La UCAM se queda en la familia Mendoza

Ni sus mayores detractores pueden negar que el difunto presidente, con sus defectos y virtudes, con sus aciertos y errores, fue la figura fundamental para el éxito de una institución docente que creó de la nada y que, solo en un cuarto de siglo, convirtió en un imperio académico -con 21.000 estudiantes matriculados en el último curso, más de la mitad de fuera de la Región y el 10%, extranjeros- y en un referente internacional del deporte.

Así que es inevitable que entre la comunidad universitaria de la UCAM -profesores, alumnos, trabajadores y deportistas- cunda una sensación de orfandad tras la pérdida del fundador. Se inicia otra era en la Universidad Católica y, como pasa con todo lo nuevo, se abre también un periodo de incertidumbre. Porque, ¿cómo se sustituye a alguien que es insustituible?

La rectora, Josefina García Lozano, lanzó un mensaje tranquilizador el pasado jueves con el cuerpo de Mendoza todavía presente en la capilla ardiente. Aseguró que la UCAM «continuará su misión con absoluta firmeza» y que el presidente «no dejaba nunca nada al azar». En efecto, la enfermedad que ha puesto fin a la vida de José Luis Mendoza ha sido larga, así que este tuvo suficiente tiempo no solo para ponerse en paz con el Padre, si es que necesitaba hacerlo, sino para dejarlo todo atado en la obra que se queda en la Tierra.

Para realizar una aproximación a lo que puede pasar con la sucesión de Mendoza, hay que revisar la normativa de la institución. Los estatutos -aprobados en 2007, tras una agria polémica con el obispo Juan Antonio Reig Plá y renovados en 2020 para adaptarse a la constitución apostólica 'Veritatis gaudium' del Papa Francisco- señalan claramente en su artículo 4 que «la titularidad o propiedad de la Universidad Católica San Antonio, así como las facultades de gobierno, gestión y administración, corresponden a perpetuidad a la Fundación Universitaria San Antonio». Asimismo, indican en su artículo 13 que el cargo de presidente y gran canciller de la UCAM, que ocupaba Mendoza y que prácticamente es plenipotenciario, corresponde al presidente de dicha fundación.

Sobre el funcionamiento de la Fundación San Antonio no hay tanta claridad. Sus estatutos no constan en el portal de transparencia de la UCAM, por lo que no se conocen sus normas básicas ni la identidad de los miembros de su patronato. Se sabe que están la mujer de Mendoza, María Dolores García Mascarell, su hermano Vicente -adjunto a la presidencia y director general de la UCAM- y al menos 5 de sus 14 hijos (Samuel, José Luis, María Isabel, María Dolores y María son citados como miembros de la fundación en algunas notas de prensa de la institución). Según afirmó en su día el fallecido presidente de la UCAM, la Diócesis de Cartagena tenía autoridad para decidir sobre la idoneidad de los nuevos patronos, en función de su catolicidad. En cualquier caso, la familia Mendoza y sus leales contarían con amplia mayoría.

La Ley 50/2002 de Fundaciones establece que el patronato debe elegir a un presidente de entre sus miembros, «si no estuviera prevista de otro modo la designación del mismo en la escritura de constitución o los estatutos». Esta normativa estatal también otorga mucha importancia a la voluntad del fundador.

Según ha podido saber LA VERDAD, entre los planes de la familia Mendoza no entraría designar a un sustituto del padre para que desarrolle el liderazgo tal y como este lo concebía. «Nadie ocupará su despacho», se escuchaba el viernes en la capilla ardiente. Más bien se inclinan por iniciar una nueva etapa, con un consejo rector que ejercería el gobierno de la institución de una forma colegiada, con independencia de que haya un patrono -posiblemente la viuda, el hermano o algún hijo de José Luis Mendoza- que dé la cara y ponga la firma. Paralelamente, se podría crear un consejo de familia, que velaría por la unidad de acción de la prole.

En algunos ámbitos, se ha especulado sobre si la Diócesis peleará en el futuro por la titularidad de la UCAM, como ya hizo sin éxito en los años de Reig Plá. Consideran que, aunque la Santa Sede siempre se puso del lado de Mendoza, todo cambia con la ausencia del influyente laico. No parece probable que esto ocurra mientras José Manuel Lorca Planes esté en el Palacio Episcopal. En el funeral, el prelado alentó a los hijos ante el «compromiso» que tienen de continuar la obra de su padre. Pero dice la Sagrada Escritura que «los caminos del Señor son inescrutables».