Cuentos de la Edad de Piedra
Las grutas de Peña Rubia, montaña sagrada de Cehegín, conservan pinturas rupestres levantinas
pepa garcía
Lunes, 5 de mayo 2014, 20:58
Ahora que Cehegín celebra su ruta de la tapa, tienen la excusa perfecta para realizar una visita a su precioso conjunto histórico artístico monumental, para caminar por sus calles trufadas de casonas y palacetes del siglo XVIII, visitar sus bellas y antiquísimas iglesias y disfrutar de su plaza del Castillo, sus vistas y los señoriales soportales. Pero, para quienes ya conozcan este municipio situado en el centro de la comarca del Noroeste, sepan que hay muchos más alicientes. Esta semana les propongo descubrir uno de ellos, la Peña Rubia, un cabezo calizo de abruptas paredes que hace más de cinco milenios habitaron los primeros cehegineros.
Conocida como la montaña sagrada, la Peña Rubia se encuentra a un paso del núcleo urbano de Cehegín (tan solo 2 kilómetros), de hecho fue durante siglos la zona de esparcimiento de los niños y adolescentes cehegineros, que por sus escarpadas laderas exploraban los innumerables abrigos y cuevas que el proceso de disolución de la caliza fue abriendo en el corazón de este promontorio.
Cómo llegar
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Hay que coger la Autovía del Noroeste y entren a Cehegín por la primera salida; llegarán sin problemas al casco urbano.
Faro de los visitantes hasta hace poco más de tres meses (por la noche la cruz de Begastri se dibujaba con luces sobre sus laderas, hasta que unos desalmados robaron los cables para vender su cobre), la Peña Rubia alberga hasta 18 cuevas que han dejado testimonio de su poblamiento, en muchos casos continuado, desde el Neolítico hasta época tardo romana. Además, en tres de estas cuevas aparecieron durante la segunda mitad del siglo XX algunas de las primeras pinturas rupestres, de estilo levantino, que se descubrieron en la Región y, en concreto, en el Noroeste, territorio regional que atesora la mayor cantidad de estas manifestaciones artísticas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998.
Cómo visitar las cuevas
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Ponerse en contacto con la Oficina de Turismo o con el Museo Arquelógico para que les organicen la visita. Es para grupos muy reducidos (de 5 a 7 personas). Museo Arqueológico. Plaza del Castillo, 1. Cehegín. 968 742525. Todos los días, de 10.30 h. a 13.30 h. Oficina de Turismo. C/ López Chicheri, 8. Cehegín. 968 723550. Todos los días, de 8.45 a 15.15 h. Viernes y sábados, también de 16 a 18.30 h.
Acompañados por Francisco Peñalver Aroca, director del Museo Arqueológico de Cehegín, nos adentramos en tres de estos sagrados tesoros, aunque para realizar esta visita es necesario concertar la cita a través del Museo Arqueológico o la Oficina de Turismo de la localidad.
En una grieta de la rocosa peña se ubican dos de estos tres abrigos, el de Las Conchas y el del Humo, estrechas grutas con derrumbamientos anteriores a su uso prehistórico, donde se encontraron enterramientos calcolíticos con sus ajuares. Puntas de flecha, hachas de mano pulimentadas, collares realizados con conchas, vasos cerámicos, punzones de sílex,... y también piezas iberoromanas, como un caracol de bronce o unas llaves de hierro, han ido apareciendo en las 18 cavernas exploradas. Pero en las de Las Conchas y El Humo, sobre las paredes de sus estrechas simas todavía dejan testimonio de su presencia unas pinturas rupestres que, hace ahora 30 años exactos, estuvieron en el ojo de la polémica.
Recomendaciones
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Para subir a las cuevas es necesario calzado de montaña. Para la ruta de la tapa, pidan el libro para ir sellándolo y optar a los premios que sortean. Bebida y tapa cuestan 2 &euro. Cupones. Con 'La Verdad' podrán reunir tres cupones (lunes, martes, miércoles, y jueves comodín) para canjearlos por 2 vales de tapa+bebida o 2 cócteles en la Oficina de Turismo. Minibús. Un minibús realiza el recorrido de las tapas para trasladar a los 'ruteros'; es gratis.
Conocidas desde antiguo por los moradores de Cehegín, una prospección sistemática realizada en 1976 por Miguel San Nicolás para su tesina de licenciatura las sacó a la luz, y una exposición organizada para presentar los estudios y la importancia de estas representaciones destapó la caja de los truenos. Corría finales de enero de 1984, cuando un vecino de Cehegín se apresuró a asegurar que aquellas pinturas las había hecho él 30 años atrás: Amador Moya, un pintor local.
Después de que corrieran ríos de tinta en medios regionales ('La Verdad') y nacionales (ABC, Lecturas, TVE...), un minucioso estudio encargado por el Ministerio de Cultura y realizado por Gratiniano Nieto y Antonio Beltrán despejó todas las dudas y dio la razón al que hoy es el jefe del Servicio de Patrimonio Histórico de la Comunidad.
Cuando en la era de la tecnología, de las pantallas de plasma, las redes sociales y las comunidades virtuales, uno se adentra a gatas o a rastras en oscuras cuevas y descubre una cabra preñada, un arquero en posición de disparo, personajes con lanzas, un ciervo perfectamente definido o un humano sentado junto a lo que parece un arbusto se siente ante la esencia misma del ser humano. En el silencio y la oscuridad de la cueva se palpa cómo debió ser ese momento sagrado y nada, salvo la demencia, puede justificar que insensatos 'homo contemporaneus' rotulen en el mismo paño un nombre que debieran haber tatuado a fuego en sus propias frentes. Y no deja de maravillar que los atentados que hace 35 años trataron de tapar estas pinturas han perecido bajo el paso del tiempo y sus inclemencias climáticas, y los tintes ocres de esas estilizadas figuras, armadas ante sus piezas de caza, perduren milenio tras milenio (están fechadas en torno al 3.500 a. C.).
Cuando acaben la visita, no duden en pasarse por el Museo Arqueológico de Cehegín, ubicado en el Palacio del Concejo (s. XVII), un edificio renacentista de tres plantas, y el Palacio de los Fajardo (s. XVIII), construcción barroca de dos plantas y ático. Allí podrán ver gran parte de los sorprendentes ajuares recuperados en las 18 cuevas excavadas de la Peña Rubia.