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La caballería polaca contra el coronavirus

DEMASIADO PERRO ·

Debemos de ir, aunque no nos guste, a la enseñanza telemática, de momento. Lo contrario es mandar a los profesores a una misión suicida

Viernes, 7 de agosto 2020, 02:14

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Todos ustedes conocen la historia de la mítica carga, la última y más romántica, del regimiento Pomorska contra los Panzers alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Hoy sabemos que no fue exactamente así, no fue contra los tanques sino contra las ametralladoras, pero el simbolismo es el mismo. Un regimiento de tíos cumpliendo con su deber, armados con lanzas y sables, intentando llegar a un enemigo que, saben, los va a eliminar y que te barre con una tecnológica lluvia de balas. Este episodio se utiliza ya como símbolo de aquellas batallas perdidas de antemano a las que tu jefe te manda, aún sabiéndolo, a la derrota más atroz y despiadada. En septiembre volvemos a clase, amigos.

La situación. Todos pensábamos que la situación en septiembre sería distinta. Por el calor. Todos los docentes anhelamos volver al centro, recuperar nuestras vidas y el contacto con nuestros alumnos y poder olvidar la pesadilla telemática que ha supuesto esta asquerosa experiencia del coronavirus. Yo pensaba que el calor nos daría un par de meses de tregua que nos permitirían poner en marcha el curso, afianzar la dinámica de trabajo en chicos/chicas, sobre todo con los más pequeños, y en cuanto cambiara la estación, recluirnos de nuevo y tener que volver a la enseñanza telemática. Los números no permiten esto. Tenemos más casos que cuando nos confinaron en marzo y esa es la causa de que volver presencialmente a las aulas puede ser un bombazo que potencie la epidemia, vuelva a colapsar las UCI y eleve la mortalidad en los más mayores.

Mocos. Vamos a intentar explicar que una guardería, un colegio o un instituto son lugares donde las patologías vuelan. Cuando tenemos alumnos, por ejemplo, trasplantados de médula, el médico no les deja pisar el centro en un año como poco. ¿Por qué? Porque cualquiera que haya tenido hijos sabe que cuando empiezas a llevarlo a la guarde o al cole, es brincar octubre y empieza la fiesta de los mocos. Mocos que tu hijo no suelta hasta bien entrado abril con el calor seco. Lógicamente cuando tu hijo empieza a ir al cole, lo pilla todo, y te lo pasa a ti. ¿Les suena?

Piojos. Otro ejemplo de cómo corren las cosas contagiosas en los centros educativos. Fíjense si tenemos sistemas y productos para acabar con los piojitos, muchos y muy buenos. ¿Y vuelven? Una y otra vez, una y otra, vez. ¿Por qué? Porque los chavales están codo con codo, juegan, se empujan, comparten bocadillo, se dan agua y etcétera, etcétera. Con que un papá, uno, mande a su hijo sin quedarse una semana en casa, la tenemos liada. Por eso en los centro educativos, y más con ratios de 32, las patologías vuelan: lo que toque en esa quincena, ya sea virus de estómago, 'constipao', gripes o incluso los piojitos; los centros educativos son lugares que hay que tener cerrados en una pandemia porque concentramos muchos niños en poco espacio y porque los niños lo pillan todo al estar su cuerpo haciéndose un sistema inmune. Y esto, el que haya sido papá/mamá lo sabe.

El fútbol. Pongo un ejemplo del peligro que supone abrir los centros educativos: el fútbol. La Liga volvió. Ojo, sin público. Grupos de 22 tíos sanos como soles, entrenando al aire libre, sin hacinamiento y que viajan a otras ciudades con sus mascarillas. ¿Resultado? Llegaron a la última jornada de milagro, teniendo que suspender un partido y generando ahora una movida de reclamaciones de tres pares de cojones. Brotes aquí y allá. ¿Y vamos a meter críos en aulas codo con codo, día tras día, hora tras hora? ¿Nos hemos vuelto locos?

Lógica. La lógica dice que si López Miras ha prohibido las reuniones de más de 15 personas los profesores deberíamos ser multados si nos metemos con 32 chavales en una clase. La lógica dice que no se pueden abrir los centros para 'probar' porque ese 'probar' se puede llevar por delante a miles de ciudadanos. La lógica dice que si para hacer un trámite burocrático has de pedir cita y vas con mampara, distancia y mascarilla, es porque el virus es peligroso, luego, ¿meter a los chavales en las aulas es prudente? Del coronavirus sabemos pocas cosas pero una segura es que es muy contagioso: vean los rebrotes del ocio y del fútbol. Luego debemos de ir, aunque no nos guste, a la enseñanza telemática, de momento. Lo contrario es mandar a los profesores a una misión suicida, como a la caballería polaca. Caeremos los primeros, pero luego vendrá una segunda oleada más fuerte.

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