La renuncia de Martínez Vidal acelera la descomposición de Ciudadanos
La formación naranja no baraja una gestora y prevé nombrar un nuevo coordinador tras la dimisión de la diputada, que mantendrá su escaño
Poco dura la alegría en la casa del pobre, advierte el dicho popular. Que se lo digan a los afiliados de Ciudadanos en la Región. Si el sábado recibían una dosis de optimismo en una convivencia celebrada en San Pedro del Pinatar, donde su líder autonómica les arengaba para seguir adelante después de meses de continuos disgustos, ayer se despertaban con la dimisión de Ana Martínez Vidal como coordinadora del partido en la Región, renuncia inesperada para la mayoría tal y como fue la comida.
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La salida de Ana Martínez Vidal echa más leña al fuego del proceso de descomposición de la formación naranja, que se inició con el batacazo de Albert Rivera en las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019 y alcanzó el punto de no retorno en la Región con la moción de censura presentada junto al PSOE, por sorpresa, contra el Gobierno del que formaba parte.
Ahora la dirección nacional tendrá que decidir si simplemente sustituye a Martínez Vidal con el nombramiento de un nuevo coordinador, la opción que se manejaba en la tarde de ayer, o cesa a todo el equipo que ha acompañado a la exconsejera para constituir una gestora. Fuentes de Cs en Madrid señalaron que «a partir de este momento se pondrán en marcha los mecanismos ordinarios para proceder al nombramiento de un nuevo portavoz coordinador en la Región, tal y como recogen nuestros estatutos». La opción de la gestora se tomaría si hubiera una desbandada en masa de dirigentes del comité autonómico de Vidal, algo que no se prevía al cierre de esta edición.
La lideresa regional, que había perdido a sus valedores en Madrid, se anticipa a una posible destitución
Las citadas fuentes deslizan, además, que Ana Martínez Vidal se ha adelantado a una inminente destitución por parte de Inés Arrimadas. La excoordinadora perdió a su gran valedor en Madrid, Carlos Cuadrado, que dejó de ser vicesecretario general tras la fallida moción de censura. Como contó LA VERDAD, recientemente estuvo en Murcia el secretario de Organización nacional, Borja González, para comer con el vicealcalde de Murcia, Mario Gómez, cuya falta de sintonía con la mandataria regional era conocida desde hace tiempo. Asimismo, en la sede de la calle de Alcalá supieron de la filtración desde Murcia a medios de comunicación estatales de pantallazos de conversaciones de WhatsApp que implicarían a la secretaria general de Cs, Marina Bravo.
Conserva el escaño y el sueldo
Ana Martínez Vidal deja sus responsabilidades orgánicas, pero mantendrá hasta el final de legislatura su escaño en la Asamblea, donde es diputada del Grupo Mixto. Si renunciara al acta, correría la lista de Cs en las elecciones autonómicas y entraría en la Cámara el actual consejero de Transparencia, Antonio Sánchez Lorente, alineado con los expulsados naranjas que tumbaron la moción de censura. Así, esto contribuiría a reforzar la mayoría del Gobierno de Fernando López Miras. Los tres que siguen en la lista son, de igual forma, del sector rebelde.
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Como diputada en la Asamblea, Vidal percibe un salario bruto anual de 52.661 euros, más un complemento de previsión social de 5.234 euros al año. Desde la fallida moción de censura, no ha presentado una sola iniciativa parlamentaria. En la primera jornada del Debate del Estado de la Región estuvo fuera del Salón de Plenos 45 de los 83 minutos que duró el discurso del presidente. El segundo día directamente no fue, alegando que tenía una cita con el médico. Estas ausencias podrían costarle un expediente en la Comisión del Estatuto del Diputado, ya que la asistencia a los plenos es obligatoria.
Martínez Vidal está en la lista de espera para el Cuerpo de Ingenieros de Caminos de la Comunidad, tras presentarse a unas oposiciones antes de ser elegida diputada en las elecciones de 2019. Ya rechazó un puesto en la Dirección General del Agua.
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María José Ros y Sánchez Torregrosa, favoritos para el relevo
La idea de Cs es nombrar a un nuevo coordinador para cubrir el vacío que deja Ana Martínez Vidal en el comité autonómico de la Región. Tampoco tiene mucho donde elegir, pues Cs ha perdido músculo en estos meses de descomposición interna. Los favoritos son María José Ros Olivo, que ha ejercido de responsable de Organización con Martínez Vidal, y Gabriel Sánchez Torregrosa, que fue mano derecha de la anterior lideresa en la Consejería de Empresa y llegó a ser durante unas semanas consejero de Transparencia. Ros Olivo tuvo una buena relación con el vicealcalde de Murcia, Mario Gómez, que ahora es, junto al senador Miguel Sánchez y al edil cartagenero Manuel Padín, el principal referente institucional de Cs.
Proyecto familiar
La ya exlideresa de Cs en la Región aseguró que su marcha responde a motivos estrictamente personales. En concreto, indicó que tiene en marcha «un proyecto familiar». En su carta de despedida, Martínez Vidal se reafirma en la moción de censura presentada junto al PSOE, que era necesaria para poner fin «a 26 años de prácticas mafiosas» del PP. Califica como el mayor error de Cs el haber pactado con Fernando López Miras en 2019.
«Seguimos caminando»
La secretaria general de Cs, Marina Bravo, agradeció a través de la red social Twitter la labor en estos diez meses como coordinadora de Ana Martínez Vidal, También lanzó un mensaje de ánimo a los afiliados murcianos: «Seguiremos caminando más fuertes en esta nueva etapa». Inés Arrimadas no se pronunció. Francisco Álvarez, del Grupo Cs en la Asamblea, considera que su decisión vuelve a responder «a su interés personal».
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Diez meses frenéticos en los que fue presidenta por dos días
El nombre de Ana Martínez Vidal formará parte para siempre de la historia política de la Región. Fue la persona que estuvo a un paso de poner fin a 26 años seguidos de gobiernos del PP, partido en el que militaba antes de ingresar en Ciudadanos. Le faltó rematar la faena.
Aunque su influencia interna fue en ascenso desde las elecciones de 2019, no la nombraron coordinadora hasta septiembre de 2020. Hizo tabla rasa al llegar, rodeándose de un equipo de su confianza y sin dejar ningún hueco para su rival interna, Isabel Franco, a la que, además, presionaba para que le cediera la vicepresidencia del Gobierno regional. También se esmeró por distanciarse del PP en el Ejecutivo, con el fin de desprenderse de su imagen de dirigente conservadora por la que recibía feroces críticas por parte de la izquierda regional.
La tensión con los populares fue en aumento y estalló cuando LA VERDAD desveló que el consejero de Salud, Manuel Villegas, y sus colaboradores se habían vacunado fuera de protocolo. Aunque su presión fue clave para que cayera toda la cúpula de la Consejería, no se conformó con eso, convencida de que cientos de cargos públicos del PP se saltaron la cola.
Así, a la vez que negociaba con López Miras los Presupuestos, la remodelación del Ejecutivo y la ley del Presidente, fraguaba una moción de censura con el PSOE. La presentaron el 10 de marzo, provocando un terremoto en toda España. Hasta Pablo Iglesias dejó el Gobierno a raíz de la carambola murciana.
Fue virtual presidenta por dos días. Tenía hasta repartidas las consejerías con los socialistas. Pero no contaba con que el PP sería capaz de romper su grupo parlamentario, convenciendo a cuatro de los seis diputados para hacer fracasar la moción. Desde entonces ha ido perdiendo protagonismo y visibilidad hasta que ayer, a las siete de la mañana, presentó su renuncia.
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