La vida secreta de nuestros compañeros de clase
Los 120 integrantes del Proyecto Encebra ya suman en dos años más de 10.400 citas sobre las 78 especies de mamíferos que llevan localizadas en la cuenca del Segura
GINÉS S.FORTE
Martes, 16 de febrero 2021, 22:29
No existe un área más llamativa en la naturaleza para el ser humano que la que conforman nuestros compañeros de clase en el reino animal: ... los mamíferos ('Mammalia'). Quizá se deba a que somos uno entre ellos, a que compartimos un mismo espacio y, con frecuencia, competimos por unos mismos recursos, o tal vez porque desde hace milenios llevamos extrayendo sus pieles para cubrirnos, su carne para alimentarnos e incluso nos hemos servido de las capacidades sociales de algunos para domesticarlos.
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Por el motivo que sea, nada nos resulta más mediático de un hábitat que sus mamíferos, como corrobora la producción constante de documentales sobre ellos. Con esta premisa sorprende que apenas existan catálogos reseñables acerca de la presencia de estos animales en la Región de Murcia. Uno de los más destacados se presentó hace apenas un lustro bajo el título de 'Atlas de los mamíferos de Yecla'. En él, una decena de expertos puso los puntos sobre las íes de la situación de estas especies en el más norteño de nuestros municipios a lo largo de más de 300 páginas, editadas por la Asociación Naturalista para la Investigación y Defensa del Altiplano (Anida). El atlas yeclano, al que el biólogo y fotógrafo catalán Albert Masó, asesor de 'National Geographic', se refirió en su presentación como un documento «muy raro, por no decir que es único», está siendo emulado y ampliado desde hace exactamente dos años por un proyecto mucho más ambicioso. Se le ha bautizado como Encebra, en honor a un antiguo, y casi mítico, équido salvaje extinguido de ésta y de todas las tierras en el siglo XVI.
En torno a 120 personas colaboran ya en una iniciativa que arrancó en febrero de 2019 con 60 naturalistas e investigadores empeñados en extender a toda la cuenca del Segura el estudio de los mamíferos que campan por su geografía. Detrás se encuentra el impulso de asociaciones como Anida, ANSE, ASE, Caralluma, Caramucel, Conocer Moratalla, EE AA, Meles, Naturactúa, Sebi y Stipa. Es decir, la flor y nata del conservacionismo del Sureste peninsular al servicio de un empeño en el que también participan expertos de la Universidad de Murcia (UMU), la Universidad Miguel Hérnández de Elche (MH) y el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC), entre otras instituciones científicas.
Pese al interés que despiertan, aún existen notables lagunas sobre los mamíferos del Sureste de España
Al igual que en el precedente yeclano, el nuevo atlas ha dividido en cuadrículas de 10x10 kilómetros su área de estudio. Son 238 de estas enormes casillas (10.000 hectáreas cada una) para abarcar toda la cuenca del Segura (prácticamente la Región de Murcia al completo más porciones de las provincias de Alicante, Albacete, Jaén, Granada y Almería). Es un inmenso espacio que incluye desde costas a montañas de más de 2.000 metros, pasando por semidesiertos, estepas y bosques, y del que los estudiosos prevén seguir extrayendo información más allá de la próxima primavera (cuando inicialmente iba a concluirse). El objetivo final es publicar el llamado 'Atlas de los mamíferos de la cuenca del Segura', «un documento científico-técnico que ayudará a una mejor gestión y conservación de este grupo animal, así como a un mayor conocimiento por parte del público en general», según sus artífices.
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De momento, y a partir de los datos recopilados hasta el pasado diciembre, el proyecto ha recabado por encima de 10.400 citas de un total de 78 especies de mamíferos. Son 26 más que las localizadas en el precedente yeclano, lo que resulta lógico porque comprende más hábitats y muchas más cuadrículas (apenas había 15 en el trabajo precedente). Pero, de otra parte, no es nada desdeñable, teniendo en cuenta además que en la investigación del Altiplano se evidenció la presencia de especies como el gamo ('Dama dama'), el muflón ('Ovis orientalis musimon'), el ciervo ('Cerbidae') y la cabra montés ('Capra pyrenaica'), que hasta hace poco se consideraban extintas en la zona.
