La ONU da a Sánchez una baza para exprimir el debate de Gaza junto al Rey
El presidente del Gobierno explotará esta semana enNueva York su perfil progresista frente a Trump y Netanyahu
Cuando Donald Trump se reunió el pasado agosto con Volodímir Zelenski y varios líderes europeos en la Casa Blanca para hablar del futuro de Ucrania ... y las garantías de seguridad que Occidente puede ofrecer a Kiev, Pedro Sánchez no estaba allí. El presidente del Gobierno también quedó fuera de las conversaciones de alto nivel que hace poco más de una semana mantuvieron varios de sus homólogos de la UE tras la incursión de drones rusos en Polonia. Ambas cosas han servido para que desde la oposición se hable de una pérdida de peso internacional de España como consecuencia de las apuestas del jefe del Ejecutivo en política exterior, especialmente sus choques con el presidente estadounidense y con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. En Moncloa están convencidos de que todo ha merecido la pena. Y miran hacia la semana que entra –en la que tanto Sánchez como el Rey viajan a Nueva York, con motivo de la apertura del nuevo periodo de sesiones de la Asamblea de la ONU– con optimismo.
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El jefe del Ejecutivo regresó del descanso estival en agosto con una estrategia muy perfilada y destinada a recuperar la iniciativa política tras un fin de curso agónico marcado por el 'caso Cerdán'. Objetivamente, su situación no ha cambiado. El Gobierno sigue teniendo las mismas dificultades que hasta ahora en el Parlamento. Junts ha vuelto a lanzar esta semana un ultimátum que hace muy difícil pensar en que pueda apoyar unos Presupuestos y ni siquiera la intervención de José Luis Rodríguez Zapatero, que el jueves se reunió con Carles Puigdemont para «ponerle talante y hacer que el diálogo siga vivo», dicen en el PSOE, ha servido de mucho. Podemos está cada día en una actitud más hostil y desquiciante para los negociadores socialistas y los casos judiciales que salpican al Gobierno tampoco han desaparecido. Pero el ánimo de los socialistas sí es distinto.
La máquina de hacer anuncios está que echa humo. Casi tanto como en periodo preelectoral. Solo en los últimos días, y a la par que anunciaba una mejora de las previsiones económicas para este año y el siguiente, el presidente ha avanzado medidas para facilitar el acceso de los jóvenes a la vivienda, como una ayuda de alquiler con opción a compra de casi 30.000 euros; ha prometido que el Gobierno destinará 175 millones de euros el año próximo para impulsar la gratuidad de la educación de 0 a 3 años o ha garantizado una inversión de casi 13.000 millones de euros en los aeropuertos españoles hasta 2031. Pero con lo que de verdad ha logrado acaparar el debate es con su posición sobre Gaza, una cuestión en la que el PSOE cree haber encontrado un potente resorte de movilización social.
Aniversario especial
Mientras el PP sigue esforzándose en sacudirse el aura de desalmado por una posición que no dista mucho de la que este jueves mostró, bajo la mirada comprensiva de Sánchez en La Moncloa, el canciller alemán, Friedrich Merz –muy crítico con los actos de Netanyahu pero reacio a hablar de genocidio e incluso a reconocer, en este momento, el Estado palestino–, el presidente asistirá en Nueva York a la conferencia de alto nivel para la solución de dos Estados, en la que se prevé que Francia o el Reino Unido hagan ese reconocimiento y den el paso que España ya dio en mayo del año pasado junto a Noruega e Irlanda. «No estábamos solos; éramos los primeros», presumió ya el pasado lunes.
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El miércoles, asistirá a la intervención del Rey ante la Asamblea General de la ONU, donde se espera un discurso muy en línea con el que el miércoles pronunció en Egipto, donde se refirió al «brutal e inaceptable sufrimiento de cientos de miles de personas» y defendió el «legítimo derecho del pueblo palestino a establecer su propio Estado». En Moncloa aseguran que el hecho de que este año sea Felipe VI y no Sánchez quien hable en esta cita internacional obedece exclusivamente al «valor simbólico» que se quiere dar a que se celebre el 80º aniversario de la Asamblea. Pero que sea el jefe del Estado y no el del Gobierno el que enarbole esa bandera tiene, dado el clima político español, relevancia y refuerza a los socialistas.
Con todo, no son los únicos réditos que el Ejecutivo espera obtener en este viaje, que tendrá fuera al presidente desde el lunes hasta el jueves. Los esfuerzos de Sánchez por erigirse en un referente de la socialdemocracia y uno de los pocos líderes mundiales dispuestos a plantar cara a Trump, otro catalizador para la izquierda, le valieron una amenaza comercial del presidente estadounidense en junio durante la cumbre de la OTAN en La Haya –cuando rechazó firmar un compromiso para subir al 5% el gasto en defensa, que, según fuentes de su equipo económico, no se han traducido en represalias reales ni en un menor «apetito» inversor hacia España–, pero también han tenido que ver con una invitación a pronunciar, el lunes, una conferencia en la Universidad de Columbia sobre la respuesta que deben dar los progresistas a los ataques, entre otros de Turmp, al sistema de gobernanza global y a un coloquio con sus estudiantes.
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