El cascarrabias y genial filósofo Gustavo Bueno se burlaba de Habermas y de su optimismo neoilustrado. El filósofo riojano, un escolástico en tiempos de pensamiento ... líquido, se mofaba del filósofo franfortiano, de la siguiente manera: si una persona ve por la calle a un hombre atacando a otro con un puñal, lo que debe hacer el que observa la escena es abalanzarse sobre el atacante y, con fuerza, golpearle en el brazo para que suelte el arma.
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Y después, continúa el filósofo, cuando el agresor esté bien sujeto, con camisa de fuerza y entre rejas, quizás entonces sea el momento de dedicarle un discurso sobre la inconveniencia moral de utilizar la violencia y sobre las bondades del diálogo y de la palabra. Pero antes, concluye Gustavo Bueno, lo urgente es detener al agresor y evitar un posible asesinato. En fin, estas palabras del ya desaparecido filósofo –ay, yo tuve largas conversaciones con él, participé en algún congreso sobre su obra y echo de menos sus divertidos arrebatos–, estas palabras, digo, las he citado otras veces, como también me he referido antes a un pacifismo un poco tontorrón, adanista, voluntarioso y estéril. Sin ir más lejos, hace unas semanas, concluía esta columna con estas palabras: (...) «Que los caramelos de los nazarenos los ponga la izquierda-izquierda, que los tanques ya los pone Putin».
En fin, esto recobra su máxima actualidad con el aumento del gasto militar anunciado por el presidente Pedro Sánchez. Yo, desde luego, no me considero nada belicista, pero lo que no entiendo es la actitud de partidos como Podemos e incluso de Sumar, que es parte del Gobierno. La no demasiado disimulada simpatía hacia Putin es difícil de entender (¿son todavía recuelos 'amorosos' hacia una atroz Unión Soviética?), Putin, un agresor en Ucrania y otros lugares, y si puede en países limítrofes, un miserable dictador, un asesino psicópata. En las circunstancias actuales es lógico que Europa aumente su gasto militar de manera disuasoria.
Mientras el peligrosamente ridículo Trump esté en el poder, mientras Putin exista (presidente va a ser durante toda su vida), mientras la extrema derecha quiera acabar con el estado de bienestar propio de Europa... habrá que protegerse de alguna forma no agresiva, sino persuasiva. Pero no, los voluntariosos bien pensantes pondrán velitas pidiendo la paz perpetua mundial (ni que fuesen Kant), como el Vaticano, ahora de luto, pide el fin del satánico mal en el mundo. Pues nada, pongamos velas para la paz, que Putin ya pone los tanques.
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