Paco López Vidal: «Todo lo que ponga el beneficio por delante es destrucción y sufrimiento»
«Con la gente a la que la sociedad ha tirado fuera y lo que va al vertedero hacemos cosas bonitas», destaca el coordinador de Traperos de Emaús
Paco López Vidal (Molina, 1962) es el coordinador de Traperos de Emaús, organización desde la que, junto a más de medio centenar de personas, trabaja para acompañar a las personas que «esta sociedad ha barrido de en medio», utilizando «lo que generalmente se entierra en un vertedero», en un camino para que «recobren su dignidad y se pongan fuertes», explica. Al frente de esta institución defiende que un mundo mejor es posible anteponiendo las personas y el medio ambiente al beneficio.
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-¿Qué relación tiene con el entorno natural?
-Para mí la naturaleza es la madre tierra que nos sostiene. Muchas veces nos liamos con problemas políticos, económicos,... pero, en el fondo, en el caso de que esas cosas se pudieran llevar al mejor puerto, si no tenemos una tierra donde estar, un entorno donde poder vivir, todo eso no serviría para nada. Por eso, el sentirme parte de la naturaleza es fundamental.
«Si no tenemos una tierra donde estar, un entorno donde vivir, solucionar todo lo demás no sirve de nada»
-Uno de los lemas de Traperos es 'Los y las aparentemente inútiles, con lo aparentemente inútil, hacemos cosas útiles para esta sociedad', ¿estos trastos inútiles a cuánta gente han devuelto su dignidad?
-A lo largo de los 23 años de Traperos en la Región, no sabría decirte cuánta, pero mucha. En este momento, estamos 55 personas trabajando con contrato, cubriendo nuestras necesidades y creciendo como personas, que es fundamental, a través de la recogida, recuperación y venta de materiales usados. Por eso, este eslogan significa que personas a las que esta sociedad ha tirado fuera, con lo que parece que no sirve para nada y que generalmente se entierra en un vertedero, somos capaces de hacer cosas bonitas. Eso es importante para nosotros y para el mundo.
-¿Cuánto material recuperáis en Traperos al año?
-Pues mucho material, ten en cuenta que tenemos en la calle siete camiones todos los días y algunos hacen más de un viaje. En 2017 recogimos en total 2.172.433 kilos, de los que gestionamos en nuestras instalaciones 1.822.326. Solo se rechazaron 84.160 kilos.
«Solo en Molina recogemos 10 colchones al día; eso dice mucho de los feroces niveles de consumo, que repercuten en el mal que se le está haciendo a la Tierra»
-¿Qué materiales se desechan más?
-Nosotros, lo que más recogemos son muebles y electrodomésticos. Aunque últimamente recibimos muchísimos libros. Y, dentro de los muebles, hay una fracción que para nosotros es una sorpresa todos los días: los colchones. No entendemos muy bien cómo se consumen tantísimos. Es un disparate, podemos llegar a coger entre 10 y 12 colchones diarios solo en Molina. Es una salvajada que dice mucho de estos niveles de consumo tan feroces, que al final repercuten en todo el mal que se le está haciendo a la tierra.
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-¿Qué papel juega el respeto al medio ambiente en esta organización?
-Nosotros tenemos varios pilares o compromisos. En relación al compromiso ambiental, es claro que nuestro propio trabajo es una contribución a una naturaleza mejor y más limpia, porque estamos poniendo en primer orden la reutilización. Es verdad que todo el mundo habla de reciclaje, pero tenemos que avanzar en ese primer escalón que es intentar reutilizar lo ya creado. Por tanto, nuestro trabajo en sí ya está alineado con el cuidado del medio ambiente. Pero también hay un compromiso de luchar con aquellas organizaciones que velan por esta misma cosa: no solo ver que ponemos un grano de arena en atajar las consecuencias, sino ir a las causas; las que provocan la contaminación y deterioran el medio ambiente, que están muy vinculadas a poner por encima de todo el beneficio y no a la persona ni la naturaleza. Tenemos la convicción de que las situaciones de explotación y exclusión no son producto de una maldición mágica. Detrás de una persona o un colectivo excluido, de una situación de miseria, siempre hay una persona o un colectivo que excluye y un sistema que lo permite y lo legitima. Por eso trabajamos en redes con las organizaciones con las que compartimos estos ideales y esta esperanza en un mundo mejor.
