Caza de brujas
ARTÍCULOS DE OCASIÓN ·
Este Gobierno de Pedro Sánchez es como un gran iceberg que navega descontrolado a la derivaEn mi último libro, titulado 'Breviario de Supervivencia', que estará a punto para dentro de unos días en las librerías, hay un capítulo titulado 'Buscando ... el paradigma', con referencia explícita a Don Santiago Ramón y Cajal, el más destacado integrante de la 'Generación de sabios españoles'. Ahí lo defino como el modelo ideal a seguir para cuantos tenemos una edad avanzada, que es el argumento vertebral del libro, destacando su compromiso y sentido ético de la vida y, sobre todo, su irrenunciable afán de estar activo muy avanzados los ochenta años. En este Gobierno de Pedro Sánchez, que es lo más parecido a la casa de Tócame, Roque –la castiza corrala madrileña del siglo XIX–, reina el despropósito y la confusión con disposiciones que hoy dicen blanco, mañana negro, e impera el caos y el cambio permanente de criterios y disposiciones ministeriales o acuerdos del Consejo de ministros. Ahora quieren borrar también el nombre de Santiago Ramón y Cajal tachándolo y censurándolo bajo la cobertura de memoria histórica.
La Ley de Memoria Histórica que nació con un fin muy noble como instrumento de defensa de los que padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura, este Gobierno de Pedro Sánchez la viene utilizando ahora como una ley propia del macartismo más radical, demagógico y despótico, con un perfil de auténtico cesarismo ideológico, sin aspirar a tener el más mínimo consenso del resto de los partidos políticos no integrados en su grupo de apoyo en el Parlamento.
Parece increíble que a estas alturas haya vuelto otra vez la caza de brujas, dejando en mantillas al senador McCarthy. Hace años, el macartismo norteamericano retiró la presunción de inocencia e implantó la presunción de culpabilidad aplicable a todos los sospechosos de filiación o cercanía al comunismo, pero aun así, todos los expedientados debieron comparecer para su defensa ante el Comité del Senado de los EE UU. Aquí, en la España de ahora, no es así. Basta solo un informe partidario del profesor Viñas, siendo suficiente para mandar a los infiernos a Juan de la Cierva, Menéndez Pidal, Ramón y Cajal y tantos otros por profesar una ideología cercana a las derechas.
Lo que pretenden hacer es muy gordo. Están resucitando la 'Damnatio memoriae' romana, que era la condena que efectuaba el Senado romano contra los enemigos del Estado, borrando sus nombres y su memoria. Pues miren ustedes, yo aquí estoy proclamando la otra institución romana: la del Apoteosis de Don Santiago.
El desprecio, la ignorancia y el trato que le están dando al bueno de Don Santiago es la gota que ha rebasado el vaso de la cretinez de todos los que están administrando la Ley de Memoria Histórica, a la que están desprestigiando y prostituyendo ideológicamente.
La descalificación del cabeza de la 'Generación de sabios' es la escenificación de la caza de brujas que estamos viviendo. Lo peor no es solo eso, porque este Gobierno de Pedro Sánchez es como un gran iceberg que navega descontrolado a la deriva y hasta ahora solo vemos la parte que emerge sobre las aguas. Lo malo es que la dimensión de ese iceberg sumergido que ocultan las aguas, y aún está por emerger, no es de extrañar que termine en plantearnos un cambio de modelo de Estado.
A Don Santiago Ramón y Cajal lo defino en mi libro 'Breviario de Supervivencia' como modelo ideal del hombre a imitar. Es el paradigma que necesitamos. Me quedé corto. Hoy, si tuviera que volver a calificarlo, proclamaría a Don Santiago como Santo Patrón laico de todos nosotros, los supervivientes.
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