El profesor de la UMU José Molina, en el mirador del Alto de Bayna, en Blanca. EDU BOTELLA / AGM

José Molina Ruiz: «Hay que ser positivos y ver de dónde partíamos hace 30 años y dónde estamos»

«Las empresas y los particulares son ahora más conscientes de la necesidad de respetar el medio ambiente», afirma el director de la Sede Permanente de la UMU en Blanca

G. S. FORTE

MURCIA.

Martes, 10 de noviembre 2020, 22:09

El profesor de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Murcia (UMU) José Molina (Blanca, 1968) lleva más de 20 años recorriendo la Región ... para investigar sus sierras, sus suelos y sus posibilidades para la energía eólica, entre otros, con objetivos tanto académicos como profesionales. Sus trabajos han quedado en parte reflejados en los más de seis libros que ha escrito, los más de 70 artículos y capítulos que ha publicado «en revistas nacionales e internacionales de reconocido prestigio», y en los más de 100 congresos en los que ha sido ponente.

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–La amplia visión que ha acumulado sobre el estado del entorno natural de la Región durante estos años, ¿le lleva a creer que vamos a peor?

–Rotundamente no. Con la Ley 1/1995, de 8 de marzo, de Protección del Medio Ambiente de la Región de Murcia, dio comienzo de forma más decidida la tarea de vigilancia y control de la Administración regional sobre las actividades y sus posibles impactos, mientras asume su responsabilidad y competencias. En ese momento arrancó un proceso de adaptación, por parte de las empresas de todos los sectores económicos regionales, para el cumplimiento de sus obligaciones ambientales, relativas a vertidos, emisiones, residuos, ruidos, etc. Ha sido una tarea larga y con no pocas dificultades, pero sinceramente creo que en la actualidad, tanto las empresas como los particulares, son conscientes de la necesidad de ser más respetuosos con el medio ambiente y el nivel de cumplimiento es notable.

«Cada uno debe asumir su responsabilidad personal en beneficio del bien común»

–¿Qué está aún en nuestra mano hacer para mejorar?

–Está pendiente reforzar el trabajo de ordenación territorial de forma efectiva y real. Desde hace unas décadas se están produciendo tensiones por los usos del suelo en determinados lugares. Estas áreas concentran la mayor parte de la población y la actividad económica regional, lo que da como resultado estas fricciones. Esta competencia de usos sin regular provoca desequilibrios e impactos negativos sobre el territorio. Todos los niveles administrativos deben asumir las competencias y cooperar, lo que reduciría estas tensiones y los impactos ambientales derivados. En el ámbito personal, cada uno de nosotros debe asumir su propia responsabilidad y actuar de manera consciente, responsable y solidaria, en beneficio del bien común.

–De momento, ¿no parece que sigue funcionando el 'sálvese quien pueda'?

–Hay que ser positivos y ver de dónde partimos hace 30 años y dónde estamos hoy. Debemos seguir con la imprescindible tarea de concienciar a la sociedad, y especialmente a los más jóvenes, de la necesidad de conservar nuestro entorno para asegurar nuestro propio futuro. Nuestros científicos vienen advirtiendo de la imperiosa necesidad de un cambio y nuestra sociedad conoce la necesidad de ser respetuosos con el medio ambiente para mantener nuestra calidad de vida. A día de hoy, falta mayor implicación y participación activa para conseguir un verdadero cambio de paradigma, como apuntó [el filósofo de la ciencia] Thomas Kuhn en 1980 en su obra 'La estructura de las revoluciones científicas'.

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–¿Con tanta Covid-19 nos hemos olvidado del cambio climático, ¿cree que saldremos de esta más concienciados?

–No creo que nos hayamos olvidado del cambio climático. Lo que ocurre, a mi parecer, es que hay mucho ruido de fondo. Los medios enfocan permanentemente esta crisis sanitaria global, por su importancia social y económica. Aun así, debemos echar la vista atrás y recordar que en el confinamiento de la primavera los medios se hicieron eco de la notable disminución de las emisiones contaminantes a nivel planetario con valores no vistos en décadas. Esto puso más de relieve, para el gran público, la influencia de las actividades humanas sobre la contaminación y sus efectos globales, el efecto invernadero y el cambio climático. Cuando esta crisis sanitaria remita habrá tiempo de estudiar sus efectos sobre el medio ambiente y su impacto sobre la concienciación ambiental.

«Está pendiente reforzar el trabajo de ordenación territorial de forma efectiva y real»

–¿Qué distingue a Murcia de otros lugares en este ámbito?

–No creo que estemos ni peor ni mejor que otros lugares en este asunto. Es verdad que Murcia posee una indudable riqueza de flora, hábitat y fauna, debido a su posición de transición entre los sistemas forestales mediterráneos y los subtropicales áridos. El desarrollo económico algo tardío de nuestra región ha supuesto una ventaja sobre la conservación de esta riqueza ambiental, puesto que hasta fechas recientes estos ecosistemas no han sufrido una presión por la competencia de usos agrícolas, industriales y turísticos. Además, en paralelo, se han implementado numerosas leyes y figuras de protección ambiental.

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–¿Qué rincón natural es su preferido de la Región de Murcia?

–La Región de Murcia posee una enorme riqueza paisajística, desde la costa hasta el Noroeste y el Altiplano. Por mi trayectoria investigadora y profesional he recorrido toda la Región. Entre muchos lugares destacaría el Valle de Ricote, por su enorme belleza paisajística y su rico patrimonio natural. Es una joya acurrucada en torno al cauce del río Segura y atesora un enorme patrimonio hidráulico para disfrute de todos los murcianos.

–¿Qué proyecto o personas considera un ejemplo de la lucha por defender el medio ambiente?

–Siguiendo en el ámbito del Valle de Ricote, y por su enorme labor de estudio y divulgación del patrimonio ambiental, histórico y etnográfico, destacaría a las asociaciones La Carrahila y Caramucel. Estas asociaciones hermanas desarrollan numerosos proyectos, acciones de educación ambiental, de fomento de la conservación de los recursos naturales y de divulgación de la riqueza natural del Valle de Ricote. En la actualidad, Caramucel gestiona el Centro de Interpretación de la Naturaleza ubicado en el Museo del Agua y de la Luz de Blanca.

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