Objetos-tarta. Walker hace bolsos, guitarras, zapatos y hasta una Harley Davidson a tamaño real.
GENTE

«A la gente le encanta comerse sus zapatos»

«Una vez hice una tarta en forma de muñeca de vudú, creo que ni la probaron» Verusca Walker / Repostera

ARANTZA FURUNDARENA

Domingo, 30 de marzo 2014, 05:48

Antes tenía que 'comerse' sus esculturas porque no encontraba un sitio donde exponerlas. Ahora sus creaciones se las comen los demás a bocados. Verusca Walker, brasileña afincada en Australia, se ha hecho famosa por esculpir tartas en forma de zapatos, bolsos y motos Harley Davidson. A España la trajo Magia Sweet para que diera una clase magistral y llegaron alumnos hasta de Santo Domingo.

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- ¿Qué nombre le da a lo que hace?

- Arte comestible. Esculpo en bizcocho los objetos más diversos. Y todo está hecho a mano, sin moldes. Por eso es arte.

- Pero antes que cocinera fue escultora.

- Sí, estudié Bellas Artes, pero no era fácil encontrar galerías donde exponer. Hace nueve años, para el primer cumpleaños de mi hija, se me ocurrió cocinar una tarta en forma de arca de Noé, con doce parejas de animales dentro. Me llevó un día de trabajo. Alimenté con ella a 40 personas, imagine el tamaño... A partir de ahí no paré de hacer tartas por encargo.

- ¿Pertenece a una familia de artistas?

- Nací en Sao Paulo hace 40 años. Allí tengo una tía pintora bastante famosa. A mí me ha gustado dibujar desde niña. Pero mi padre quería que tuviera un futuro más seguro, así que lo primero que estudié fue secretariado internacional.

- ¿Y cómo llegó a Australia?

- Fui para perfeccionar mi inglés. Pero allí conocí al que hoy es mi marido.

- ¿Además de escultora y secretaria, era buena cocinera?

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- Qué va. No quiero mentir. Yo me acerqué a la repostería a través del arte, no de la cocina. Con las tartas, llegó un punto en que decidí tomármelo como algo profesional. Regresé a la escuela, pero esta vez para graduarme en pastelería. Ahora llevo tres años enseñando estas técnicas por todo el mundo. Si alguien me hubiera dicho hace diez años que iba a ganarme la vida de esta manera me habría reído.

- ¿Cómo se le ocurrió hacer una tarta en forma de zapato?

- Una clienta me lo pidió. Entre las australianas hay una especie de locura con el calzado. A la gente le encanta comerse sus zapatos, ja, ja, ja... Un músico me encargó una tarta con la forma de su guitarra favorita. Otra me pidió que reprodujera su bolso... Hasta que llegó el que me pidió que hiciera una tarta idéntica a su Harley Davidson.

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- ¿Fue complicado?

- Por suerte mi marido es carpintero y me ayuda. Hace los dibujos previos y me da las directrices de cómo debe ser la estructura interna para que la tarta no se caiga.

- ¿Cuál es su motivo favorito?

- Confieso que a mí me encanta la estética gótica. Me gusta la parte oscura, la calavera... Quizá porque la muerte me ha rodeado. Mi madre murió siendo yo niña y mi hermano falleció muy joven por un problema cardiaco. Quedamos mi padre y yo. En todo caso, no veo lo gótico como algo dramático, soy bastante positiva. También me gusta reproducir tatuajes. La gente me encarga tartas con la forma de su tatuaje favorito.

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- ¿En serio?

- Sí, desde corazones sangrantes a ositos. Una vez hice una tarta en forma de muñeca de vudú.

- ¿Y se la comieron?

- Creo que ni la probaron. A veces les gusta tanto el resultado que les da pena comérselo.

- ¿En cuántos países ha cocinado?

- Brasil, Argentina, Australia, Nueva Zelanda, España... Ahora voy a Suiza, Alemania y Portugal. Y pronto viajaré a Tailandia. Con mi hija me comunico por Skype y vigilo si tiene la habitación ordenada, ja, ja, ja...

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- ¿Qué tarta le hizo a su hija por su décimo cumpleaños?

- El coche de las muñecas góticas Monster High. Una reproducción exacta. Me llevó dos días. Quería impresionarla.

- Con tanta decoración, ¿el sabor importa?

- Por supuesto. La tarta tiene que estar jugosa y deliciosa.

- ¿Y qué dice ahora su padre?

- Está encantado y muy orgulloso. Cuando vuelvo a Brasil, me mira con los ojos brillantes y me felicita. Para mí, ésa es la parte más bonita de mi trabajo.

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