La amenaza verde que brota en los jardines
Los expertos denuncian la dejadez ante la proliferación de especies vegetales exóticas invasoras, pese a que las características de la Región son un caldo de cultivo para este mal
GINÉS S.FORTE
Martes, 15 de diciembre 2020, 21:35
Dentro de cualquier jardín urbano el perejil gigante ('Heracleum mantegazzianum') luce muy hermoso, con sus hasta cuatro metros de altura y sus llamativas flores blancas. ... Más de cerca es un peligro. «Es muy tóxico y puede causar quemaduras graves y dermatitis», advierte el profesor Francisco José Oliva, de la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia (UMU). Oliva utiliza esta mata de origen asiático, «introducida en Europa como planta ornamental», para ejemplificar el daño que pueden infligir directamente a las personas las llamadas especies exóticas invasoras (EEI).
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Sin llegar a estas explícitas consecuencias para la salud humana, muchas plantas no autóctonas representan potenciales males, y no menores. Ante todo afectan al medio ambiente local, donde compiten por recursos como la luz del sol y el agua, transmiten enfermedades o degradan a las poblaciones oriundas con la hibridación. También suponen una seria amenaza socioeconómica a sectores como la agricultura, al crecer donde no deben o propagar plagas y enfermedades, o el turismo, que ve mermados espacios invadidos por alóctonas, por ejemplo.
Pese a todo, en los jardines se sigue invirtiendo dinero en plantar, por poner el caso, bonitas espigas de rabogato ('Pennisetum Rich') por parte de ayuntamientos que tiempo después se ven obligados a destinar más fondos todavía a eliminarlas cuando se extienden más allá de lo asumible. Un notable ejemplo del daño que este tipo de plantas puede provocar lo encontramos ahora en Andalucía: «La Confederación Hidrográfica del Guadiana lleva gastados más de 45 millones de euros en la retirada del jacinto de agua o camalote ['Eichhornia crassipes'] de un tramo del río», donde está acabando con la biodiversidad y la posibilidad de practicar deportes acuáticos, entre otro males. Las autoridades han echado mano incluso del Ejército para contenerla. «Las pérdidas económicas son brutales», resume Oliva, que además de ser profesor del Departamento de Zoología de la UMU es coordinador del proyecto apoyado por Europa Life Invasaqua, centrado en el control de las especies exóticas invasoras acuáticas en la península Ibérica. «Imagina si el jacinto llega al Segura», apunta.
Algunos consistorios invierten en especies con las que luego emplean aún más recursos para eliminarlas
De momento, no hay referencias de que alguna de la flora citada haya alcanzado nuestra geografía, lo que tampoco es un gran consuelo, porque otras muchas sí lo han hecho ya. Y otras más podrían acabar igualmente proliferando en los espacios naturales de la Región. Así se deduce de las explicaciones del jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica de la Confederación Hidrológica del Segura (CHS), Jaime Fraile, que es coordinador del proyecto de control de la expansión de especies exóticas invasoras en los márgenes del Segura Life Ripisilvanatura, una iniciativa que también cuenta con ayuda europea.
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«Las invasiones son más frecuentes en zonas con climas cálidos, como el de la Región de Murcia; con alta presencia humana, como es también nuestro caso, y especialmente en zonas costeras, por la mayor intensidad tanto de ocupación como de comercio histórico con otras zonas», sentencia Fraile, citando un estudio de 2009 sobre el grado de invasión por especies de plantas en el territorio de la Unión Europea. Dicho de otro modo, tenemos todas las papeletas para que el problema vaya a más.
Por ahora el proyecto Life Ripisilvanatura ha editado un extenso manual (284 páginas) sobre 'Especies Exóticas Invasoras de la cuenca del río Segura', en el que se recoge una veintena de EEI vegetales. En este trabajo, que lleva el subtítulo de 'Listas prioritarias y manual de su gestión 2019', han participado más 30 expertos «y personal implicado en la gestión», como se apunta en su presentación el documento publicado el año pasado. Sus responsables han elaborado además una primera lista de alerta de EEI con potencial invasor, en la que se citan 115 taxones, entre flora y fauna. El estudio se ciñe a especies de carácter acuático y ripario en la cuenca del río Segura, pero ofrece una fotografía ampliable a toda la Región de un mal sobre el que, según los expertos consultados, no se está prestando la suficiente atención.