«Detrás de una persona excluida siempre hay una persona que excluye y un sistema que lo legitima»
-La recuperación de espacios también entra en vuestro ámbito de trabajo, ¿qué ha supuesto la recuperación de la huerta en vuestra casa?
-Pretendemos ser autosuficientes, aunque suene un poco raro. Nos da libertad. Pase lo que pase, tenemos un trozo de tierra donde podemos plantar y que es tan agradecida que nos va a dar productos ecológicos para consumir en comunidad.
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-¿Tiene este huerto alguna utilidad terapéutica para la gente?
-Que duda cabe, pero nuestra actividad ya la tiene. Nuestro espacio laboral es una herramienta para que las personas se sientan útiles y sientan que sus necesidades las cubren con su trabajo. Hay compañeros que dicen: 'Aquí trabajar es terapéutico'. Todo es terapéutico porque son personas que esta sociedad ha barrido de en medio. Entonces, cuando les decimos 'Te necesito para que esto funcione'... los compañeros se sorprenden. Es una forma de que la gente asuma su responsabilidad, que no es más que recobrar la dignidad y ponerse fuertes.
-¿Se reintegran bien luego?
-Traperos no es un colectivo donde la gente está un periodo de tiempo determinado y cuando se acaba se tiene que ir. Cada persona es un mundo y sus historias son a veces muy duras de encajar. Es una manera de caminar juntos y, en ese proceso, van trazando sus objetivos, inquietudes, esperanzas. Y eso puede ser un mes, un año, cinco o toda la vida, porque hay compañeros que están tan solicos en este mundo que hacen de Traperos su familia y nosotros respetamos que quieran ser traperos toda la vida.
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-Ahora el reciclaje es una necesidad más que una opción, ¿le perjudica o le beneficia eso a Traperos?
-Nos beneficia. Siempre digo que ojalá Traperos no tuviera que existir porque no habría gente que lo está pasando mal ni tantos desechos con los que no sabemos qué hacer y a los que hay que dar una vida alternativa. Por tanto, si apostamos por el reciclaje y por el decrecimiento (consumir menos) y cada vez Traperos es menos necesario, sería nuestro gran triunfo.
-¿Es Traperos hoy un engranaje clave para recuperar y reciclar?
-Somos 350 grupos en el mundo, pero somos muy poquitos. Tenemos cierta relevancia, en el sentido de que cada vez las legislaciones van más en línea de lo que Traperos viene haciendo. Ahora se obliga a las administraciones a que, sí o sí, hay que reutilizar, pero nos falta un camino largo que recorrer. A veces siento que los papeles lo sostienen todo, pero cuesta trabajo introducir las maneras de hacer. Aquí en Murcia las grandes empresas no están por la reutilización. Es mucho más rentable y genera más riqueza rápida enterrar, y enterrar, y enterrar. No somos la solución, pero marcamos otra forma de hacer.
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-¿Qué es la sostenibilidad?
-Es levantarnos todos los días. Empezar juntos un cuarto de hora saludándonos, mirándonos y sonriéndonos; y salir con los camiones a la calle y que vuelvan; que tengamos un plato de comida, seamos autosuficientes y podamos vivir de nuestro trabajo. Esta sería nuestra economía circular.
-¿Cómo ve la Región a nivel ambiental?
-¡Ay!, pues no muy bien. No respetamos los espacios, seguimos poniendo el beneficio por delante y no podemos. Tenemos que poner el medio ambiente y a la persona por encima. Todo lo que no sean políticas encaminadas a eso, es destrucción para la naturaleza y sufrimiento para las personas. Y no hay una apuesta real en nuestra comunidad para esto.
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Un refugio en el Soto de los Álamos
«El Soto de los Álamos es una alameda a la orilla del río a su paso por mi pueblo y un rincón que conozco bien, en el que jugaba y me bañaba cuando era crío, y que, después, siendo mayor, ha sido el rincón donde me refugiaba muchas veces, cuando uno está regular o muy alegre. Es un rincón importante para mí y que me lleva a las raíces. Además, es una zona que el Ayuntamiento empezó a proteger hace unos años porque estaba un poco deteriorada y es un sitio paisajísticamente bonito», explica sobre su rincón favorito Paco López Vidal.
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