No sé lo que va a ocurrir en las próximas horas y días. Escribo este artículo, que hoy lunes aparece en el periódico, en viernes ... por la mañana, de manera que es posible que tenga que retractarme de algunas de las cosas que diga ahora, pero el caso es que hasta este momento, viernes 7 de marzo, las cosas se están haciendo razonablemente bien en la Región, dentro del desastre general que han provocado las tormentas y lluvias persistentes de estos días.
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No sé si se ha aprendido de lo sucedido en Valencia en octubre o es simplemente que aquí y en otras zonas siempre se actúa de manera más eficaz y menos impresentable que allí, empezando por el señor Mazón. Hace unos días en un programa nacional de televisión entrevistaron al presidente de nuestra Comunidad, el señor Fernando López Miras, y le comentaron: «cómo se nota que se ha aprendido de Valencia», López Miras reaccionó entre indignado y orgulloso afirmando que ya en 2019, con toda la Región en aviso rojo, se reaccionó igual, y que los servicios de emergencia funcionaron.
En Lorca hubo un muerto en los primeros días de estos sucesos metereológicos. Y hemos visto cómo se rescataba de su coche a alguna persona que se había saltado los avisos de no transitar por determinadas zonas. Irresponsables, 'chotas', siempre habrá, gente que tal vez aplique un sesgo optimista y que creen que a ellos nunca les va a pasar nada, hasta que les pasa. En fin, es de esperar que sigan funcionando los servicios de emergencias, policías, bomberos, y que no haya que lamentar pérdidas humanas.
Sin embargo, más allá de lo razonablemente bien que esté funcionando todo, hay que saber que estos episodios se van a repetir cada vez con más frecuencia e intensidad en todas partes, en todo el Planeta, pero especialmente en la zona mediterránea, incluida, claro, la Región de Murcia. Yo al menos estoy muy preocupado. Seguramente yo no viviré ya lo peor que se avecina, pero pienso en mis hijas y en mis nietos y en los hijos y los nietos de todo el mundo.
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Si el cambio climático es ya irreversible, al menos podríamos abordar la creación de infraestructuras que palíen sus efectos, y eso apela a todas las administraciones. Podemos seguir en 'la ciudad alegre y confiada', pero si todo sigue igual llegará pronto un momento en el que dará igual que nos gobiernen 'mazones' o 'lópezmiras', nadie podrá parar la riada universal.
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