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Son un peligro potencial para las plantas locales, pero también para sectores como la agricultura y el turismo
«En la Región no se está haciendo prácticamente nada», lamenta Rubén Vives, exsecretario de Ecologistas en Acción en la Comunidad Autónoma. Sí hay, concede, «alguna actuación más bien anecdótica». Fraile coincide en que, «aunque en los últimos tiempos se han dedicado esfuerzos a la lucha contra el tema de las invasoras, especialmente a través de proyectos como Life Ripisilvanatura o, más recientemente, Life Invasaqua, lo cierto es que queda mucho por hacer en este tema».
El profesor Oliva, por su parte, amplía el enfoque: «En general no se está actuando de forma significativa en la gestión de las especies exóticas invasoras», denuncia. Y añade que «por desgracia esto es común en todo el país, y se replica en otros países». Se trata de un problema que ha comenzado a afrontarse apenas en las últimas décadas, explica el coordinador de Life Invasaqua.
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De momento, advierte, «la gestión preventiva que reduzca la entrada de nuevas especies y la expansión de las existentes a otras zonas es muy deficiente, a nivel regional y nacional». Oliva se refiere a actuaciones sobre sectores comerciales, como la jardinería, y sobre la gestión del agua y sus trasvases, en la agricultura, ente otros, que, a su juicio, apenas se están llevando a cabo. «Es decir, muchos de los vectores y vías de entrada siguen funcionando, es fácil detectar la venta de especies invasoras que están prohibidas por normativa nacional o europea, los trasvases de agua son vectores claros de entrada de especies acuáticas y los filtros o mecanismos para evitar la entrada brillan por su ausencia».
«Otra deficiencia en la gestión es la actuación y respuesta rápida cuando se detecta una especie», añade el profesor de la UMU. «Muy pocas administraciones regionales tienen en funcionamiento buenas redes de detección temprana», concreta. La ambientóloga Belén Miras, responsable de la vigilancia de las EEI en el Plan de Conservación de la Flora Silvestre Amenazada de la Región, que Medio Natural puso en marcha hace tres años, detalla que una «detección temprana» es una herramienta «imprescindible para detener la expansión de la especie y/o eliminarla». Si se consigue conlleva «un coste bajo, un impacto sobre el entorno mínimo, una reducción de la probabilidad de dispersión y, por tanto, una gestión más sencilla».
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Jardinería autóctona
«Como ciudadanos», añade la especialista, «deberíamos apostar por la jardinería autóctona, que se adapta mejor, requiere menos mantenimiento y favorece la biodiversidad» propia. Desgraciadamente, añade, «creo que la sociedad en general no está suficientemente concienciada de la problemática asociada a estas especies». Miras aclara «que no todas las especies exóticas son invasoras», y reitera la necesidad «imprescindible» de divulgar, formar y concienciar sobre los problemas asociados a las que sí lo son. La experta pone a la caña ('Arundo donax') como ejemplo de una alóctona que sí genera un impacto negativo para la biodiversidad.
Eduardo Lafuente, director de Segura Riverlink, otro proyecto con apoyo europeo Life, en este caso para eliminar las barreras al flujo natural del río, detalla entre los males de esta especie su superior capacidad para consumir agua, un bien escaso en nuestra geografía, y el mayor riesgo de incendio que representa, además de la pérdida de un paisaje que ya no es igual desde «hace cuarenta o cincuenta años». Como medicina para controlar a las invasoras, Lafuente coincide con los demás expertos consultados en que «o actuamos de primeras, o si no es muy, muy difícil».
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También es, añade, importante tener «el ecosistema en buen estado», porque de ese modo, concluye, «es mucho más difícil que las especies exóticas invasoras entren». Por eso, se lamenta, en el río, «como a veces el ecosistema está muy tocado, es notablemente más fácil que lleguen algunas de las invasoras».
Educar a ciudadanos y también a los políticos
Los expertos coinciden en que la formación es clave para prevenir un mal «que afecta mucho más de lo que la gente piensa», en palabras de Eduardo Lafuente, jefe del Servicio de Estudios Medioambientales de la Comisaría de Aguas de la CHS y coordinador del programa Segura Riverlink. «Hay que ir calando no solo en los niños, sino en todo el mundo, y una parte importantísima es educar a los políticos, que tienen una absoluta falta de cultura ambiental». Lafuente cree que en la Región de Murcia quizá «estamos en los peores sitios de España en el tema medioambiental».
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