José Miguel Gómez: «Mi compromiso con la naturaleza me llevó a hacer cajas nido»
«No levanto estas instalaciones para nadie, las coloco yo y me encargo de que estén listas cada año», afirma el gestor de patrimonio inmobiliario y constructor de cajas nido
G. S. FORTE
MURCIA
Martes, 15 de junio 2021
Quizá fue de pequeño, cuando cursaba EGB, durante un taller de construcciones paseriformes (con aspecto de pájaro), cuando se plantó en José Miguel Gómez ( ... Badalona, 1963) la semilla por las aves que le llevó años después a ocupar parte de su tiempo libre construyendo cajas nido. O quizá tenga algo de freudiano procurar un patrimonio inmobiliario a los vertebrados con alas cuando su ocupación profesional se centra en la gestión de los bienes inmobiliarios de la familia: «Me lo he preguntado a veces», reconoce este catalán que a los 18 años se vino a vivir a Jumilla.
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–¿Por qué es importantes instalar cajas nido? ¿No es mejor dejar a las aves construirse sus propias moradas?
–Es importante por varias razones. Para empezar, porque proporcionan a las aves lugares seguros en los que pueden criar y también un refugio, de modo que la depredación disminuye. Además, proporcionan emplazamientos adecuados a aves trogloditas allí donde no hay oquedades naturales en las que establecerse. También facilita la recuperación de especies amenazadas, como el mochuelo, la lechuza, el gorrión y los murciélagos, y también se combaten plagas al reducir así la utilización de pesticidas e insecticidas. Son igualmente buenas para el estudio científico.
«No obtengo beneficios por esto, disfruto más construyéndolas que cobrando cuatro duros»
–¿Qué le llevó a hacer cajas nido para aves?
–Me llevó a hacer estas cajas nido el hecho de tener un compromiso con la naturaleza y porque me gusta proporcionarles un lugar seguro a las aves. Aquel taller que nos dieron durante la EGB también tiene algo de culpa.
–¿Para quién las hace? ¿Se las encargan entidades o asociaciones? ¿Lo decide usted?
–No las hago para nadie, las coloco yo y me encargo de que estén listas cada año, siempre con algún amigo, ya que puedes caerte de la escalera o la rama y darte el tortazo de tu vida. Últimamente regalo muchas, pero a gente que sé que le harán un mantenimiento. Gente que está metida en el mundo de la ornitología, determinados contactos en redes sociales o amigos que tienen buenos lugares para según una determinada especie. Algunas aves no aceptan las cajas nido. Por ejemplo, los jilgueros o los verdecillos; ellos mismos los construyen en horquillas de ramas en frutales u otros árboles.
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–¿Son muy diferentes unas de otras según a qué especie van destinadas?
–Las utilizarán unas u otras aves en función del diámetro de entrada. Generamente se utilizan tres diámetros: 26/27 milímetros, 32 milímetros y 35 milímetros. En las del primer caso, 27 milímetros, entran el herrerillo común, el capuchino, el carbonero garrapinos y también el mosquitero. En las de 32 milímetros, además de los anteriores, también entran el carbonero común, el gorrión molinero y, aunque menos frecuentes, trepadores azules y agateadores. Finalmente, en las de 35 milímetros de entrada, junto a los mencionados para las de 32 milímetros, puede anidar el gorrión común y quizá alguno más que no recuerde ahora. En definitiva, hay muchas especies y cada nidal requiere unas dimensiones.
«Últimamente estoy regalando muchas, pero a gente que sé que les harán un mantenimiento»
–¿Qué hay que tener en cuenta para construirlas?
–Las cajas más comunes y simples son las de tipo buzón. Como se puede intuir, se llaman así porque su forma es similar a la de los buzones de echar cartas de la puerta de casa. De hecho, muchas veces se encuentran nidos en los buzones. El principal requisito que debe cumplir la madera de las cajas nido es la resistencia al agua. Por eso lo mejor es evitar tableros contrachapados, aglomerados, o de poca densidad, aunque si se les pone a cubierto pueden durar mucho tiempo también. Para mí, las mejores maderas son la de pino, la de álamo, y también el tablero marino. De la madera de los pallets suelo sacar bastantes. Es importante no lijarlas, los pájaros prefieren una superficie rugosa, así se agarran mejor. También suelo protegerlas con aceite de linaza o 'lasur' por el lado exterior para prolongar su vida en la intemperie.
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–¿No obtiene algún beneficio económico en alguna ocasión? ¿Solo las hace de forma totalmente voluntaria?
–No obtengo beneficios económicos por estas cajas nido, siempre las regalo. Al final disfrutas más construyéndolas que cobrando cuatro duros. Jamás he cobrado un duro por ellas. Con mucha gente de grupos que conoces desde hace tiempo intercambias alguna caja y el otro por ejemplo te regala una colección de caracolas. Esto es algo que me ha ocurrido.
–Resulta singular que usted viva de la gestión del patrimonio inmobiliario familiar y a la vez ocupe parte de su tiempo en procurar un patrimonio inmobiliario a los pájaros. ¿Es casualidad o hay algo freudiano en combinar ambas cosas?
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–No sé si tiene algo que ver con el padre del psicoanálisis. La verdad es que me lo he preguntado veces. Creo que es casualidad. También ocurre que cuando te aburres pues te vas donde tienes el taller y haces alguna cosa con madera, alguna mesa, o ideas que sacas del Pinterest por ejemplo.
–Aparte de construir estas cajas, ¿cómo colabora con la salud medioambiental del planeta?
–Tengo un patio donde planto especies como pinos piñoneros, moreras, almeces y alguna planta aromática, como lavanda, menta y hierba buena, que luego plantamos en fincas de amigos, en bodegas, y a veces vamos al rio y las plantamos cerca del agua, en lugares escondidos.
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–¿Qué rincón natural de la Región de Murcia es su preferido?
–Me gusta mucho en Jumilla la sierra del Carche. También la Sierra de La Pila, el Valle de Ricote, Calblanque, la Peña del Águila, el Monte de las Cenizas... Es difícil decantarse. En la costa murciana me quedaría con Calblanque.
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