¿Hemos amortizado la vida y muerte de los mayores?

No hay nada que pueda frenar esa economía destructiva de producir y consumir, de tener, poseer y acaparar, la economía del máximo beneficio

Martes, 18 de enero 2022, 01:00

¿Dónde ha quedado la muerte de nuestros mayores por Covid? ¿Cómo es posible que en tan poco tiempo hayamos pasado de la memoria a ... la desmemoria, del recuerdo al olvido? ¿Cómo es posible que sus muertes, que eran algo que nos golpeaba, nos produzcan ahora indiferencia? En la actualidad, le restamos importancia sus muertes porque decimos que es una letalidad menor. Además, hay que añadir que las diversas investigaciones, tanto política como judicial, sobre lo ocurrido en algunas residencias están aparcadas o cerradas, para indignación y desesperación de los familiares.

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Pensamos, ¡Dios mío!, que sus vidas ya están amortizadas, que ya han hecho sus vidas, que les ha llegado su hora porque tienen años. Es duro y tristísimo oír expresiones como: «Qué le vamos a hacer, no se puede parar la economía. De todas formas, ellos ya han hecho sus vidas. Ahora nos toca vivir a nosotros, ahora nos toca disfrutar». No hay nada que pueda frenar esa visión de que la vida son cuatro días, por tanto, comamos, bebamos y tengamos sexo antes de que se acabe todo. No hay nada que pueda frenar esa economía destructiva de producir y consumir, de tener, poseer y acaparar, en definitiva, la economía del máximo beneficio. La muerte de nuestros mayores ya no importa. Nadie quiere que mueran, es obvio, pero también es obvio que, si hay que sacrificarlos para que la economía del consumismo vaya a buen ritmo, hay que hacerlo, aunque esto nadie se va a atrever a decirlo.

Comentaba una persona, que está en un centro del IMAS, que la gente debería tener cuidado, porque cada vez que se dispara el número de contagios, a ellos se les cortan la salidas para protegerlos y que no entre la Covid en el centro, y tiene que pasar mucho tiempo para que puedan de nuevo salir a tomarse un café o pasear, y se les suspenden las visitas de familiares. Pedía a la gente que se acordaran de ellos y que fueran prudentes. ¿Está pidiendo mucho? Según un amigo al que se lo comenté, está pidiendo un imposible: vivir teniendo en cuenta a los demás.

Esos mayores son los mismos que lucharon para que la democracia triunfara en nuestro país

Retomando la frase que escuchamos de que nuestros mayores han hecho sus vidas, ahora nos toca a nosotros vivir y disfrutar, quiero tener presente sus vidas desde la 'memoria agradecida', porque muchas de las cosas que podemos tener es gracias al esfuerzo y el sacrificio de esa generación de la posguerra que supo ofrecer su vida por construir libertad y bienestar.

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Esos mayores, de los que ahora decimos que han hecho sus vidas, son los mismos que sacaron a sus hijos e hijas adelante en un mundo de represión y de miseria. Son los mismos que trabajan de sol a sol para llevarle un pedazo de pan a su familia.

Esos mayores, de los que ahora decimos que han hecho su vida, son los mismos que lucharon para que la democracia triunfara en nuestro país. Esos mayores son los mismos que decían que lo peor que podía ocurrir era una guerra, que lo mejor era querernos y respetarnos; hacer el bien, ayudarnos y no hacernos daño. Y así lo hicieron.

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Esos mayores, de los que ahora decimos que han hecho sus vidas, son los mismos que quisieron que sus hijos e hijas no pasaran el hambre que ellos pasaron. Esos mayores son los mismos que lucharon para que sus hijos e hijas no fueran analfabetos, sino que pudieran estudiar y obtener una carrera, que no tuvieran que tener que firmar con el dedo.

Esos mayores, de los que ahora decimos que han hecho sus vidas, son los mismos que ayudaron a sus nietos y nietas para que no pasaran hambre en la crisis económica del 2008 como consecuencia de la estafa financiera. Esos mayores son los mismos que dieron sus pensiones para pagarles a sus hijos e hijas casadas recibos de luz, de agua, la cuota de la hipoteca, compra de ropa, de alimentos, hasta los regalos de los Reyes Magos.

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Esos mayores, de los que ahora decimos que han hecho sus vidas, son los mismos que han hecho de colchón familiar para aliviar la crisis económica de su entorno familiar. Son los mismos que han hecho de cuidadores de guardería cuando se les ha necesitado. Se jubilaron, pero siguieron trabajando,

Esos mayores, de los que ahora decimos que han hecho sus vidas, son los mismos que salen a luchar por unas pensiones públicas dignas y garantizarlas para las generaciones futuras, a pesar de que ellos tienen su pensión asegurada.

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¡Qué cruel pensar que la vida y la muerte de nuestros mayores por Covid está amortizada! Nuestros mayores no hicieron sus vidas, sino que con su vida hicieron posible muchas vidas y nuestra generación disfruta de lo que ellos construyeron para que tuviéramos un futuro mejor. Lo dicho, memoria agradecida a personas que nos hicieron creer en el ser humano.

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