Los regantes prevén que los recortes al regadío del Segura se mantengan en la recta final del verano

La CHS tiene la opción de poner encima de la mesa un aumento de las restricciones, que ahora están entre un 20% y un 30%, pero que podrían pasar a un 35% para los regadíos no tradicionales y un 50% para los tradicionales. El presidente del organismo de cuenca, Mario Urrea, lleva amenazando desde abril con esta posibilidad porque los usuarios de estos volúmenes propios del Segura no han cumplido con los recortes impuestos. Es más, hasta finales de junio se habían gastado 75 hectómetros cúbicos más de lo que debían.

Ahora bien, todos los regantes prevén que estas limitaciones para cultivar se mantengan en los mismos porcentajes. No esperan que haya sorpresas pese a ese tirón de orejas del dirigente de la Confederación. Desde hace casi tres meses, el organismo de cuenca lleva aplicando controles cada 15 días en las tomas de agua para comprobar que nadie consume más y se salta las restricciones. La zona con más problemas era la Vega Baja alicantina. Urrea puso de plazo hasta julio para ver si eran necesarias nuevas medidas, pero hasta ahora la CHS no ha movido ficha.

La eficacia de esa vigilancia extra y qué sanciones se han impuesto es un misterio que podría resolverse hoy. Tras preguntar este periódico reiteradas veces a la CHS sobre el alcance de estas medidas y sus resultados, la institución no ha llegado a responder. Isidoro Ruiz, presidente de la Junta Central de Usuarios Regantes del Segura, no prevé que la situación se relaje para ellos y da por hecho que los recortes se mantienen. Señalados por la CHS, Ruiz niega que exista un incumplimiento generalizado de los recortes a los regadíos dependientes del agua de la cuenca.

La Junta de Hacendados y el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura tampoco piensan que vaya a haber muchos cambios. La organización Ecologistas en Acción, sin embargo, sí reclama que esas restricciones a los regadíos históricos de la cuenca se desvíen hacia la agricultura intensiva, ya que los primeros cumplen unas «funciones ambientales y sociales».

Los regantes con concesiones de agua superficiales o subterráneas en la margen derecha del río Segura (ríos Moratalla, Argos, Quípar y Guadalentín, más los acuíferos) tienen desde junio en vigor un recorte del 12,5%, ya que este territorio de la cuenca fue declarado en situación de sequía extraordinaria, al igual que la margen izquierda. Por el momento, el índice de escasez de recursos propios va camino de llevar dos meses en situación de alerta, pero se podría rozar el nivel de emergencia a partir de septiembre u octubre si los recursos siguen en descenso.

Sería entonces cuando la CHS podría activar de nuevo este año los pozos de sequía, una demanda que no dejan atrás los usuarios de la junta de regantes del Segura y que hoy volverán a plantear al presidente de la Confederación. Este organismo había consultado al Ministerio para la Transición Ecológica la posibilidad de mantener encendidos estos sondeos (aquellos que cuenten con luz verde ambiental) pese a que no esté declarada la sequía en la zona central de la cuenca, pero hasta junio se desconocía la respuesta.

A la espera de saber si las lluvias de esta semana podrían mejorar las reservas de agua, «mucho nos tememos que, si el ritmo de desembalses es como se prevé, y no va a llover, pues a lo mejor ese escenario» de vuelta a la sequía más extrema en el corazón del Segura regresaría a corto plazo, señaló el dirigente del organismo en la última comisión de desembalses. La intención es guardar en los pantanos 60 hectómetros cúbicos de los 277 que se aprobaron para el actual año hidrológico, al que le queda mes y medio para terminar.