria presencia de la enfermera escolar se ha puesto aún más en evidencia. El binomio un centro-una enfermera es irrenunciable para nosotros porque es esta profesional quien mejor puede vigilar los indicadores de la enfermedad, prestar atención a la transmisión y mantener las buenas prácticas sanitarias e higiénicas, además de seguir con sus labores diarias.
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Aunque, muy lentamente, debemos reconocer que algo se ha avanzado en este campo de la Enfermería Escolar pero, por qué sigue siendo una asignatura pendiente. Hasta ahora, muy probablemente, porque la prevención no ha sido importante para los responsables políticos y administrativos, que no han destinado los recursos económicos necesarios para la creación de estos puestos de trabajo. No era importante porque los resultados de la prevención siempre son a medio y largo plazo. Prevenir entre los más jóvenes será contar en un futuro con una sociedad más concienciada con los hábitos saludables y tener una mejor calidad de vida, pero los resultados no son inmediatos y los beneficios políticos por tanto, tampoco.
Tal vez, quienes tienen las competencias hayan aprendido de esta trágica situación pandémica que invertir en salud es lo que se merece la sociedad. No se puede escatimar en aquellas iniciativas que van a prevenir situaciones futuras que van contra la vida de las personas. Por eso, nosotros vamos a continuar con nuestra batalla reivindicativa hasta conseguir que el binomio un colegio-una enfermera sea una realidad y no una asignatura pendiente.
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