Inmigración: desafío y oportunidad

Cómo los niños de origen migrante me han hecho ser mejor médico y persona

Viernes, 22 de agosto 2025, 00:18

Se atribuye a sir William Osler, el padre de la Medicina Interna, el aforismo «el buen médico trata la enfermedad, pero el gran médico trata ... al paciente que tiene la enfermedad». La frase destaca la diferencia entre un enfoque puramente técnico de la medicina y otro que considera al paciente como centro y origen de todo, resaltando la importancia de la empatía y la atención integral al paciente en la práctica médica.

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La Unidad de Cirugía Ortopédica Infantil del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca se ocupa del tratamiento quirúrgico de los pacientes que presentan una afectación compleja del aparato locomotor en crecimiento. Es Unidad de Referencia Nacional para el tratamiento de afecciones del aparato locomotor infantil desde el año 2010 y forma parte del Centro de Referencia Europea para las Displasias Esqueléticas desde el año 2022. La compleja patología que tratamos hace que el tiempo de estudio dedicado a nuestros 'casos difíciles' sea extenso y, en muchas ocasiones, fuera de nuestro horario laboral para tener una preparación acorde a los retos a los que nos enfrentamos. Los padres de los pacientes pediátricos afectos de enfermedades como hemimelias peroneas o tibiales, deficiencias femorales proximales, pseudoartrosis congénita de tibia, osteogénesis imperfecta, acondroplasia, artrogriposis congénita múltiple, pies zambos y un sinfín de patologías raras acuden cada año a nuestra Unidad con sus hijos, esperando escuchar de nuestros labios un tratamiento adecuado, aliviando su sufrimiento y angustia que les produce estos diagnósticos, frecuentemente sabidos desde época prenatal.

De todos es sabido que la tasa de natalidad española está sufriendo un retroceso en las últimas décadas. Muchos son los factores que influyen en este dato tan importante para la salud demográfica de nuestra población: el aumento pertinaz del costo de la vida, el envejecimiento de la población y el rol de la mujer en la sociedad son los más significativos. El papel que juega la inmigración, sin embargo, ayuda de manera sustancial a la mejora de la tasa de natalidad en España y, crucialmente, en la Región de Murcia. Con los datos de 2024 del INE, la Región de Murcia presenta una tasa de natalidad de 8,24 nacimientos por 1.000 habitantes, siendo la tasa nacional de 6,5. Es importante destacar que, aunque Murcia tiene una tasa de natalidad más alta que la media nacional, ambas tasas son bajas en comparación con otros países europeos y a nivel mundial.

La llegada de la inmigración, con sus parejas fértiles que han dado por resultado una descendencia ya en tierra murciana, o bien, niños y adolescentes recién llegados con sus familias, ha marcado un antes y un después en mi experiencia como cirujano ortopédico infantil. Este fenómeno social, lejos de ser solo un desafío, se ha convertido en un motor de cambio que ha enriquecido mi manera de ejercer la medicina y, sobre todo, de entender la labor médica como un acto profundamente humano.

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La incidencia de las patologías raras y muy graves del esqueleto en crecimiento es muy baja y se precisa de muchos años de experiencia para observar y tratarlas de forma correcta. Por ejemplo, la hemimelia tibial, una condición congénita caracterizada por la ausencia parcial o total de la tibia, tiene una incidencia de, aproximadamente, 1 por cada 1.000.000 de nacimientos vivos, según la plataforma Orphanet. Es decir, la gran mayoría de especialistas en Ortopedia Infantil de España pueden pasar toda su vida profesional sin ver un solo caso de esta patología y, por supuesto, sin realizar un tratamiento tan complejo y desafiante como se presume. Un buen diagnóstico y su posterior tratamiento puede suponer, en un futuro, un niño con un miembro inferior amputado de por vida o, sin embargo, disfrutar de su extremidad de una manera correcta y funcional.

En nuestra Unidad, durante la última década, hemos tratado 10 pacientes afectos de esta extraña patología (3 llegados por vía CSUR –de otra comunidad autónoma– y los 7 restantes de la Región de Murcia), siendo nuestra comunidad, junto con Madrid y Cataluña, la que más casos recoge y trata cada año.

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Cada paciente recién llegado o recién nacido por parte de familias inmigrantes ha traído consigo historias entretejidas de esperanza, adversidad y resiliencia. Estos retos médicos me han impulsado a profundizar en el estudio, a perfeccionar mis técnicas y a desarrollar destrezas quirúrgicas que jamás habría imaginado adquirir en contextos más rutinarios. La diversidad de patologías y la necesidad de respuestas creativas han sido una escuela que nos ha marcado como médicos: cada caso ha significado también una oportunidad para aprender, para crecer y para forjar un espíritu de superación constante.

El contacto con realidades tan distintas me ha llevado a comprender que la medicina trasciende las fronteras y que el verdadero valor de la profesión reside en la capacidad de adaptación, empatía y entrega. Gracias a estas experiencias, hoy soy capaz de abordar procedimientos quirúrgicos más complejos, resolver complicaciones inesperadas y, sobre todo, acompañar a las familias en su proceso de adaptación y recuperación con una mirada más comprensiva y solidaria. Cada intervención, cada logro compartido y cada sonrisa recuperada son testimonio de cómo el encuentro con la diferencia puede ser fuente de inspiración y mejora profesional.

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Por todo ello, puedo afirmar que la inmigración ha supuesto mucho más que un reto: ha sido la oportunidad de convertirme en mejor médico y en mejor persona, recordándome que la medicina es, ante todo, el arte de sanar desde la humanidad y el compromiso con quienes más lo necesitan. Ya lo decía Escribonio Largo, médico romano del siglo I de nuestra era: «'Vir bonus medendi peritus plenus misericordia y humanitas'» («Un hombre bueno, experto en el arte de curar, lleno de misericordia y humanidad»).

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