El baile de las letras

Creo, y esto es una opinión, que un escritor debería trabajar más sus textos. Las figuras literarias contribuyen a dar fuerza

Viernes, 30 de diciembre 2022, 00:16

Al enfrentarme a este artículo de opinión me pregunto sobre qué debo escribir. Y la primera duda que me surge es ¿qué es una opinión? ... La respuesta se puede dar de muchas maneras. Lo más inmediato es utilizar un estilo sencillo y funcional: «Una opinión es un punto de vista o juicio que una persona tiene sobre algo. Puede ser basada en hechos o en la propia experiencia y perspectiva de la persona. Las opiniones son subjetivas, es decir, varían de una persona a otra».

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Este estilo claro y elemental es el que se utiliza en muchas novelas actuales, aunque para mí se aleja de la literatura. Y no me refiero a la alta literatura, críptica y elitista, sino a la literatura a secas. Creo, y esto es una opinión, que un escritor debería trabajar más sus textos. Las figuras literarias contribuyen a dar fuerza, belleza e intensidad a una obra, son las que bailan entre las letras para hacer vibrar las emociones y arrancar sentimientos al lector. Un escrito sin estos recursos es como una canción sin melodía, como una comida sin especias; se aleja del arte para convertirse en algo meramente utilitario.

La metáfora, la personificación y la onomatopeya ayudan a crear imágenes y sensaciones; la ironía y la antítesis añaden tensión, humor o incertidumbre.

Si además de informar, quisiera despertar emociones en el lector, podría reescribir la definición anterior con un estilo más literario, por ejemplo, usando metáforas: «Una opinión es un rayo que ilumina los pensamientos de una persona, destacando una gota de agua en un océano de conocimiento. Como el rayo de sol, calienta y da vida a lo que toca; como un relámpago, trae cambios y agita a los presentes. Algunas opiniones son simples veletas que cambian fácilmente con la dirección del viento; otras son una corriente de agua que fluye por un cauce con determinación y aplomo, aunque puede desbordarse y buscar otros caminos para adaptarse al entorno».

Si a la receta de esta definición le ponemos un poco de salsa con sabor a ironía, podemos evitar el efecto dramático y apelar al sentido del humor. Por ejemplo, como dijo Clint Eastwood en su papel de Harry el Sucio: «Las opiniones son como los culos: todos tenemos uno». Y podría continuar: «Sea redondo o en forma de vasija, ovalado o rectangular, mullido o huesudo, todos preferimos el nuestro y pensamos que los otros apestan. Lo único bueno es que si nos hundimos en la mierda, al menos sabremos que la mierda es nuestra».

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