El comandante fallecido Eduardo Garvalena. Patrulla Águila

El homenaje a Eduardo Garvalena, el piloto de la Patrulla Águila fallecido en La Manga hace dos años

Se precipitó al Mediterráneo cuando se encontraba realizando maniobras de entrenamiento

Lunes, 28 de febrero 2022, 18:30

Hace dos años que el comandante Eduardo Fermín Garvalena, de la Patrulla Águila, falleció trágicamente en aguas del Mediterráneo, frente a La Manga. Sucedió a primera hora de la tarde del 27 de febrero de 2020, cuando el reactor C-101 con el que realizaba maniobras de entrenamiento se precipitó al mar, a unos 300 metros de la costa de La Manga. Era un vuelo previo al inicio de la temporada de exhibiciones, en el que los pilotos habían salido a ejercitar ese ejercicio. Por desgracia, terminó con una explosión acompañada de una nube de humo cuando el avión se precipitó al agua, según contaron algunos testigos.

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La Patrulla Águila ha querido rendir homenaje al comandante en el segundo aniversario de su muerte con un emotivo mensaje en redes sociales: «Sigues volando con nosotros amigo», escribían en una publicación de Twitter junto a una imagen con la fotografía de Garvalena y una frase: «2 años de tu último vuelo. 2 años con tu estela en nuestros corazones».

Garvalena sumó más de 2.300 horas de vuelo durante su carrera y era uno de los pilotos más hábiles del Ejército del Aire, donde ingresó en 2017. Participó en dos misiones internacionales, una en el Báltico, desarrollada por la OTAN, para vigilar el espacio aéreo de Estonia, Letonia y Lituania, y otra en Yibuti, con el objetivo de evitar actos de piratería en las costas de Somalia. El comandante estaba casado y tenía tres hijas.

Fue su mujer la primera en rendirle homenaje poco después de su muerte, continuando con el legado solidario que había comenzado en vida. Para su misión en Yibuti, el comandante había puesto en marcha una recogida de material escolar para los niños más desfavorecidos del país, y esa es la iniciativa que impulsó a su mujer Paula Maldonado, a seguir sus pasos. Así nació La Estela de Ayo -Ayo era el nombre con el que se referían cariñosamente al comandante-, una asociación sin ánimo de lucro que, gracias a la ayuda del mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa, el Colegio Menor Nuestra Señora de Loreto y varias organizaciones y donantes particulares, ya ha podido sacar adelante dos proyectos humanitarios: en Yibuti y en la ciudad lituana de Siauliai, donde Garvalena también estuvo de misión.

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