¿Podemos comer de todo?

Las alergias alimentarias obedecen fundamentalmente a tres causas, una genética, que podemos tener y se reactiva por diversos factores como la contaminación atmosférica, la combustión de los diésel y algunas infecciones víricas. Algunas teorías recientes evidencian una relación significativa entre algunas infecciones víricas (zika, ébola, chicungunya, fiebre del Nilo, etc.) que pueden activar/desactivar algunos genes codificadores de alergias. Otra causa a destacar son los cambios en la dieta, que podemos resumir en cuatro hábitos alimentarios que se han incrementado en la actualidad: 1.-Mayor consumo de alimentos ultraprocesados con infinidad de ingredientes, todos no muy saludables, entre los que caben destacar las grasas saturadas. 2.-Menor consumo de frutas y hortalizas frescas, lo que comporta una significativa disminución de la ingesta de fibra alimentaria necesaria desde el punto de vista nutricional, y de la mecánica del proceso digestivo, vitaminas y oligoelementos. Luego, nos han educado en la compra de complementos de la dieta, el 'nicho comercial' de las grandes industrias de los complementos alimentarios, que no serían necesarios con una dieta correcta y completa. 3.-Son muchas las investigaciones y los trabajos científicos que han establecido relaciones significativas entre la composición de nuestros microorganismos digestivos (microbiota) y la sensibilidad alimentaria. A una menor riqueza bacteriana de la microbiota, casi seguro un proceso de sensibilización alimentaria .La Jolla International for Allergy and Inmunology, de EE UU, ha desarrollado estudios que concluyen en que una dieta normal estimula células de la mucosa intestinal que suprimen el rechazo por el sistema inmune, células T-reguladoras. Actualmente se están desarrollando programas muy eficaces de disminución del consumo de antibióticos sin control. La automedicación es muy peligrosa para nuestra microbiota.

Muy importante en la génesis de alergias alimentarias es la teoría de la higiene. Los que hemos pasado nuestra infancia comiendo de todo, bebiendo agua de los manantiales y acequias, y en contacto con animales, hemos sido, muy raramente, sufridores de una alergia alimentaria. Habíamos educado y desarrollado nuestro sistema inmunitario.

Un reciente trabajo que ha tenido como base el estudio de las alergias en niños amish ('Único Testigo') en EE UU, Suiza y Alemania ha puesto de manifiesto que por su estilo de vida sencillo, no comodidades en el transporte, alimentación autosuficiente y contacto con animales, solo un 0,5% presentan problemas alérgicos, frente al 7,5% de la población infantil mundial. Dos factores a favor de los niños amish son el contacto regular con animales domésticos y de granja (ordeñan y toman su propia leche) y el escaso contacto con productos industriales de limpieza e higiene.

Para finalizar con soluciones a este problema, debemos leer las etiquetas de los alimentos y sospechar de alimentos con listas de ingredientes casi infinitas, no solo la fecha de caducidad; incrementar el consumo de frutas, verduras y proteínas de origen vegetal (legumbres, algas, cereales), y algunas líneas de investigación actuales en el ámbito de las enzimas, y la desensibilización a modo de vacunas.

En la alimentación, poco prohibido, y consumir de todo con moderación. (Grande Covian).