Un primer trimestre en llamas para Francisco Lucas al frente del PSRM

El último de ellos ha sido el golpe encajado por el PSOE esta semana por la dimisión de Santos Cerdán, después de que un informe de la Guardia Civil le implicara en el presunto cobro de comisiones en la contratación de obras públicas. Santos Cerdán, el mismo Santos Cerdán que arropó a Lucas en aquel congreso de Cartagena del pasado mes de marzo. Su sombra en la Región es aún más alargada: fue el gran valedor en Ferraz del anterior secretario general, José Vélez, y la UCO también lo vincula con mordidas en un proyecto tan emblemático como el del soterramiento de la alta velocidad en la ciudad de Murcia.

Antes de que esto estallara, el primer frente que se le abrió a Lucas fue el del Trasvase Tajo-Segura, que en su proclamación consideró «irrenunciable» para la Región. Después llegó el recorte del 50% a los desembalses que se aplicará en 2027, el cambio en las reglas de explotación o la iniciativa legislativa de la Asamblea para mantener las de 2014. Esta fue tumbada en el Congreso con los votos en contra del PSOE, entre otros el del propio Lucas, lo que le valió por parte del PP el calificativo de «traidor a los intereses de la Región». Lucas no se desmarcó de los postulados del «agua para siempre» del Ministerio para la Transición Ecológica y respondió con el anuncio de la construcción de dos nuevas desaladoras. Estas, en todo caso, no estarían para 2027 y tampoco convencen a los regantes.

Este y otros mensajes del nuevo líder socialista, sin embargo, no calan entre el sector ni en el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (Scrats). Un ejemplo se vio en el acto de alcaldes en Murcia en defensa del Tajo-Segura, que tensó las relaciones por ambos lados. Pero donde los regantes vieron a un grupo de alcaldes del PSOE que no se adhirieron al manifiesto del Scrats, el líder socialista ve que se consiguió una unidad que nunca habían tenido. Fuentes del partido reconocen que durante muchos años tuvieron «complejos para hablar de agua», pero que ahora «han conseguido tener una sola voz». Otra cosa es que eso sofoque el malestar del sector.

Mientras tanto, Lucas cosechó la misma suerte que su antecesor, José Vélez, en su oferta al PP para cerrar un pacto para el Presupuesto de este año con el presidente López Miras. Acudió a la llamada del jefe del Ejecutivo a San Esteban, como el resto de partidos, y le ofreció apoyar el techo de gasto si no se plegaba a las exigencias de Vox. Apenas había salido por la puerta cuando todo quedó en humo al anunciar López Miras su acuerdo con José Ángel Antelo. «Nunca habíamos llegado tan lejos y el PP lo rechazó», admiten en el PSOE, que aquí esgrime como argumento la encuesta del Cemop para LA VERDAD que recogía que el 47% de los entrevistados apoyaba ese entendimiento.

En materia de cuentas públicas, el líder socialista tiene encima la reforma del sistema de financiación autonómica, estancada, y al Ejecutivo regional acusando a Hacienda de retrasar las entregas a cuenta (López Miras llegó a hablar de «secuestro»). En este sentido, la acción del Gobierno de Sánchez y la imagen del propio presidente despiertan un rechazo en la Región que puede lastrar sus expectativas. Y el PP ha encontrado en ello un filón. Y no solo por el discurso sobre el agua: está la ley de amnistía, otros pactos con Junts, la quita de la deuda acordada con ERC o, también, las investigaciones judiciales que implican al entorno personal y político del presidente.

También es en el ánimo interno de los socialistas donde ha hecho un daño inédito el escándalo de Cerdán. Estos días se ha recordado el ascendente que tuvo sobre la federación murciana con Vélez y su respaldo a Lucas en el congreso regional. «Era su papel como secretario de organización. Estuvo en todos los congresos territoriales», matizan en el PSOE, marcando distancias. El golpe entre los cuadros socialistas no ha sido pequeño, aunque el partido no tardó en cerrar filas con Pedro Sánchez... y con el propio Francisco Lucas. Dentro de la Ejecutiva regional y de su equipo creen que las circunstancias le están poniendo a prueba. «Han sido toreadas con solvencia», opinan.

El contraste Lucas lo encuentra de puertas para dentro, donde una de sus obsesiones era recuperar la unidad interna y que el partido no se rompiera tras el congreso. Ha acercado posturas con alcaldes como Mario Pérez Cervera o Sonia Almela, que fueron algunos de los principales valedores de su rival en las primarias, Diego Conesa. El partido arrancó también el ciclo de renovación de las agrupaciones locales y, por el momento, se está llevando a cabo sin sobresaltos, con transiciones tranquilas en las grandes ciudades, como Murcia, Lorca o Molina de Segura, y con continuidad en Cartagena.

Mientras, Lucas no se va a mover del Congreso. Al menos, por ahora. Se barajó que podía asumir la Delegación del Gobierno. Pero su oposición a López Miras seguirá a caballo entre Murcia y Madrid, donde cree la formación que está obteniendo buenos resultados capitalizando los anuncios del Ejecutivo central. En principio, seguirá en este papel de 'correa de transmisión' entre Ferraz, donde corren tiempos convulsos, y la Región, donde, por el contrario, opinan que todos estos obstáculos refuerzan su liderazgo.