Trabajar y cotizar también para la paz
ANTONIO ALAMINOS LÓPEZ
Lunes, 13 de octubre 2025, 00:35
Trabajar es ocuparse en cualquier actividad física o intelectual. Es decir, en lenguaje llano, tener una ocupación remunerada en una empresa, una institución o un ... negocio propio. Trabajar dignifica a la persona, le permite vivir, tener los bienes necesarios, como la comida, el vestido, la casa, las medicinas, el coche, cotizar para la pensión de jubilación y las prestaciones por desempleo o enfermedad. Junto a otros gastos más prescindibles, que no enumeraré. Las condiciones laborales deben ser dignas, conciliadoras y convenientemente pagadas. En fin, que hay que dar el callo y dejarse de cuentos. Porque resulta que los jóvenes, de aquí o inmigrantes, no reciben los necesarios estímulos y ejemplos para implicarse con ahínco en el mundo laboral.
Se necesitan más imágenes en las que se vea a los políticos detrás de su mesa de despacho rodeados de papeles, eso sí, sin sobres, y manteniendo laboriosas reuniones con sus asesores y funcionarios. Otro ejemplo de trabajo lo dan los periodistas cuando los enfocan en sus redacciones, siempre escribiendo con premura las noticias en sus ordenadores o manteniendo una conexión con el presentador o presentadora de un programa informativo.
Luego están las imágenes, siempre alentadoras, del trabajo de los agricultores, ganaderos, pescadores, transportistas, albañiles, hosteleros, sanitarios, oficinistas, tenderos, etc. Suelen hacer hincapié en la dificultad, los costes elevados y el relevo generacional que suele estar mal en su oficio. Cada vez hay menos imágenes en los medios de los jubilados en sus tareas de comprar en las tiendas de barrio o paseando a la sombra en un parque, que bien ganado se lo tienen, después de las duras y largas carreras laborales de más de treinta o cuarenta y tantos años cotizados.
Ahora hay mucho mensaje de los estudiantes y sus niveles de exigencias. Los jóvenes siempre han tenido los mismos o parecidos problemas, pero hace años no se visibilizaban tanto. La solución ha sido constantemente la misma: ¡ponerse a trabajar! Y sobre todo, están los que trabajan por la paz en los distintos conflictos armados que hay en nuestro mundo, esos tienen hasta una bienaventuranza, ¡dichosos porque serán llamados hijos de Dios! ¡Sí, pero currando y cotizando, dicho sea con el debido respeto!
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