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Vecinos vigilan, ayer, sentados frente al edificio abandonado para evitar que las casas sean okupadas, en Sangonera la Verde. JAVIER CARRIÓN / AGM

Vecinos de Sangonera vigilan un edificio abandonado para evitar que lo okupen

Medio millar de residentes organizan patrullas para custodiar la entrada del inmueble, propiedad de la Sareb, e impedir el asalto de los okupas a las casas

Martes, 19 de abril 2022, 02:15

Medio millar de vecinos de una zona residencial de la pedanía murciana de Sangonera la Verde llevan montando guardia desde el pasado fin de ... semana a las puertas de un edificio abandonado, ubicado en el Camino de El Palmeral, para evitar que sea tomado por okupas.

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La voz de alarma la dio un residente el pasado sábado por la tarde, cuando advirtió que un grupo de personas salía del inmueble portando bolsas con enseres y ponía una cadena a la puerta de entrada al complejo de bloques. El hombre llamó a la Policía Local, relató lo que había visto y una patrulla se desplazó hasta el lugar. «Los agentes inspeccionaron el recinto para comprobar si había alguien viviendo en alguna casa, pero no localizaron a nadie», recuerda Almudena, una vecina.

Vídeo.

Aunque los efectivos policiales no advirtieron la presencia de okupas, la alerta del testigo movilizó a los residentes de la zona. «Varios vecinos estuvimos en la puerta del edificio hasta las tres de la madrugada, preocupados por si volvían a entrar al inmueble, una vez que los agentes se marcharan». Y ese temor se cumplió. Al comenzar a despejarse la zona de gente, varios desconocidos volvieron a entrar, saltando la verja que rodea la finca. «Lo que más nos preocupaba era que una familia se estableciera en una casa y crearan una situación de morada, porque si eso ocurría sería muy difícil echarlos», afirma Miguel, otro vecino.

Grupos de hombres y mujeres hacen guardia 24 horas, plantados con sus sillas de playa y sombrillas a las puertas de la finca

Ante tal situación, se organizaron a través de un grupo en la red social WhatsApp y establecieron turnos de vigilancia. «Somos 260 miembros y ya no se puede añadir a nadie más en la aplicación, pero somos más de medio millar los vecinos que nos hemos coordinado para evitar que okupen el edificio», explica Pedro, uno de los portavoces de los residentes.

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Mafias al acecho

En uno de los turnos de control, los vecinos observaron a una mujer, que estaba acompañada por su madre, intentando entrar al edificio y portando varios enseres. Inmediatamente, se dirigieron hacia ellas y les preguntaron que dónde iban. «Eran las 14 horas del domingo y vimos a las dos mujeres. Una de ellas nos dijo que había pagado mil euros a un hombre por el alquiler una de las casas. Le habían hecho la instalación de enganche de la luz y el agua y les habían proporcionado una llave de la puerta después de cambiar la cerradura». La presencia policial disuadió finalmente a las supuestas inquilinas de acceder al edificio, pero esa situación hizo que los ánimos se caldearan aún más en la zona y, ahora, grupos de hombres y mujeres hacen guardia 24 horas, plantados con sus sillas de playa y sombrillas a las puertas de la finca.

El bloque fue adquirido hace unos meses por el 'banco malo', y no renovó el contrato de seguridad privada

«Hasta que no establezcan medidas de control que eviten la ocupación, vamos a permanecer aquí. Esta es una zona tranquila y queremos que siga siendo así. No vamos a permitir que al lado de nuestras viviendas se metan desconocidos, porque eso es un foco de conflictos», advirtió Pedro.

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Promoción fantasma

El edificio Detinsa, que está en el centro de la polémica, fue levantado en el año 2006 y cuenta con 88 viviendas distribuidas en un terreno de 13.000 m². A pesar de que la promoción fue terminada, sus casas nunca llegaron a ser habitadas. La empresa que hasta ahora gestionaba el inmueble tenía contratada una vigilancia privada las 24 horas para evitar que las casas fueran desvalijadas por los ladrones. Sin embargo, el bloque fue adquirido hace unos meses por la Sareb, el 'banco malo', y no renovó el contrato de seguridad, que expiró el pasado mes de marzo. «Las mafias solo han tardado unas cuantas semanas en hacer negocio aquí, pero se han dado de frente contra nosotros, que haremos lo necesario para evitar que se instalen y degraden nuestro barrio».

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