Francisco recuerda a las víctimas de 'Yolanda'
El Papa, vestido con un chubasquero, visita bajo una fuerte tormenta la ciudad filipina de Tacloban, afectada por el tifón en 2013
COLPISA / AFP
Domingo, 18 de enero 2015, 00:35
El Papa Francisco mostró ayer su solidaridad a los vecinos de Tacloban, ciudad de Filipinas devastada por el tifón 'Yolanda' en 2013. El Pontífice, cubierto con un chubasquero para protegerse de la fuerte tormenta que caía, animó a los fieles diciéndoles que «Dios no los había abandonado».
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En una gran explanada cercana al aeropuerto, apenas reconstruido, bajo el viento y la lluvia y vestidos también con chubasqueros de plástico amarillo, decenas de miles de fieles se congregaron para escuchar las palabras del Papa argentino, que mueve a las masas desde su llegada el jueves Filipinas. Visiblemente emocionado, el Pontífice, que había llegado al aeropuerto de Tacloban poco antes de las 9.00 horas, anunció que no leería su discurso en inglés y que, al no dominar esa lengua, se expresaría improvisando su intervención en español.
Los peregrinos aclamaron a Francisco durante todo el recorrido hasta el lugar donde se celebró la eucaristía. Teresita Raza, de 65 años, pasó toda la noche en el aeropuerto para asegurarse poder ver al Papa. «Es como si viera a Jesucristo», exclamó emocionada. «Su presencia reconforta a todas las víctimas de la tragedia. Alivia su peso», añadió.
Tacloban fue el epicentro del supertifón 'Yolanda', que en 2013 provocó 7.350 muertos y desaparecidos, así como enormes daños en las infraestructuras en una de las regiones más pobres del país. Unos 14 millones de personas, alrededor del 15% de la población nacional, viven en la zona arrasada, dedicada a la agricultura y la pesca.
«Cuando vi desde Roma esta catástrofe, sentí que tenía que estar aquí y enseguida decidí hacer el viaje (...) Quise venir para estar con ustedes. Un poco tarde, me dirán, pero aquí estoy para decirles que Jesús es el Señor y que Jesús no defrauda», aseveró Francisco.
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«Lo que me viene al corazón, por lo que he venido, es para deciros que Jesús no abandona jamás», agregó el Pontífice.
Virginia Torres, de 68 años, no podía contener las lágrimas. «Me ha podido la emoción, sobre todo cuando ha dicho que comprendía nuestro sufrimiento. Todo lo que vivimos volvió a mi mente en ese momento, aseguró esta mujer con la voz entrecortada por el llanto.
Tras la misa, el Papa continuó su programa, pero las precipitaciones y el viento, que se intensificaron al cabo de las horas, obligaron a adelantar el regreso a la capital filipina. Después de comer precipitadamente con una treintena de supervivientes, visitó la pequeña Catedral de Palo y bendijo un nuevo centro para necesitados. «Os pido perdón», murmuró, anunciando que debía marcharse rápidamente. «Me pone triste, de verdad», dijo emocionado antes de partir.
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Entre los cientos de miles de fieles, se encontraba la ex primera dama, Imelda Marcos, de 85 años, que lo aclamó desde su silla de ruedas. La viuda del expresidente Ferdinand Marcos vive rodeada de lujo y opulencia, en las antípodas de los afectados de Tacloban.
Muere una voluntaria
Pocas horas después de que el Papa celebrase la misa, una joven voluntaria de 27 años murió al caerle encima uno de los altavoces utilizados durante la celebración. Al parecer, el fuerte viento desprendió el altavoz. El Papa fue informado del lamentable suceso y, tras expresar el pésame por lo ocurrido, pidió ponerse en contacto con los familiares de la fallecida.
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Una jornada más, el Papa ha llegado al corazón de los fieles. La manera de expresarse de Francisco, directa y calurosa, sus mensajes sobre las desigualdades y sobre la devoción popular, la importancia de los lazos familiares, ayudan a aumentar su enorme prestigio en el archipiélago, en el que más del 80% de sus 100 millones de habitantes son fervientes católicos.
El viernes, el Papa defendió el modelo tradicional de familia, llamando a los filipinos a resistir al «colonialismo ideológico» y a las «presentaciones confusas de la sexualidad y el matrimonio», un mensaje de apoyo a los obispos filipinos conservadores, que están en contra de la legalización del aborto y el matrimonio gay. «Cada amenaza contra la familia es una amenaza contra la sociedad», dijo.
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El momento álgido de la visita del Papa a Filipinas tendrá lugar hoy, con la misa final en el Rizal Park de Manila, donde se espera la afluencia de un número récord de fieles. Sin embargo, los pronósticos meteorológicos no son muy halagüeños. Según los organizadores, se esperan unos seis millones de fieles, un millón más de los cinco reunidos por Juan Pablo II en 1995 durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que tuvo lugar en la capital filipina.
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