Jesús Guerrero Zaplana, magistrado de la Audiencia Nacional. LA VERDAD

José Guerrero Zaplana: «Al Supremo no llegan los mejores, sino los que mejor 'engrasan' sus instancias»

El juez murciano califica de «irregular e inmoral que para obtener una plaza en los órganos de gobierno haya que visitar algunos despachos»

Miércoles, 2 de diciembre 2020, 02:14

Después de más de treinta años de ejercicio profesional, José Guerrero Zaplana (Murcia, 1962), magistrado en la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Audiencia ... Nacional, acaba de publicar 'Memorias de un juez desencantado (y otras cosas que es bueno saber en relación con la Justicia)'. Un libro en el que descarga duras críticas sobre el Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), a los que advierte de que él nunca llegará porque, al margen de cualquier otra cuestión, tiene claro que jamás se avendrá «a participar en determinados juegos».

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–¿Podemos estar tranquilos los ciudadanos de que, cuando nos toque pasar por el trance de pisar un juzgado, se nos va a hacer justicia?

–Yo mantengo en el libro que la justicia es independiente y no está politizada y que los ciudadanos tienen que estar tranquilos en ese aspecto, porque no va a haber influencias externas y el juez va a actuar conforme a la ley y a su conciencia. Cosa bien distinta es lo que pasa en los órganos de gobierno de los jueces.

«Más que conocer a jueces del Supremo poco capacitados, diré que conozco a cientos con mayor capacidad y que están fuera»

–Ahora iremos a ello. Pero, antes, quiero insistirle en la justicia más cotidiana, porque no sé si los jueces tienen la posibilidad de impartir una justicia de calidad, debido a que muchos están en órganos muy saturados y con grandes exigencias de dictar un elevado número de resoluciones. ¿No se puede caer en una justicia de consumo rápido, en una especie de 'justicia basura', como existe la comida basura?

–Por suerte o por desgracia, yo llevo 25 años en una sala de la Audiencia Nacional y, aunque tenemos una importante carga de trabajo, somos unos privilegiados. Pero hay órganos jurisdiccionales en los que no se puede vivir, porque arrastran una carga de trabajo inasumible. Y el CGPJ, pues se limita a pedir estadísticas y agobia a los jueces con sus exigencias, en lugar de ayudar. Al CGPJ le preocupan más los números que la calidad de las sentencias.

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–Recientemente, el magistrado Julián Pérez-Templado denunciaba que siempre existió una justicia de ricos y de pobres, pues unos y otros no tienen la misma capacidad de defensa.

–La justicia es igual para todos, pero para unos es más igual que para otros. Y eso lo sabemos los que llevamos tiempo en esta profesión. Hay muchas circunstancias en las que las diferencias son manifiestas, pues algunas personas pueden poner a su servicio ejércitos de abogados, peritos... Yo he tenido pleitos sobre cuestiones sanitarias en los que algunas partes tenían que renunciar a la prueba pericial, siendo como era indispensable, porque no podían pagarla. Y luego te llegaban las aseguradoras con un montón de informes periciales. Pero, vamos, eso no es culpa de la justicia ni de los jueces, sino de un mundo que está montado así.

«La justicia es igual para todos, pero para unos es más igual que para otros; hay quien puede pagar un ejército de abogados»

–Usted se define como un juez decepcionado...

–Desencantado. Sí, decepcionado.

–... y dice estarlo porque ha conocido cómo funcionan los órganos de gobierno de la justicia y ha visto «cosas» que no deberían existir. ¿Podría concretar cuáles son esas «cosas»?

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–Es fácilmente concretable. Lo más escandaloso es que una instancia presentada en el CGPJ no circula si no se 'engrasa'. Y solo se engrasa con determinadas llamadas y visitas. Eso lo saben todos los jueces de España y el propio CGPJ lo ha reconocido en un informe de su Comité de Ética. Es una práctica irregular, por no decir cosas más graves.

–Irregular y de uso común...

–¡Comunísimo! Y asumida por todos. Y hay gente que quiere jugar a ese juego y otros que no queremos y, además, lo denunciamos. Si no ruegas, no vas a ningún sitio. Y eso es inmoral.

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–Y esas prácticas de engrasamiento, ¿tienen que hacerse también en despachos políticos?

–No. No. Ni mucho menos. Al menos yo eso no lo conozco.

–Esa es una 'técnica' que lleva a valorar otros 'méritos' por encima de los profesionales.

–Claro, es que la excelencia jurisdiccional ni se valora. Eso no cuenta. Solo el 'engrasamiento', y eso lo mantengo donde sea.

–-Y usted, que ha trabajado en el Gabinete Técnico del Tribunal Supremo, ¿ha conocido magistrados que no estaban suficientemente cualificados para ocupar tan altas estancias?

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–Más que conocer a magistrados sin suficiente capacidad, sí he conocido a cientos de ellos con más capacidad que algunos de los designados. Puedo afirmar con total rotundidad que no se nombra a los mejores. Hay muchos que son mejores y que están olvidados porque no quieren engrasar sus instancias. Por supuesto que hay magistrados en el Supremo con méritos reconocidísimos y gran solvencia profesional, pero hay algunos fuera con más méritos que los de dentro.

–Usted tendrá asumido que no va a llegar nunca al Supremo...

–Por supuesto. Asumidísimo. Y con este libro, pues ahora menos. Tampoco pierdo nada; ya lo sabía de antes. Por eso lo digo con 57 años y no me espero a estar jubilado. Pero no estoy desvelando ningún secreto: lo saben cientos y cientos de magistrados. Y eso vale para este CGPJ, para los pasados y para el que ha de venir.

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–No parece que vayamos a mejor en ese sentido.

–Es que es escandaloso que ya se esté diciendo quién va a ser el próximo presidente, ¡cuando aún no están designados los vocales que lo tienen que elegir! Y eso genera en jueces como yo una gran tristeza, porque con eso que están haciendo nos están poniendo a los pies de los caballos y generan una total desconfianza entre los ciudadanos.

–Pues los planes del Gobierno de la Nación, que ahora tienen 'congelados', no se orientaban a mejorar la situación, con el intento de cambio de mayorías para elegir a los vocales.

–Es un escándalo. La mayoría reforzada tiene por objeto conseguir la excelencia de los vocales que se nombran. Pero, como no alcanzo esa mayoría, pues la cambio y pongo a los que me apetece.

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