Más allá de Andalucía

ASÍ ME PARECE ·

Feijóo ya cuenta con todos los votos de los liberales que un día apoyaron a Ciudadanos. No necesita para nada incorporar al PP a sus dirigentes

Era de esperar que el PP intentara convencernos de que los resultados electorales de las autonómicas de Andalucía suponen el inicio de un cambio de ... ciclo, el principio del fin de Pedro Sánchez. Y era de esperar que el PSOE intentara convencernos de lo contrario. Y, en cierto modo, los dos tienen parte de razón. Es verdad que la victoria del PP en Andalucía ha sido clara, contundente y magnífica. Ahora bien, es arriesgado y difícil extrapolar los resultados andaluces a otros ámbitos electorales. Esta extrapolación, aunque solo fuese aproximada, requeriría superar tres barreras, que la experiencia democrática ha demostrado que existen: la primera, la propia naturaleza de cada proceso electoral. No es lo mismo votar para elegir al alcalde del pueblo, que hacerlo para elegir al presidente del Gobierno de la nación. La segunda, de carácter territorial: no es lo mismo votar en Sevilla que en Gerona o en San Sebastián. No es lo mismo votar para hacer salir del poder a quienes lo habían ostentado casi cuarenta años, que hacerlo para consolidar en el poder a quienes llevan decenios instalados en él. Y la tercera barrera es temporal: decir hoy, junio de 2022, lo que puede ocurrir dentro de once meses, o de año y medio, es un vaticinio muy difícil. En la política española todo ocurre muy deprisa. En un mes puede suceder de todo: que una persona vea cómo se dispara su respeto y aceptación social, o que otros se hundan en el desprestigio y hasta en el olvido. Un año puede ser una eternidad. Así pues, y como mucho, podemos intentar hablar de tendencias, de lo que las urnas andaluzas nos han enseñado con respecto a cada uno de los contendientes, y sobre lo que esto puede significar en el futuro para cada uno de ellos.

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1. En la extrema izquierda, Podemos, en sus distintas versiones, ha perdido muchos votos. Y muchos escaños. Ha pasado de 17 a 7. En mi opinión, ello ha sido debido, no a la circunstancia coyuntural de su división, sino a un declive estructural, lento pero implacable, que ya se puso de manifiesto en 2019. El declive de Podemos fue maquillado por el pacto de coalición de gobierno. Pero la tendencia al declive ha vuelto a aparecer. Y otra razón es que las formaciones de extrema izquierda han perdido credibilidad social en su reiterado e insufrible discurso de supremacía moral.

2. El PSOE andaluz ha demostrado su capacidad de resistencia. Ha perdido solo 120.000 votos, y tres escaños. Y eso en el peor momento. No ha sido un desastre, como ocurrió en Madrid, cuando quedó como tercera fuerza. En Andalucía ha quedado la segunda. La organización territorial del partido ha funcionado. Pero los dirigentes del PSOE, de cara al futuro, deberían aprender varias lecciones: la primera, asumir que si el PSOE no tira, el resto de las izquierdas no sirve para nada. No se debería mantener, por tanto, en el Gobierno de la nación a quienes, desde una vicepresidencia, o desde un ministerio, intentan construir una plataforma electoral a la izquierda del PSOE, ejerciendo a la vez de gobierno y de oposición. Y, la segunda, que mantener la coalición en el Gobierno de la nación con Podemos perjudica seriamente las posibilidades electorales del PSOE.

En televisión le vi mala cara a Santiago Abascal. ¿Sabe que puede haber perdido su oportunidad histórica?

3. En mi opinión, Ciudadanos no tiene futuro. El espacio liberal lo ocupa el PP. Núñez Feijóo ya cuenta con todos los votos de los liberales que un día apoyaron a Ciudadanos. No necesita para nada incorporar al PP a sus dirigentes.

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4. En cuanto al PP, tiene razón Núñez Feijóo: la victoria de Moreno Bonilla es el triunfo de la moderación. Ha sido acertado recuperar el espacio de centro, y apartarse de la crispación populista de Díaz Ayuso. Pero, para que la ansiada 'extrapolación' sea viable, el PP tiene que trabajar todavía mucho. Ha de intentar resolver dos problemas: uno, su reducidísimo peso electoral en Cataluña y en el País Vasco. Ambas regiones constituyen una parte muy importante del censo electoral. Y el otro problema es que, si no se alcanzase la mayoría absoluta, el PP no tiene en este momento posibilidades de llegar a pactos parlamentarios con prácticamente nadie, ni siquiera con los regionalistas no separatistas. Han sido muchos años rompiendo puentes. Es verdad que siempre les quedará Vox. Pero parece que Núñez Feijóo no quiere el apoyo de la extrema derecha.

5. Y, por fin, Vox. Ha sacado 100.000 votos más que en las autonómicas de 2018, pero muchos menos de los que obtuvo en las generales de 2019. Y, lo que es peor, muchos menos votos y menos escaños de los esperados. ¿Es un punto de inflexión en lo que parecía su imparable crecimiento? ¿El principio del fin? ¿El fin del principio? En la noche del recuento electoral, a través de la televisión, le vi mala cara a Santiago Abascal. ¿Sabe que puede haber perdido su oportunidad histórica?

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