Antonio Guirao: «Si no fuese posible la pesca conservacionista, dejaría de pescar»

–Perdone por el cariz de esta pregunta, pero me resulta inevitable: ¿se podrían fabricar peluches y luego no ser respetuoso con el medio ambiente? Es más, ¿se pueden fabricar peluches y luego no ser buena persona?

–Pues yo diría que no, al menos no debería serlo.

–¿Cómo acabó en la industria de los peluches?

–Cuando acabé la carrera, mi mujer ya trabajaba como diseñadora en la empresa de sus padres. Digamos que me hicieron una oferta difícilmente rechazable, la que agradeceré siempre.

–¿Y cómo se creó su conciencia medioambiental?

–Desde pequeño he estado ligado al monte. Los fines de semana nos íbamos la pandilla a escalar paredes y explorar cuevas por la Sierra del Gavilán en Caravaca. Un día un amigo me llevó a Nerpio a pescar y el rio me enamoró. Por entonces yo mataba todo lo que pescaba, era lo que me habían enseñado. Un día comprobé cómo algunas de las truchas que tanto me habían hecho disfrutar en el rio acababan en la basura. Desde ese momento, hace ya 33 años, no mato un solo pez. Soy pescador de competición, pertenezco al equipo de alto nivel de la Federación Española, pero me considero ante todo un pescador conservacionista y si ambas cosas no fueran posibles renunciaría a competir y a pescar por el bien del rio, sin dudarlo un segundo. Aunque también compruebo como a lo largo del mundo, y en algunas regiones de España, la pesca bien gestionada no solo no perturba en absoluto el desarrollo de las poblaciones de peces, sino que también mejora notablemente la calidad de vida de las zonas rurales.

–¿Cómo es esa pesca conservacionista que usted practica?

–Nosotros, y somos muchos ya, pescamos sin muerte; es decir, devolvemos al agua todo lo que pescamos. En mi caso la técnica que utilizo es la pesca con mosca. Es el método menos lesivo para los peces, se acerca al 0% de letalidad, y de hecho no es raro pescar el mismo pez en dos ocasiones el mismo día. Utilizamos anzuelos sin arponcillo y equipos muy ligeros que dan muchas oportunidades al pez. El cebo o la 'mosca' como la llamamos, es un anzuelo recubierto de plumas y demás abalorios que pretende imitar el insecto que el pez come en ese momento y que normalmente confeccionamos nosotros mismos, tras observar previamente en el medio. Estas moscas son pura artesanía y todo lo que las rodea forma parte de una magia que te envuelve y que prolonga la pesca más allá del rio. Para algunos es una filosofía y una forma de vida.

–¿Nos quedan todavía en la Región de Murcia buenos ríos para pescar?

–Digamos que algún tramo de alguno nos queda, pero son cada vez más escasos. Tenemos que salir a las zonas de cabecera para poder disfrutar de áreas no alteradas. Son estas zonas en las que personalmente me implico para conservar y mejorar.

–¿No es buena ahora la salud de nuestros ríos en la Región?

–Todos los ríos dentro de la Región tienen algún tipo de afección, que en mayor o menor medida hacen que su estado sea muy deficiente. La explosión de especies exóticas, tanto animales como vegetales; la contaminación; las barreras artificiales; y el incumplimiento de los caudales ecológicos son aspectos muy difíciles de solucionar si no hay interés en ello. Solo hay que mirar el río para ver el grado de interés de las administraciones competentes.

–¿Qué falta por hacer para mejorarlos?

–Trabajar en lo que realmente sirve, hacer caso a los científicos y que sean estos los que decidan lo que hacer y lo que no. Hay un gran grupo de expertos reunidos en torno al Foro Nueva Cultura del Agua, sus consideraciones deberían ser la directriz para una gestión sostenible, cosa que hoy no ocurre. Como pescador no entiendo que no esté implantada la pesca sin muerte todo el año, para las pocas especies autóctonas que aún quedan en nuestra cuenca. No entiendo cómo no se ataca de una vez el problema de las especies exóticas invasoras y se delimita claramente dónde pueden y dónde no pueden estar, dependiendo del estado del medio con vistas al futuro y no de unas fechas, y de paso se gestiona su aprovechamiento de una forma razonable. Hay que eliminar las barreras artificiales que impiden la conectividad fluvial y la progresión de especies tan importantes como la anguila, y sobre todo respetar la ley. El Plan Hidrológico de la Cuenca del Segura está para que sea cumplido y los caudales ecológicos que en él aparecen deben ser los primeros. Y, por último, necesitamos mucha transparencia para que cualquier ciudadano pueda verificar que esto se cumple, para lo que es primordial una buena red de control de caudales perfectamente ubicada.

–¿Estamos lo suficientemente sensibilizados los murcianos con este tema?

–Lamentablemente no. El río no es solo de las empresas y personas que de él sacamos provecho. También es de los que en él habitan y forman su entorno. Y su buen estado redunda en beneficio para todos. Y esto deberíamos tenerlo siempre presente, en mi opinión.

–¿Cuál es su rincón de río preferido de la Región?

–Por lo que me recuerda, la fuente del Borbotón en el río Alhárabe, donde pesqué mi primer barbo y pisé mi primer avispero. Algo que acostumbro a hacer.