De momento, la mayoría de las citas recopiladas en el proyecto Encebra se corresponden con carnívoros (casi 3.000), seguidas por las de cetartiodáctilos (jabalíes, bóvidos y cérvidos), lagomorfos (conejos y liebres), cetáceos (delfines, ballenas y cachalotes) y roedores (ratones, ratas y topillos, entre otros). Las menos numerosas conciernen con los órdenes de quirópteros (murciélagos) y eulipotiflos (erizos, musarañas, musgaños y topos), lo que no implica necesariamente una mayor escasez, sino que se trata de grupos particularmente difíciles de detectar. Sobre especies concretas, destacan una presencia mayor de la contada hasta ahora del musgaño de Cabrera ('Neomys anomalus') y el topo occidental ('Talpa accidentalis') y las indagaciones que se están haciendo sobre comadrejas ('Mustela nivalis') y turones ('Mustela putorius'), de los que se percibe un notable declive desde hace años.
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Costumbres esquivas
Las costumbres esquivas de muchos mamíferos han dificultado su observación hasta que la tecnología ha cubierto el espacio que los sentidos humanos no alcanzan, lo que explica en buena parte la escasa documentación disponible hasta ahora sobre unos animales que, sin embargo, despiertan un gran interés. Y que además intervienen en numerosos procesos ecológicos básicos para los ecosistemas, como «la dispersión de semillas, la depredación, el control de plagas, la herbivoría y la construcción de elementos claves del paisaje, como madrigueras o represas en ríos».
Los nuevos avances permiten ahora seguirles la pista con mayor facilidad. Cámaras de fototrampeo, detectores de ultrasonidos y hasta técnicas moleculares de secuenciación masiva de ADN, entre otros, nos abren una ventana a la intimidad escurridiza de unas especies para las que ya no se requiere una alta especialización en su rastreo. Las nuevas herramientas facilitan la participación en estos trabajos a un mayor número de personas sin un perfil demasiado cualificado.
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De ahí que ahora sea posible una iniciativa altruista basada en ciencia ciudadana como el Proyecto Encebra para completar las amplias lagunas que aún existen en el conocimiento de los mamíferos que habitan el Sureste ibérico. Esta es además una geografía profundamente transformada por la actividad humana en las últimas décadas. Los profundos cambios antrópicos afectan directamente a la presencia de mamíferos en la zona, unos seres a los que debemos una sostenible vecindad si no queremos acabar conservando su presencia únicamente en documentales y revistas, al igual que ahora solo recordamos a las antiguas encebras a través de las crónicas medievales que legaron nuestros antepasados.
Atrapados al vuelo
La atención mediática que concentran ejemplares de la entidad de lobos, osos, bisontes y ballenas a través de documentales, revistas, libros y películas, y a las que precisamente por ello se les denomina «especies bandera», apenas alcanza, sin embargo, a «otros órdenes de mamíferos muchos menos carismáticos y con similar grado de amenaza». Se trata de animales que, de acuerdo con las explicaciones que aportan los miembros de la Comisión de Coordinación del Proyecto Encebra en el número 39 de la revista Eubacteria de la Facultad de Biología de la UMU, «han sido históricamente olvidados, como es el caso de insectívoros, roedores y quirópteros».
Estos últimos, que son los singulares mamíferos voladores, se encuentran entre los 'Mammalia' más difíciles de localizar. Pero el trabajo de ANSE en el área de estudio del Proyecto Encebra ha permitido registrar hace unos meses en la zona tres nuevas especies de murciélagos. Entre ellas figura el murciélago de bosque ('Barbastella barbastellus'), localizado en pinares maduros del Noroeste de Murcia y Suroeste dentro de una iniciativa distinta a la del proyecto Encebra, pero de la que sin embargo esta se beneficia para completar el futuro 'Atlas de los mamíferos de la cuenca del Segura'.
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