Francisco Ruiz: «Se alaba 'El Mar Menor de los Niños', pero no se ensayan sus iniciativas»
NUESTRA TIERRA ·
«Hay que actuar en la laguna y es prioritario eliminar contaminantes, sobre todo vertidos filtrados», indica el promotor de este proyecto de educación medioambientalG. S. FORTE
MURCIA.
Martes, 2 de noviembre 2021, 00:05
De culo inquieto, que dirían nuestras abuelas. Francisco Ruiz es fisioterapeuta, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, graduado en Magisterio y ... graduado en Turismo. Ha trabajado en la sanidad belga, francesa y española, y un día emprendió un proyecto de educación medioambiental con sus alumnos de Sexto A de Primaria, del colegio de La Asomada de Cartagena, que se le escapó de las manos (esas que tuvieron que operarle) y se convirtió en 'El Mar Menor de los Niños', una iniciativa muy reconocida que lanzó 212 ideas para convertir la laguna salada y su entorno en el lugar amable y sostenible que muchos soñamos, en vez de ese espacio vergonzoso que la codicia destruye.
Ruiz sigue ahora moviendo cielo y tierra para tratar de mejorar el entorno del Mar Menor (inspirado por las ideas de sus alumnos), ya sea oponiéndose a la construcción de un edificio multiusos en la reserva dunar de Monte Blanco, en La Manga, que acaba de saldarse con éxito; o tratando para que se cree un anillo paseable con árboles y arbustos alrededor de esta albufera para conmemorar cien años del fallecimiento del 'Apóstol del Árbol', Ricardo Codorníu. «Necesitamos una visión holística del ecologismo en la Región de Murcia», sentencia.
–El día en que propuso a sus alumnos un trabajo sobre el Mar Menor, ¿imaginaba que iba a tener tanta repercusión?
–Ni mis niños y niñas ni yo podríamos haberlo imaginado jamás. Cancelamos una deseada excursión de playa a Los Nietos debido a sus aguas corrompidas, y eso les liberó una motivación que les llevó a crecer como individuos y colectivo. Si no me hubieran despertado este inmenso amor hacia la singularidad del Mar Menor, no estarías entrevistándome. Su proyecto es garantía de salvación para el Mar Menor, pero además es una bonita historia de superación y de amor a un paisaje y una cultura que merece ser contada.
–¿Qué actividades desarrolla ahora esta iniciativa?
–Desde el ámbito educativo se considera una experiencia de 'aprendizaje servicio' en el que se plantean problemas reales y se educa con soluciones reales y actuaciones en el Mar Menor. Desde los sectores medioambientales se ha elogiado como una actuación de educación ambiental. La realidad es que recibo invitaciones para presentarlos en colegios e institutos e intento participar encantado. El aspecto diferenciador lo marca el recorrido que han tenido sus propuestas, que se han llevado a todos los estamentos políticos regionales y locales. Cuando se felicita y alaba el trabajo desarrollado por estos niños y niñas existe, a mi parecer, la obligación moral de intentar ponerlas en marcha, pero no se ha hecho. Yo he insistido en ello durante tres años y medio, y ahora creo que estamos en condiciones de exigirlo. Ahora contamos con cerca de 14.000 seguidores entre Facebook, Twitter e Instagram. Siempre he procurado subir contenidos en positivo pero no escondo cuando nos llegan tuberías vertiendo, denuncias de arranques de árboles, suciedad en las playas u otros temas de ámbito del Mar Menor y La Manga porque 'El Mar Menor de los Niños' se ha convertido en un objetivo ideal del entorno que merecen las generaciones futuras.
«Tarde o temprano se tendrá que ceder para que el Mar Menor tenga futuro»
–¿Teme que la esperanza acabe diluyéndose en estos niños?
–La infancia y la juventud se ven influidas por lo sus vivencias en este periodo crucial de desarrollo, sobre todo en la adolescencia. Si los rodeas de casinos, apuestas y otros vicios podrán caer tentados en el lado oscuro, y si les fomentas senderismo, experiencias de aventuras en la naturaleza o acampadas, pues el resultado será diferente. ¿Tú qué Región querrías para tus descendientes? Yo, una vivenciada (sic), amable, naturalizada y respetuosa.
–Ahora que se han logrado las más de 500.000 firmas necesarias para la Iniciativa Legislativa Popular que dote de personalidad jurídica al Mar Menor, ¿por dónde debe continuar la lucha para protegerlo?
–Hay que actuar y es prioritario eliminar contaminantes, sobre todo vertidos filtrados, lo que supone limitar las actividades que vierten. Estamos aquí con un conflicto de intereses eternizado porque no se quiere ver la realidad. Hay un acuífero que 'nutre' al Mar Menor que, como tal, no es una balsa de la que se puede extraer, oxigenar, cementar y entubar. Pensar eso es como querer hacer un ascensor al Everest. Hay que ser realista y pragmático y tarde o temprano se tendrá que ceder para que el Mar Menor tenga viabilidad y futuro recuperando su salinidad y sin nitratos ni otras sustancias. Yo apostaría por retirar fangos en acciones ciudadanas de voluntariado. Este juego político de dimes y diretes se ha tornado insoportable e improductivo, las personas queremos acciones concretas y resultados lo más inmediatos posibles.
«Esta política de dimes y diretes se ha tornado insoportable e improductiva»
–¿A qué se debe esta singular mezcla de destrezas?
–Fui fisioterapeuta, antes de maestro, pero me operaron las manos y estudié Turismo aupado por este proyecto que me animó a conocer mejor la Región. Mi trabajo fin de grado lo dediqué a investigar más sobre la factibilidad de ideas de mi alumnado, como la Vía Verde del Mar Menor, la Senda Forestal Ricardo Codorniu o la Pasarela kilométrica de madera en La Manga. Me gusta estudiar y aprender y la Universidad me parece un lugar mágico de encuentro y sabiduría.
–¿Cuál es su rincón favorito del Mar Menor?
–Las salinas de Marchamalo me tienen prendado. Me sorprende que un lugar tan cerca de la urbanización y del ruido persista en ser natural y cuente con flamencos, tarros blancos, avocetas, cigüeñuelas... pese al tráfico continuo. Lo adoro.
–¿Y de los rincones naturales de toda la Región?
–La semana la paso entre Cartagena y Murcia y me alegra el día cuando está despejado y diviso Peñas Blancas desde la A-7. Es un entorno muy poco tenido en cuenta, de gran magnitud y belleza y sobre todo representa y se ubica a un paisaje muy propio nuestro: el secano del Campo de Cartagena.
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