El rincón más rico en especies de Europa

La naturaleza del Sureste peninsular atesora una de las áreas con más endemismos del continente, gracias a unas características geológicas, geográficas, climáticas y evolutivas únicas

GINÉS S.FORTE

Martes, 20 de octubre 2020, 21:41

La riqueza natural que aparentan los verdes bosques del norte de Europa solo compone un espejismo de patrimonio botánico comparado con el árido Sureste español. ... Aquí, en contra de lo que podría creer un observador inexperto, se guardan muchos más tesoros biológicos que en las áreas húmedas del Viejo Continente. En el pequeño espacio biogeográfico número 17 (correspondiente a la provincia murciano-almeriense, según la nomenclatura que emplean los expertos) se agrupa una de las principales concentraciones de endemismos de Europa. Es decir, es una de las regiones con mayor número de especies únicas (no se encuentran en ninguna otra parte del mundo) que existe en el inmenso espacio que va de Portugal a la Rusia occidental, y desde Suecia hasta Malta. Solo le supera Sierra Nevada, colindante a esta zona, «si excluimos las Islas Baleares y, por supuesto, Canarias», puntualiza la catedrática de Botánica de la Universidad de Murcia (UMU) Rosa María Ros Espín.

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El doctor en Biología Félix Carrillo explica que en la citada provincia biogeográfica murciano-almeriense se encuentran medio centenar de endemismos exclusivos. ¿Es mucho o poco? «Ten en cuenta que Holanda no tiene ninguno... Bueno, creo que a fuerza de mirar han hecho endémica una zarza (género 'Rubus')», bromea Carrillo, coautor de la guía de árboles y arbustos autóctonos que la Comunidad Autónoma editó hace un lustro. En cambio aquí, apunta el botánico, «tenemos muchas especies de los géneros 'Helianthemum' (jarillas o estepicas), 'Sideritis' (rabogatos), 'Teucrium' (zamarricas), 'Thymus' (tomillos)»... Y «todavía se siguen encontrando nuevos endemismos en la Sierra del Segura, incluida Moratalla», apostilla.

«Murcia», añade el especialista, «tiene además iberoafricanismos exclusivos de su territorio político». Es decir, especies que únicamente se encuentran aquí dentro del continente europeo, aunque sí están presentes en varios puntos del norte de África. De estos se cuentan unos 30. Es el caso del ciprés de Cartagena ('Tetraclinis articulata'), «del que restaban en 2013 poco más de 8.500 árboles naturales», si bien ahora existen casi 4.700 ejemplares más, gracias al trabajo del proyecto europeo Life, coordinado por la Dirección General de Medio Natural, apunta Carrillo.

La Región fue uno de los reservorios genéticos de Europa durante las glaciaciones

Precisamente la proximidad con el continente africano explica «fundamentalmente» nuestro elevado número de endemismos. Esa vecindad favoreció un «intercambio de taxones, sobre todo cuando ambos continentes han estado en contacto, por ejemplo en el Mesiniense, hace 5,5 millones de años». En aquel periodo el mar volvió a separar Europa de África, pero algunas plantas que compartían ambos espacios quedaron en algunos puntos del sur de la península Ibérica, incluida Murcia, y de ellas surgieron nuevas especies. Esta área, además, cuenta con zonas montañosas, caracterizadas por ambientes especiales más fríos y húmedos, lo que ha generado «procesos de especiación» que han dado lugar «a endemismos como el Narciso de Villafuerte ['Narcissus nevadensis subsp. enemeritoi']», del que el Atlas y Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada de España recoge «que se conoce una sola población con poco más de cien individuos».

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Glaciaciones

Otro proceso clave fueron las glaciaciones pleistocénicas, en las que gran parte de Iberia no quedó cubierta por un casquete de hielo, lo que permitió que en ella siguieran creciendo plantas y animales, sobre todo en el área sur, la más cálida, que es donde se incluye la actual Región de Murcia. Esa calidez y aridez propia de las zonas bajas de esta región ha generado también la aparición de taxones adaptados a estas condiciones.

«Se siguen encontrando nuevos endemismos en la Sierra del Segura», revela el biólogo Félix Carrillo

El profesor Pedro Sánchez Gómez, del departamento de Biología Vegetal de la Facultad de Biología de la UMU, detalla que las latitudes más sureñas sirvieron «de reservorio genético para el resto de Europa en los períodos interglaciares», de modo que «las plantas que ahora hay en el centro y el norte de Europa proceden de los bastiones del sur», como la Península Ibérica». Se trata de plantas que no llevan más de 10.000 o 12.000 años en las áreas septentrionales, «por lo que no tienen endemismos».

