Los lazos que unen a los delfines con la pesca humana

No les tembló el pulso a los operarios de la almadraba de La Azohía que el pasado marzo acabaron cortando la red para dejar salir a los valiosos peces espada ('Xiphias gladius') que habían capturado. De ese modo liberaron con seguridad a los dos delfines mulares ('Tursiops truncatus') que descubrieron atrapados entre sus artes. No era la primera vez que la almadraba de la bahía de Mazarrón, la última del Mediterráneo, cercaba involuntariamente a alguno de estos ejemplares. Ni tampoco supone una novedad que sus trabajadores, a menudo con la ayuda de activistas medioambientales, se afanen en rescatar a los animales, con el consiguiente perjuicio en capturas y por daños en los utensilios de pesca. De hecho, prácticamente al menos una vez al año viven una experiencia parecida. Los lazos que unen a los hombres del mar con estos inteligentes seres son tan antiguos como el tiempo que llevamos utilizando embarcaciones y pescando con ellas. El delfín mular es la especie que con frecuencia vemos en cautiverio, donde, desgraciadamente para ellos, hacen alarde de su carácter sociable y su gran inteligencia.

La Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) se ha propuesto poner negro sobre blanco la naturaleza de esas interacciones entre los delfines mulares y la actividad pesquera. «Especialmente la pesca artesanal de enmalle», aclara la bióloga de la organización Aixa Morata. La experta participa en este proyecto en el que colaboran los propios pescadores artesanales, en cuyas artes se instalan hidrófonos omnidireccionales –una suerte de micrófonos bajo el agua– para registrar la presencia próxima de los cetáceos. El objetivo, añade la investigadora, es «lograr una adecuada gestión que garantice la sostenibilidad». El director de la organización conservacionista, Pedro García, detalla que «la información proporcionada por el proyecto ayudará a establecer medidas de gestión y mitigación para la pesca artesanal que alivien las consecuencias derivadas de estas interacciones, a la vez que se estudian los efectos para esta especie protegida».

ANSE lleva mucho tiempo estudiando esta relación entre los cetáceos y la pesca en nuestra geografía. Solo en el último año ha completado varias campañas. La primera, de una decena de días de navegación entre febrero y abril, se saldó con siete avistamientos de delfines mulares durante las 47 horas y los 388 kilómetros que recorrieron en total los conservacionistas sobre la embarcación 'Orca', propiedad de la organización. En dos de los encuentros los cetáceos se encontraban interactuando con artes de pesca.

Entre mayo y julio tuvo lugar una segunda actuación, que oficialmente supuso la primera campaña de navegación incluida en el proyecto 'Evaluación de interacciones de delfín mular y pesquerías del sur y sureste en aguas marinas protegidas (Indelpesur)'. En los también diez días en el mar de la actividad, aunque en este caso se completaron hasta 85 días a bordo y el recorrido se alargó 946 kilómetros, se obtuvieron seis avistamientos de delfines mulares. El más pequeño solo incluyó un individuo, mientras que el más exitoso alcanzó los 30 ejemplares en un solo grupo.

De todos estos encuentros, dos los protagonizaron animales interactuando con barcos de pesca de arrastre, y un tercero se encontraba en las inmediaciones de las granjas de acuicultura de Guardamar del Segura, en Alicante. Los cuatro estudiantes en prácticas que acompañaban la expedición (tres alumnos del grado de Ciencias del Mar de la Universidad de Alicante, y una del Máster de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid) pudieron además recopilar datos de otros animales, como 16 especies distintas de aves marinas, peces luna ('Mola mola'), peces espada ('Xiphias gladius'), peces voladores ('Exocoetidae') y tortugas bobas ('Caretta caretta').

«En el último mes de trabajo», detalla Morata, «el proyecto ultima los días de campaña en la Reserva Marina de Tabarca, tras realizar más de 40 jornadas de navegación en áreas marinas protegidas del Sureste. Se han tomado un total de 9.743 fotografías, de las que han podido identificarse 64 ejemplares de delfín mular diferentes».

La iniciativa Indepelsur, que los investigadores también aprovechan para monitorizar las basuras flotantes asociadas a las navegaciones, cuenta con la colaboración del Ministerio para la Transición Ecológica, a través de la Fundación Biodiversidad y dentro de la convocatoria del programa Pleamar 2020, cofinanciada por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP). Además, en ella colaboran la Fundación Azul Marino, la Cofradía de Pescadores de Caleta de Vélez, en Málaga, y la Asociación Herpetológica Española.

Mucho antes de emprender este proyecto, ANSE ya venía trabajando sobre la especie. A lo largo de más de 20 años de observaciones ha identificado, de hecho, a más de un millar de ejemplares distintos, a los que reconoce por las fotografías que ha tomado y catalogado de sus aletas dorsales, en una suerte de fichero similar al que la policía tiene de las huellas dactilares. De este modo, cuando la Fundación Oceanogràgric, la del famoso acuario de Valencia, estudió el cadáver de un ejemplar que apareció en la costa de la localidad valenciana de Moraira el pasado 2 de noviembre, pudo saber enseguida que se trataba exactamente del individuo identificado como TT_D0054, según el inventario de ANSE. La organización ecologista fichó a este individuo por primera vez al sureste de Cabo de Palos en septiembre de 2005, junto a otros 34 delfines. En aquel momento, el ejemplar tenía unos diez años. En 2015, los naturalistas volvieron a avistarlo frente a Torrevieja, en Alicante, en esta ocasión acompañando a otros 21 congéneres. Un año antes, en 2014, la asociación completó un trabajo que ya se centraba en las interacciones entre acuicultura y delfines.

En 2019 volvió a realizar otro similar ligado a la pesca artesanal dentro del proyecto Pleamar CDMAPAMP. De este modo, tenemos que las campañas realizadas a lo largo de este 2021 son la continuación de estudios previos sobre las relaciones entre los delfines mulares y las modalidades pesqueras artesanales, en concreto en la Región de Murcia, el sur de Alicante y las provincias andaluzas de Almería y Málaga. Morata incide en que el proyecto ha incluido este año «campañas específicas centradas en la actividad pesquera artesanal en el entorno de las Reservas Marinas de Interés Pesquero de Cabo de Palos-Islas Hormigas y de la Isla de Tabarca», en Alicante.

La goleta 'Else', de poco más de 15 metros de eslora, es la embarcación dedicada en este proyecto, con la ayuda de la citada 'Orca', para seguir a «la población de delfín mular que utiliza estas aguas de manera habitual para obtener alimento». La bióloga explica que, para ampliar la información obtenida sobre las interacciones en las artes de pesca, también cuentan con la participación de pescadores artesanales, «que colaboran directamente en el proyecto en los puertos pequeros de Cabo de Palos, Adra (Almería) y Caleta de Vélez».

Las redes que emplean son las que equipan los citados hidrófonos para revelar la presencia de los cetáceos atraídos por los peces que merodean sus artes de pesca cuando faenan. Este desempeño es todavía más proactivo en la conservación y el estudio de estos animales que la de liberarlos cuando por accidente quedan atrapados, como llevan años haciendo. Algo más allá del utilitarismo une a los pescadores con los delfines mulares.

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