Vuelvo a las páginas del diario LA VERDAD, como cada año por estas fechas desde que soy presidente de Croem, con el ánimo de compartir ... algunas reflexiones acerca de este 2021 que se acaba y que nos ha tenido otra vez preocupados por la incidencia que ha tenido la pandemia en todos los ámbitos, sobre todo en el empresarial. Y aunque las expectativas para 2022 sean mejores, se observan turbulencias que nos preocupan.
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En el momento de escribir estas líneas, ha vuelto a crecer la preocupación por el notable incremento de contagios en España, un hecho generalizado en toda Europa. La diferencia de lo que se considera ya sexta ola es que el proceso de vacunación está muy avanzado y es cada vez menor el número de personas que no cuenta con alguna vacuna. Este es el camino a seguir si pretendemos controlar esta nueva expansión, de manera que sus efectos sean los mínimos.
Es el proceso de vacunación el que permite hacer esta vez un llamamiento a la tranquilidad para evitar que cunda el alarmismo y este se vuelva a traducir en restricciones en la actividad de sectores clave como el turismo, el ocio y el comercio. Y también en limitaciones a la movilidad de los ciudadanos. No nos podemos permitir dar más pasos atrás en este sentido. Al contrario, tenemos que poner bases sólidas para recuperar los sectores más dañados. Por eso, es incomprensible que haya que pensar incluso en la devolución de las tan cacareadas ayudas directas a empresas y autónomos asignadas a nuestra comunidad ante la imposibilidad de su tramitación.
Costó mucho esfuerzo asumir las nuevas condiciones de vida a las que obligaba el virus, tanto en lo personal como en lo laboral. Una travesía dura que supuso privarnos de libertad, adaptarnos al nuevo contexto, trabajar en la protección de empresarios y trabajadores y plantear planes de recuperación de actividades. Todo esto ha permitido que las empresas, que han respondido con mucha responsabilidad desde el primer momento, hayan podido seguir creando riqueza y salvaguardando el empleo.
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Llegamos a este final de año con un contexto aún marcado por la pandemia y con incertidumbres para la empresa provocadas por la revisión a la baja del PIB, el alza de los precios y su repercusión en el consumo, los problemas logísticos a nivel mundial, la presión fiscal y el reto de la digitalización. En el caso de nuestra región, hay que añadir cuestiones enquistadas y que son recurrentes cada vez que iniciamos anualidad, como la amenaza real al futuro del Trasvase Tajo-Segura, la situación del Mar Menor o el lento avance en materia de infraestructuras. Parece que en 2022 veremos llegar por fin la Alta Velocidad, aunque a la vista del historial de incumplimientos habrá que poner en cuarentena esta afirmación.
Desde el Pacto de San Esteban en 2001, hemos escuchado previsiones, algunas de ellas disparatadas, y soportado decisiones políticas que han condicionado la entrada del AVE a Murcia. Lo cierto es que esta confederación informó de los plazos reales que tendría la infraestructura y tuvo que soportar críticas por ello. El tiempo ha dado la razón a Croem. Puede ser en 2022 o a inicios de 2023, pero en todo caso la incorporación a la red AVE debe suponer un punto de inflexión, porque hasta Galicia se nos ha adelantado.
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Mientras ese día llega, seguiremos reivindicando todo cuanto esta región necesita para estar en primera línea y hacer de ella un ejemplo de innovación, modernización y sostenibilidad. No lo tenemos tan fácil como otros territorios porque arrastramos carencias, además de las de infraestructuras, derivadas de un deficiente sistema de financiación que ninguno de los distintos gobiernos que ha tenido España ha corregido. Son las desigualdades que ampara el Estado de las autonomías y que debemos exigir ya que sea rectificado sin más demora.
Seguiremos defendiendo también el diálogo social como clave en las relaciones de empresas y trabajadores y con los propios gobiernos, y haremos todo cuanto esté en nuestras manos para solventar los problemas que surjan en este campo.
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Y, en este 2022 que ya se tenemos encima, seguiremos reivindicando unidad. No nos vamos a cansar de repetirlo. Estamos cansados de asistir a la confrontación entre administraciones por ser de distinto signo político. Esta dinámica no se ha traducido en algo positivo para la Región de Murcia, así que pido responsabilidad, compromiso y más seriedad a la hora de defender los intereses de nuestra región, algo que debemos hacer más unidos que nunca en un año que tiene que servir para avanzar.
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