Un viaje solidario de más de mil kilómetros

Del Mediterráneo al Atlántico. Desde el Sureste hasta el extremo noroccidental de la Península. Ese es el reto, bajo el nombre de 'Mi Camino Solidario Non-Stop', que afrontan desde ayer 33 bomberos del Consorcio de Extinción de Incendios y Salvamento (CEIS) en beneficio de la Asociación de Familiares de Niños con Cáncer de la Región de Murcia (Afacmur). Partieron ayer desde el puerto de Cartagena con destino a Santiago de Compostela. Más de 1.300 kilómetros que recorrerán en apenas cuatro días y mediante los que esperan recaudar dinero a través de diversas iniciativas.

Para facilitar el largo viaje, lo han dividido en 18 etapas, que irán afrontando alternativamente los cinco equipos de los que se compone la brigada que acometerá la iniciativa. Entre los componentes, hay dos jóvenes del grupo denominado 'Guerreros': víctimas de cáncer infantil que, alcanzada la mayoría de edad, participan y organizan actividades destinadas a mejorar el ánimo y la esperanza de aquellos que siguen padeciendo esta enfermedad. Un tercer 'guerrero' ayudará en las labores de apoyo que se desarrollarán en la retaguardia del pelotón, suministrando bebidas y cualquier material que sea necesario.

El primer grupo, encargado de cubrir la etapa Cartagena-Murcia, alcanzó la capital del Segura minutos antes del mediodía. Poco después, salió un segundo equipo hacia Lorca. Las siguientes fases atravesarán Caravaca de la Cruz y, más tarde, Elche de la Sierra, ya en la provincia de Albacete. Pese a que el esfuerzo que realizan todos los voluntarios es encomiable, no es necesario montarse en una bicicleta para prestar ayuda. También existe la opción de apadrinar parte del trayecto, a un precio de cinco euros el kilómetro, o comprar cantimploras y otros objetos puestos a la venta a tal fin.

Raúl Lucas, bombero que inició la carrera, es también el cerebro de la iniciativa. «Con la pandemia, la Covid-19 monopolizaba la mayoría de los centros hospitalarios a pesar de que existían otras necesidades», explica mientras su corazón intenta salir de su pecho; aunque no por cansancio, sino por pura generosidad y altruismo. «Por eso vi necesario colaborar de alguna manera para que los niños enfermos y sus familias tuvieran una ayuda». No obstante, recalca que «sin la implicación de patrocinadores, administraciones y el resto de compañeros no habría sido posible», algo que agradece con sinceridad.