Valcárcel se defiende: «Me guié siempre por el bien común»

Se muestra reacio el expresidente Valcárcel a conceder una entrevista al uso. Y mucho más a convocar una rueda de prensa para defenderse de supuestas irregularidades que se le atribuyen. Sin embargo, a lo que no puede negarse Ramón Luis es a compartir razones, explicaciones, confidencias, sentimientos y emociones con quien suscribe esta crónica política. Aunque solo sea por las innumerables horas de despacho compartidas durante toda nuestra trayectoria política. Primero en el Gobierno regional y después, a partir de 2007, en la Asamblea Regional de Murcia. Hablamos largo rato dos amigos. Un periodista y un hombre a las puertas de un juicio oral. Pero también el expresidente debe ser consciente de que habló con un analista político que en ningún momento de la conversación manifestó que iba a renunciar al derecho a la información que le asiste, ni fue desautorizado a hacerlo por el propio expresidente. Así que este es el relato de un 'face to face' en el que el lector encontrará todas las claves de la defensa de Valcárcel. Lo que él me contó sin descartar que yo lo contase. Gajes del oficio.

Aquí se recogen, por tanto, algunos de los argumentos, interpretaciones y anotaciones esenciales de un hombre que dice sentirse «menos afectado por la llamada 'pena de telediario' de lo que suponía. Es mucho menos dura cuando uno se sabe inocente. Yo siempre me guié por el bien común. Y como confío plena y absolutamente en la Justicia, estoy convencido de que saldré fortalecido de este proceso, tanto como persona como político», explica.

Insiste en que «la Región necesitaba agua y pusimos en marcha un proyecto que traería el agua que no se nos daba». Y, en varios momentos de nuestra conversación, justifica la creación de un Ente Público del Agua (EPA), aprobado en el Parlamento sin apenas oposición y cuya constitución la propia Fiscalía considera «ajustada a derecho» aunque también señala en su escrito que «ese hecho no obsta a que sus actos y decisiones puedan ser objeto de responsabilidad penal». Cuando le trasladas estas cuestiones te encuentras con que Valcárcel rechaza cualquier hipótesis cercana a una 'trama instigadora' de presuntos delitos. «Un presidente –argumenta– no es un técnico experto en Derecho Mercantil, ni yo soy un arquitecto de sociedades o un censor de cuentas. Un presidente se limita a poner en marcha un proyecto, a confiarlo a personas de su absoluta confianza como el consejero Cerdá (a quien en nuestra conversación se refiere varias ceces como «persona íntegra y diligente») y a confiar en que todo se haga correctamente. En mi caso soy responsable de coordinar un Consejo de Gobierno que siempre tomó sus decisiones en base a informes técnicos avalados por la Comisión de Secretarios Generales, que es la comisión encargada de analizar y valorar los temas que se debaten en el Consejo de Gobierno». Y llegados a este punto, es donde el expresidente entra en fechas y detalles.

«Nunca llegó ningún informe desfavorable al seno del Consejo de Gobierno hasta noviembre de 2015, es decir cuando hacía año y medio que yo estaba en Bruselas y en el Parlamento Europeo». Valcárcel insiste en varios momentos de la conversación en este dato porque entiende que difícilmente pudo ser receptor de informe desfavorable alguno mientras ejerció la presidencia de la Comunidad Autónoma. Es más, vuelve a incidir al respecto en la normativa vigente, por la que los servicios jurídicos son los encargados de alertar sobre cualquier irregularidad que se detecte en cualquier expediente administrativo. Y que la Dirección General de los Servicios Jurídicos y la Intervención forman parte de la referida Comisión de Secretarios Generales, presidida por el consejero de Presidencia.

Para el exmandatario murciano, el EPA tenía sus órganos de gobierno y administración, «a cuyas actas habrá que remitirse porque entiendo que en un juicio oral no valen ni las insinuaciones, ni las maledicencias. Lo único que valen son las pruebas». Y en otro momento de nuestra conversación incluso llegó a señalar que «todas las actas, todas, fueron aprobadas por unanimidad y las auditorías anuales no presentaron reparo alguno», llegando a comentar incluso que «nadie puede exigirme que sea poseedor de una ciencia infusa».

