Robo de bici, la pérdida de un ser querido
MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ PÉREZ
PRESIDENTE DE MURCIA EN BICI
Martes, 23 de octubre 2018, 22:47
La bicicleta provoca unas sensaciones positivas de libertad y alegría. Si nos roban la bici, no es de extrañar que pasemos por un periodo de luto. Afortunadamente, solo me han robado una bici en mis trece años de circulación urbana, pero sí pasé el luto de llevar una foto en mi cartera por si la veía por la ciudad para identificarla al nuevo cliente que la compró robada, además de difundirla por redes sociales por si alguien sabía de ella. El ciclista debe prevenir los robos invirtiendo en candados de cierta seguridad para amarrarla tanto a rueda delantera como rueda trasera, uniendo cuadro a la vez. Más allá de estas medidas de prevención, tiene que haber una conciencia social a nivel comunitario. Los aparcamientos en origen y destino deben posibilitar habitáculos para que el medio de transporte del vecino, profesor, estudiante o cliente de centro comercial pueda dejarse de una manera segura. Cycling Embassy of Denmark (2012) ya establecía un número de aparcamientos de bicicletas en relación a la vivienda (2,5 plazas por cada 100 m2) y a centros de trabajo/educativos (0,5 plazas por puesto). Estos aparcamientos, por ser de larga duración, deberían tener unas medidas de seguridad complementarias como cámaras de vigilancia. Además, los aparcabicis deben estar situados en el interior del edificio, restringiendo el acceso a los usuarios. Siempre habrá algún cobertizo o espacio que pueda ser usado para este cometido.
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Los aparcabicis en estaciones de transporte tendrían que estar situados en el interior y zonas concurridas y vigiladas por el personal de la estación. Desgraciadamente, la red de transporte ferroviario en nuestro país limita el transporte de bicicletas por plataforma, siendo aún más grave en nuestra Región que cuenta con trenes antiguos. En este sentido, el sistema de alquiler público de bicicletas en bancada es la solución a la intermodalidad de viajes cotidianos en espacio urbano, pero estrangula el auge del cicloturismo.
Para los aparcamientos de corta estancia, el soporte en forma de 'U' es el que da mayores garantías, pues permite el amarre tanto de rueda delantera como trasera unida al cuadro. Deben colocarse en zonas donde se prevea una afluencia importante de ciclistas, pero si el usuario no encuentra estos soportes, mejor amarrarlo al mobiliario urbano (farolas, señales de tráfico...) siempre que no perturbe la función primordial de este. Esto lo decimos con la boca grande, pues aunque algunos policías locales hayan amenazado al usuario con ser multados por amarrar la bici a mobiliario urbano, existen jurisprudencias del Tribunal Supremo que permiten a los ayuntamientos autorizar el uso de dicho mobiliario para amarrar bicicletas. Además, esto es una práctica muy frecuente en países europeos, incluso más de uno se habrá llevado una postal de recuerdo con bicis atadas a puentes de Ámsterdam.
Últimamente, se ha producido un incremento del robo de bicicletas. Esto nos ha llevado a pedir una cita con la Concejalía de Tráfico y la Delegación del Gobierno. Esperamos ser recibidos y que muestren sensibilidad por este tema. Hay varias medidas establecidas por la Administración, como es el marcaje de bicis y aparcamientos cerrados exclusivos de bicis, pero nos parecen escasas, sobre todo ante el aumento de usuarios de bicis. Cuando se produce un robo, recomendamos que la víctima siempre lo denuncie, pero también que la Policía tome los datos y establezca una patrulla específica que acuda a los lugares frecuentados por los ladrones para venderlas (tiendas de segunda mano, jardines...).
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