El pueblo veneciano que se encuentra a menos de tres horas de la Región de Murcia
La costa mediterránea esconde un rincón plagado de canales y casas de colores que acerca la esencia del Adriático
María Ramírez
Jueves, 14 de marzo 2024, 10:54
Canales, casas de colores y turistas. Podría ser cualquier rincón de Venecia o Burano, pero la realidad es que este paisaje está más cerca de la Región de Murcia que las localidades adriáticas. Concretamente, este singular paisaje se encuentra en el litoral mediterráneo, a menos de tres horas de la Comunidad, lo que le permite posicionarse como un enclave estratégico para una escapada exprés.
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La conocida como 'Valencia veneciana' se esconde en Port Saplaya, una urbanización erigida en el municipio de Alboraya, a unos 10 kilómetros al norte de la capital de provincia. Se trata de una zona residencial empapada de fachadas con tonalidades amarillas, verdes, azules, rojas o rosadas que, en días soleados, se reflejan en el agua de los cauces, realzando aún más su similitud con la ciudad de las góndolas.
Qué hacer en Port Saplaya
La red de canales se ubica en un puerto interior, al que se accede a través del paseo marítimo. Una vez localizado, tan solo hay que ir bordeando el agua por sus zonas peatonales. No hay puentes ni calles secundarias; el camino tiene una sola dirección, que pasa a pie de los edificios y las casas, sin posibilidad de acortar la caminata o eludir un punto. Para salir del entramado, la única opción es cruzar por algún acceso que da a la parte posterior de la urbanización. A medio camino hay un restaurante y una inmensa plaza que aúna diversas terrazas para comer, cenar o tomar algo con unas vistas privilegiadas.
A diferencia del clásico 'vaporetto', las embarcaciones que navegan por los recovecos son, en su mayoría, veleros, lanchas o barcos de reducidas dimensiones. Asimismo, no hay gondoleros que ofrecen paseos a los visitantes, sino familias que amarran sus barcos para el disfrute privado. No obstante, hay empresas turísticas que brindan la oportunidad de recorrer la localidad desde la costa, sin adentrarse entre las pintorescas edificaciones.
La excursión no se limita a este recorrido: todavía queda el paseo marítimo, plagado de restaurantes, cafeterías y heladerías, donde degustar su tradicional horchata con 'fartons'. A ello se suma su playa de arena dorada y un centro comercial. Asimismo, la zona cuenta con un pequeño faro que muchos se animan a contemplar de cerca cruzando el rompeolas en días en los que la marea no entraña un riesgo para los viandantes.
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