El agua, un compromiso de todos
El anuncio de aumentar los caudales ecológicos del Tajo pone en peligro la actividad agrícola de la Región, pilar de su estructura económica
Recordaba recientemente Ana María Tomás, en su 'Tirando a dar', que decían los clásicos antiguos que la agricultura era la ocupación más digna de todo ... hombre. Y opinaba que seguir sintiéndose libre al ocuparse de trabajos agrícolas es la mayor muestra de valentía, de coraje y, sobre todo, de triunfo de la esperanza sobre la adversidad. Efectivamente la esperanza es, quizá, el principal recurso que tienen los agricultores para afrontar tanta y tanta adversidad, es la fuerza a la que se aferran para vencer, y vencerse a sí mismos, ante tanto agravio de la más diversa naturaleza, sea o no provocado.
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Viene a cuento por el anuncio que hace el Ministerio de Transición Ecológica de aumentar los caudales ecológicos del Tajo, que, de llevarse a cabo, supondrá una reducción drástica del agua trasvasada poniendo en peligro la actividad agrícola de nuestra Región, pilar fundamental de su estructura económica.
Propone fijar un caudal ecológico de 8,65 metros cúbicos por segundo en el horizonte 2027, equivalentes a 80,6 hectómetros que se restarían del agua que viene al Levante, esto es, una reducción de volumen del 40% de lo trasvasado actualmente. Esto, en sí mismo, es un torpedo con efectos retardados a la línea de flotación de nuestro modelo económico.
En España hay agua para todos sin necesidad de agredir el medio ambiente con los costes desorbitados de la desalación
Lamentablemente, la propuesta recogida en el Plan del Tajo, con el aval del Ministerio, está exenta de diálogo y, como dice el Scrats, no se sustenta en razones técnicas ni jurídicas y, al margen del plazo abierto para presentar las alegaciones que se estimen oportunas, se ha perdido una magnífica oportunidad, otra, de abrir una negociación integradora tanto de territorios como de intereses de las cuencas cedente y receptora.
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Desde la Mesa del Agua de la Región de Murcia, foro de amplia participación de agentes sociales y económicos, hemos reclamado diálogo y negociación en busca de un deseado consenso nacional que contemple las nuevas circunstancias del cambio climático. Asimismo, hemos transmitido a los grupos políticos representados en la Asamblea Regional la necesidad de actualizar el Pacto Regional del Agua suscrito en 2018.
En España hay agua para todos y agua para siempre sin necesidad de agredir el medio ambiente con los costes energéticos desorbitados que conlleva la desalación: vierte agua dulce al mar y ya después la tomamos para hacerla de nuevo dulce. ¿Tiene ideología el agua?, sea dulce o salada. O, de las decenas de trasvases que hay en España, ¿solo tiene ideología el del Tajo-Segura?
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Lo cierto es que, una vez más, y son varias, se proponen cambios que cercenan la viabilidad del acueducto Tajo-Segura, aspiran a poner fecha a su cierre para riego sin ofrecer alternativa en igualdad de condiciones, o, en su defecto, ofrecer las indemnizaciones correspondientes para compensar a las miles de familias que perderían su medio de vida.
Desde Croem y sus organizaciones territoriales se ha resaltado que el impacto de tal reducción trasciende más allá del sector agrario, dado el inmenso entramado de relaciones económicas con otras ramas productivas, sea industria transformadora, sector exportador, tecnología, logística y transporte, metalmecánica, envases, diseño, ingenierías diversas, publicidad, marketing, ferias y un largo etc.... y, cómo no, a nuestras universidades, muy comprometidas con sus aportaciones tanto de investigación, trabajos y estudios, como de formación especializada de nivel superior.
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Es sabido que la llegada del Trasvase en 1979 abrió nuevas posibilidades de desarrollo social y económico, aumentando producciones y generando valor añadido al campo y a su industria derivada. Frenó la emigración y generó más de cien mil empleos. Y ello en una Región que, en términos de riqueza per cápita, se encuentra muy por debajo de la media española y, en el contexto económico de los últimos años con dos graves crisis sucesivas, nada apunta que mejore su convergencia.
El agua es un bien de dominio público de titularidad estatal y corresponde al Gobierno de la nación ejercer sus funciones para que su uso sea racional y solidario e igual para todos los españoles. Ni más ni menos que lo ocurre con otros muchos bienes que se llevan, transportan o trasvasan de donde se producen hacia donde son necesarios para el bienestar de los ciudadanos.
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Corresponde pues y ahora, a la sociedad murciana, a todos los que habitamos esta Región reclamar, desde la unidad y sin fisuras, otras alternativas que no dificulten todavía más nuestras posibilidades de crecimiento y desarrollo.
Vivimos un momento histórico para actuar y exigir, con toda nuestra energía, mantener y defender lo que tenemos, es tiempo de compromiso con nuestra Región y solidaridad con los agricultores para que triunfe la esperanza, hecha realidad, sobre la adversidad.
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