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Garbancillo de Tallante.

'Astragalus nitidiflorus' es una planta exclusiva de Cartagena. Se la consideraba extinguida, hasta que en 2004 fue localizada de nuevo. Life Garbancillo

Dragoncillo de roca.

'Antirrhinum subbaeticum' solo se encuentra en Moratalla, además de tres poblaciones en Albacete (El Batanero, Río Mundo y Potiche). Flora Protegida

'Helainthemum motae'

Especie recientemente descrita, muy amenazada y desconocida, hallada principalmente en varios puntos de Águilas próximos a Almería, donde también se encuentra. Flora Protegida

'Mapa biogeográfico de Europa

La pequeña, en comparación con las demás, provincia biogeográfica murciano-almeriense (número 17) aparece en rojo en la imagen. Salvador Rivas-Martínez, Ángel Penas y Tomás Díaz / Universidad de León

«Sin embargo, nuestro peculiar clima mediteráneo más árido, nuestra peculiar geología, nuestro intercambio genético con África y con zonas del mediterráneo oriental, y sin grandes extinciones, nos ha permitido la especiación y supervivencia de numerosos endemismos ibéricos e iberoafricanismos, sobre todo en el Sureste ibérico», resume el profesor Sánchez Gómez.

«Tenemos una región extremadamente diversa en ambientes», amplía Jorge Sánchez, biólogo de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE). Aquí, concreta, «hay muchas cosas en un espacio muy pequeño: dunas, saladares, sierras litorales, ríos, sierras de interior, alta montaña», y «con un gradiente de precipitaciones y temperatura muy acusado desde el litoral a las altas montañas». La catedrática Ros Espín señala además «la diversidad geológica, y por tanto de suelos» de la Región como un elemento más que explica la enorme cantidad de endemismos que crecen aquí. «Tenemos sustratos especiales que son un filtro para las plantas por su toxicidad o por su pobreza en nutrientes (saladares, yesos, metales pesados, dolomías, dunas, suelos volcánicos, etc.)», abunda Sánchez.

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Muchas de estas especies están consideradas vulnerables o directamente en peligro de extinción

La rica diversidad de la Región de Murcia lleva a un desigual reparto de especies únicas. «Tal vez sea Sierra Espuña donde más endemismos se contengan», señala Carrillo, «puesto que es una zona de ecotono [de transición entre dos ecosistemas distintos], a caballo entre la provincia murciano-almeriense (zona térmica y árida) y las zonas húmedas de las montañas del interior (Caravaca-Moratalla y sierras del Segura)».

La catedrática Ros Espín destaca por su parte «las zonas costeras en general por su mayor aridez y frecuente presencia de suelos arenosos y salinos (desde San Pedro del Pinatar, pasando por las riberas del Mar Menor, hasta Águilas)». Jorge Sánchez apunta por su parte a «las zonas más áridas y más bajas de la Región de Murcia» como las que «concentran buena parte de los endemismos». Para el profesor Pedro Sánchez «no hay que desdeñar los endemismos de influencia levantina en el Altiplano». Los propios de las montañas también son citados por los expertos consultados.

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El cambio climático y las especies invasoras figuran entre las amenazas para nuestras plantas endémicas

En suma, son numerosas las áreas distintas de la Región de Murcia que atesoran multitud de endemismos. Algunos de ellos son la Siempreviva azul ('Limonium album'), que solo se encuentra en el municipio de Lorca, sobre suelos relativamente tóxicos donde no crece casi nada más; la Siempreviva de Cartagena ('Limonium carthaginense'), que vive entre este municipio y el de La Unión, sobre suelos con alto porcentaje de metales; el garbancillo de Tallante ('Astragalus nitidiflorum'), al que se daba por extinguido hasta su reaparición en Cartagena este mismo siglo (en la actualidad es protagonista de un proyecto europeo Life para su recuperación); la jara de Cartagena ('Cistus heterophyllus subsp. carthaginensis'), que ha llegado a considerarse en peligro crítico; la 'Moricandia moricandioides subsp. pseudo-foetida', sin un nombre común porque ha sido recientemente descrita, y que solo se ha encontrado en el Puerto del Garruchal, en el municipio de Murcia; la 'Helianthemum marminorense', con presencia en arenales de San Pedro del Pinatar y Calnegre; la esparraguera del Mar Menor ('Asparagus macrorrhizus'), descrita esta última década; el dragoncillo de roca ('Antirrhinum subbaeticum'); la manzanilla de Escombreras ('Anthemis chrysantha'); la taramilla de arenal ('Helianthemum guerrae'); la zamarrilla de Cartagena ('Teucrium carthaginense'); el cardo amarillo de roca ('Centaurea saxicola'); la 'Coronilla talaverae'; la 'Helainthemum motae', y la 'Astragalus castroviejoi', por citar únicamente las que destacan los expertos consultados para este reportaje. «Puff, son tantas, que podría estar horas hablándote de ellas», ilustra el profesor Sánchez Gómez, que ha participado en el descubrimiento de varias de ellas.

