Como una cáscara vacía
LA RAMPA ·
En este octubre, mes de grandes revoluciones, la partidocracia multiplica el revoltijo y el descrédito en la AsambleaSerá casualidad o consecuencia otoñal, pero el caso es que grandes acontecimientos que marcan época aguardan a que la hoja del calendario señale octubre. En ... octubre se dieron cita la revolución rusa (1917) que elevó a Lenin (otro Vladimir) al poder; la revolución de Asturias (1934) contra el Gobierno de la República, gestada por las izquierdas y sofocada por el general Franco; el Concilio Vaticano II que promovió el Papa Juan XXIII (1962) y la aparición de Los Beatles, acontecimientos ambos que influyeron en la sociedad de nuestros días. Bien. Pareciera que políticos regionales también quisieran otro tipo de revolución, más bien revoltijo, cuya influencia es y será abundar en el desdoro de su actividad.
Como ya lo habrán leído en el periódico, no es este lugar ni ocasión para entrar en detalles de nombres de diputados que han convertido la Asamblea Regional de Murcia en un embrollo, un lío cuyo petate conlleva sueldos y subvenciones públicas, a los que no renuncian sus señorías, tan cambiantes y vivarachas ellas en asuntos de escapes y deserciones, así llamados transfuguismos.
El descrédito en el que han abundado esta legislatura es tal que legitima la duda de que estén bien empleados los 52.650 euros al año que cobran y la subvención económica que perciben por grupo. En total, más de cuatro millones de euros (4.259.170 €) que detraen del erario público regional, según las cifras oficiales del año 2020.
A partir del último acto del sainete –cuyo entremés se espera orillar hoy en la Junta de Portavoces– variará el pormenor de las cifras, pero no el monto global. Y si me refiero al dinero es porque de él nace el nuevo enredo que hoy ocupa la agenda política regional, como de costumbre ordenada por... Madrid. En la capital se reunieron Feijóo y Abascal para escribir el borrador del guion que López Miras y Antelo pasaron a limpio en Murcia. El resultado, en este minuto de partido es que, en el Grupo Mixto, más mestizo que nunca, tienen que compartir funciones y dinero quienes recibieron los votos dados a Podemos, Ciudadanos, Vox y expulsados de Vox.
Un galimatías que, de nuevo y a los ojos del común ciudadano, trueca el ritual de la Asamblea en tersa parafernalia. Como una cáscara vacía. Para llorar.
Para llorar y para no poder evitar el sentimiento de que me están haciendo trampa después de votar.
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