Cuando en 2013 LA VERDAD destapa el caso y la reclamación de ACS en los juzgados, se produce de forma inmediata una reunión con Florentino Pérez. El presidente se hace acompañar por Juan Bernal, responsable de Hacienda. Se manifestó en dicho encuentro, según su relato, la voluntad de ACS de vender la desaladora a la Comunidad en su coste neto.

El expresidente, en consecuencia, no quiere ni oír nombrar la palabra 'sobrecoste' porque según su versión, «Florentino, que siempre se portó como un auténtico caballero, estaba dispuesto a vendernos la desaladora en su precio neto. Nos dijo que no quería ganar ni un solo euro por encima de lo que le había costado la infraestructura, pero tampoco perderlo. Incluso llegamos a conseguir en la negociación que nos descontase de ese precio las cantidades que se habían aportado desde la Comunidad durante esos años, dato este muy importante».

Incluso nuestro interlocutor cree recordar que en algún momento de su comparecencia en la comisión parlamentaria que investigó el tema en la Asamblea Regional, el propio Florentino llegó a declarar públicamente que el valor de costo de la instalación rondaba los 150 millones. Acompaña sus palabras Valcárcel con indicaciones sobre su agenda de reuniones con el entonces ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y con el entonces secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, con el fin de conseguir la preceptiva cobertura a esos fondos que se necesitarían para adquirir la desaladora de Escombreras. «Estábamos dispuestos a comprarla en esas condiciones tan ventajosas. Había que pedir un préstamo y había que conseguir la autorización del Ministerio de Hacienda, dadas las restricciones de endeudamiento que imponía el FLA. Al final, conseguimos poner en marcha la operación y así se demuestra en el acta del último Consejo de Gobierno que presidí. Si al final esa operación no se llevó a cabo, las causas las tendrán que explicar otros, no yo».

Como buen 'zoon politikon', al lector no se le escapará que Valcárcel hace lectura de los últimos acontecimientos tras conocerse la apertura de su juicio oral y la deja traslucir durante las dos horas largas de conversación con quien suscribe. Y el expresidente lanza sus mensajes a López Miras y a Pepe Vélez. Al presidente del PP regional le recuerda que «él sabe muy bien que hace años que renuncié a la presidencia de honor para no perjudicar al partido mientras durase este asunto. La misma razón por la que he solicitado la baja. Para no perjudicar a mi partido. Decir que lo he hecho para evitar un expediente de expulsión serán cuentos de conveniencia para alguno, pero también una deslealtad injustificable para mí».

Al actual delegado del Gobierno, secretario general del PSRM y candidato a San Esteban, Pepe Vélez, le recomienda mayor prudencia y respeto a todos los procedimientos judiciales tanto en sus declaraciones generales como en su actitud concreta a cuenta de su propia imputación en el 'caso plaza de toros' de Calasparra. «Yo comprendo que Vélez intente desgastar al adversario a cuenta de mi situación. Pero que sea prudente y respetuoso incluso con su propia situación. Me pregunto qué diría Vélez si cambiasen las tornas y el que se presentase a las elecciones imputado por un presunto caso de corrupción fuese el candidato del PP».

En el horizonte de nuestra conversación, he de subrayar que sobrevuela el comentario que está presente en todos los corrillos políticos de la Región en torno a un posible archivo del caso que afecta a Vélez; y que, de producirse en víspera electoral, podría suscitar apuntes y análisis innecesarios y probablemente infundados. «Todos sabemos –argumenta Valcárcel en ese punto que se le plantea– que los tiempos de la Justicia no son los tiempos de la política, pero es evidente que Vélez, con sus declaraciones y sus actitudes, contribuye a propiciar interpretaciones de toda índole».

Pese al difícil momento por el que atraviesa, no parece haber perdido músculo político el expresidente Valcárcel. Dos horas de conversación en las que se trataron todas las claves de su defensa. Ni él renunció a sus razones, ni yo a mi oficio.