Jara de Cartagena.

'Cistus heterophyllus' es un endemismo iberolevantino presente solo en dos poblaciones, una en Cartagena y otra en la localidad valenciana de La Pobla de Valbona. La Verdad

Esparraguera del Mar Menor

La 'Asparagus macrorrhizus' es una especie exclusiva del entorno del Mar Menor, donde crece de forma dispersa, especialmente en la zona norte. La Verdad

'Coronilla talaverae'

Encontrada en el sur de Mazarrón, y con presencia también en varios puntos del municipio almeriense de Pulpí. Es una nueva especie recientemente descubierta. Pedro Sánchez Gómez

Sabina de Cartagena

'Tetraclinis articulata', también conocido como ciprés de Cartagena, es un árbol de hasta 14 metros del norte de África que en Europa solo se encuentra en Cartagena. Félix Carrillo

Frente a tan singular riqueza biológica de la Región, la mala noticia es que muchas de sus especies únicas están catalogadas en el archivo de las vulnerables o directamente en peligro de extinción. Su futuro se presenta en gran medida sombrío. Félix Carrillo pone la alarma en las consecuencias previsibles del cambio climático, que puede llevar a «que algunas especies pierdan completamente su nicho ecológico en condiciones naturales en Murcia». En ese caso, aventura, «tendrán que ser teleasistidas por el personal competente, que deberá realizar plantaciones en los lugares donde se den sus condiciones ecológicas adecuadas, amén de la pertinente conservación de semillas ex situ en bancos de germoplasma, a la espera de que la situación revierta». Más que por el cambio climático, que «es algo que ocurre desde que la Tierra existe», Sánchez Gómez está «más preocupado por la pérdida de diversidad biológica por la destrucción, fragmentación y alteración (incluida la contaminación) de los hábitats naturales». Carrillo añade la amenaza de las «especies exóticas invasoras que pueden llegar a ocupar su nicho ecológico, amenazando su adecuada supervivencia».

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Cambio climático

«El futuro es bastante incierto», resume Jorge Sánchez, de ANSE, y apunta a «los endemismos de alta montaña» entre los que se van a ver afectados particularmente por el cambio climático, «ya que no pueden subir más en altitud».

Pero, además de los peligros que entraña el futuro, Ros Espín incide en que «también es de esperar que el proceso de especiación, que es uno de los motores de la evolución, de lugar a otras especies adaptadas a las nuevas condiciones».

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Entre tanto, Carrillo sugiere «mantener y aumentar el esfuerzo de personal bien formado y recursos por parte de las administraciones competentes en medio ambiente» para gestionar «las especies amenazadas, raras y endémicas de modo adecuado, tanto en tiempo presente como con vistas al futuro». Pedro Sánchez está de acuerdo en que «la protección legal es el primer paso», y recuerda que la Región «en su día, año 2003, fue pionera en España» en este ámbito, lo que no implica que aún no queden cosas por hacer, añade, y señala la existencia de fallos en la gestión, sobre todo por la falta de personal especializado en la protección de la flora. Jorge Sánchez advierte de que, «paradójicamente, es a veces la Administración la que frena los proyectos de conservación de especies endémicas».

La catedrática de la UMU coincide en que «la mejor protección de la riqueza medioambiental es la que realiza la administración», limitando actuaciones sobre «determinadas áreas de interés botánico», sin olvidar «la responsabilidad ineludible que tenemos todos los ciudadanos de respetar la naturaleza». Rosa María Ros Espín se refiere a la importancia de no cortar flores en el campo, de respetar las prohibiciones de acceso a áreas protegidas y de no recolectar musgos de las sierras para los belenes, por ejemplo.

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«Las plantas son el patito feo de la conservación, si lo comparamos con el mundo animal», concluye el especialista Sánchez Gómez. «A nivel de concienciación, queda mucho camino por recorrer, y eso es responsabilidad de las administraciones públicas a todos los niveles, desde los ayuntamientos hasta las universidades, además de los medios de comunicación».

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