Una nueva especie esculpida en piedra
Los paleontólogos hallan restos fósiles de un ratón hasta ahora desconocido para la ciencia que vivió hace 4,5 millones de años en Librilla
GINÉS S.FORTE
Martes, 26 de enero 2021, 21:12
Tradicionalmente, la descripción de una nueva especie conlleva la muerte del animal para conseguir un espécimen tipo. El ejemplar pasa a custodiarse en una colección ... de historia natural, donde se le conserva en las condiciones necesarias como patrón de referencia. En el caso que nos ocupa, el del ratoncillo 'Paraethomys baeticus', ha sido la propia naturaleza la que se ha encargado de preservar su estado con el suficiente cuidado como para que los científicos pudieran encontrarlo 4,5 millones de años después.
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El pequeño 'Paraethomys baeticus', sin nombre común por no haber compartido época con el ser humano, ha aparecido en la Sierra del Cura, a unos dos kilómetros al norte de Librilla, en un espacio en el que se han documentado hasta siete niveles paleontológicos distintos. Es un registro paleontológico «excepcional para el estudio de la evolución de pequeños mamíferos desde hace entre 7 y 4,6 millones de año», explica el paleontólogo Pedro Piñero. El yacimiento más reciente, conocido como Sifón Pista, de hace unos 4,5 millones de años, preserva evidencias de ratones, hámsteres y lirones ya desaparecidos. Entre ellos «se han identificado varios restos de una nueva especie, hasta ahora desconocida para la ciencia, y descrita formalmente en el yacimiento de Baza 1, en Granada», considerado como «uno de los registros paleontológicos más importantes de Europa».
Piñero, que es investigador postdoctoral en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Plata, en Argentina, se ha encargado de estudiar la colección de roedores que recuperó en el depósito de Librilla a principios de los años 2000 un equipo de paleontólogos encabezado por el doctor Jordi Agustí. Entre los restos estudiados se encontraba nuestro protagonista fosilizado para la posteridad.
El 'Paraethomys baeticus' evidencia que en su época los grandes bosques dejaron paso a los espacios herbáceos abiertos
Como se trata de restos muy pequeños, de entre uno y tres milímetros, «no podemos usar la misma metodología de excavación que se emplea para los restos de grandes vertebrados», detalla el especialista. En este caso los fósiles se obtienen tomando muestras de sedimento que se sospecha que los contienen, para posteriormente lavarlas en tamices. A continuación, «extendemos el sedimento lavado y seco sobre una superficie con buen contraste y normalmente a la lupa binocular lo vamos chequeando todo hasta recuperar todo el material». De ese modo se obtuvo una «excepcional colección de 170 dientes procedentes de Baza, y adscritos al género de roedor extinto Paraethomys». Su estudio, precisa, «ha servido para describir una nueva especie de ratón, cuyo origen se encuentra en Librilla». Piñero ha sido el encargado, junto al también investigador Diego Verzi, de bautizarla como 'Paraethomys baeticus', en homenaje a la antigua provincia romana de Bética, territorio en el que se enclava la actual Baza.
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Obviamente ya no es posible hacer un trabajo de seguimiento y observación del animalito que permita detallar sus costumbres, pero la paleontología ofrece las suficientes herramientas como para haber trazado ya un mapa con buena información sobre este animal, que era algo mayor que el ratón de campo ('Apodemus sylvaticus') y de aspecto «bastante similar a la rata de roca Namaqua africana» ('Aethomys namaquensis').
Se sabe que el 'Paraethomys meini', la especie más antigua de su género, evolucionó hasta dar lugar a nuestra 'Paraethomis baeticus', «de mayor tamaño y con una dentición más compleja», tras la vuelta a las aguas de la entonces casi seca cuenca mediterránea hace 5,2 millones de años, tras abrirse el estrecho de Gibraltar. «Fue un momento en que pudieron verse las mayores cataratas conocidas de la historia», explica Piñero. «Precisamente, el Sifón de Librilla registra este excepcional evento de reinundación».
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El descubrimiento ha supuesto la disposición de un nuevo taxón con valor biocronológico, con lo que se pueden datar nuevos yacimientos
La nueva especie, cuya población más antigua se ha hallado en el municipio murciano, dio origen a un linaje de ratones europeos que fue aumentando su tamaño de forma gradual a lo largo del Plioceno, hasta que se extinguió hace unos 3,4 millones de años debido al establecimiento del régimen climático mediterráneo de doble estacionalidad. Las fluctuaciones meteorológicas anuales no sentaron bien al pequeño roedor, que desapareció, dejando algunas huellas de que un día estuvo aquí para que la ciencia las encontrara.
Datación de yacimientos
Su descubrimiento ha supuesto la disposición de un nuevo taxón con valor biocronológico. «Es decir, se trata de una nueva especie que sirve para la datación de yacimientos, y además lo hace de una manera muy precisa», apunta el investigador. La próxima vez que un paleontólogo se tope con el 'Paraethomys baeticus' podrá situar lo que aparezca en su mismo nivel dentro de una antigüedad de entre 4,6 y 4,3 millones de años, que es la horquilla que va de los restos más antiguos, encontrados en Librilla, a los más modernos antes de su desaparición, hallados en Gorafe, Granada. «Los roedores son una herramienta de datación excelente», explica el experto. Su alta tasa de reproducción les permite evolucionar más rápido, «de esta forma, las especies de roedores suelen tener períodos de existencia cortos, antes de evolucionar a otra. Y esto es fantástico para poder conocer la edad de los yacimientos, ya que si conocemos el tiempo en que vivió una especie determinada, sabremos la edad de los sedimentos donde aparece». Además, por la configuración de sus molares, se ha deducido que el 'Paraethomys baeticus' se fue adaptando a una dieta más abrasiva, como la herbácea, lo que evidencia que hace 4,6 millones de años se redujeron las precipitaciones hasta reducir las masas forestales en favor de espacios herbáceos abiertos. «Es curioso cómo un simple ratón nos puede dar tanta información acerca de las condiciones ambientales del pasado», concluye el paleontólogo Pedro Piñero.
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Cada vez menos hallazgos
El paleontólogo aguileño Pedro Piñero cuenta que en torno a los años 1960 comenzó a florecer en España el estudio de pequeños mamíferos fósiles. Entonces aparecieron «nuevas especies más prolíficamente que ahora». Los hallazgos son ahora, en un campo más estudiado, más difíciles. Pero ocurren. «En 2019 descubrimos una rata de grandes dimensiones ('Golunda aouraghei') en un yacimiento de Marruecos». Tampoco son raros en nuestra geografía. «En 2020 describimos, precisamente en la misma sección de Librilla donde aparece 'Paraethomys baeticus', una especie nueva de hámster de grandes dimensiones que llamamos 'Hispanomys romeroi', en honor a Gregorio Romero, jefe del Servicio de Patrimonio Histórico de la Región de Murcia». Ese mismo año, el paleontólogo Hugo Blain describió una nueva especie de lagarto sin patas aparecida en el yacimiento abanillero de Quibas, del que Piñero es codirector, y la bautizó como 'Ophisaurus manchenoi', en honor al profesor de la UMU Miguel Ángel Mancheño.
Generalmente son hallazgos que se circunscriben a un único yacimiento. «Lo que no es habitual a día de hoy, y esta es la peculiaridad de la nueva especie 'Paraethomys baeticus», añade Piñero, «es que es un roedor que tenía un amplio rango de distribución geográfica, de forma que la hemos podido identificar en hasta 18 localidades del Levante español, repartidas por Granada, Murcia, Alicante, Valencia y Teruel».
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