Piden que la albufera se incluya entre los hábitats en riesgo de desaparición

Una de las propuestas que lanzaron ayer las asociaciones ecologistas a la ministra Teresa Ribera es que, en virtud del artículo 25 de la Ley de Medio Ambiente, incluya el Mar Menor en el catálogo de hábitats en peligro de desaparición. Los ecologistas plantean que la laguna obtenga la figura de protección de parque natural, como propone Podemos. Esto significaría, según el ecologista Ángel Monedero, que en seis meses se tendría que redactar un plan de ordenación de los recursos naturales para volver a regular toda la actividad económica en la comarca. Los representantes de la Plataforma SOS Mar Menor fueron muy duros con el Ejecutivo de López Miras. Aseguraron que, si se aplica la legislación que ya existe, el Mar Menor se puede recuperar, por lo que «no hacen falta ocurrencias» como la apertura de la gola de Marchamalo. El director de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), Pedro García, lamentó que el comité científico que asesora al Gobierno de la Comunidad «lo forman solo dos personas» (Ángel Pérez Ruzafa y Javier Gilabert). «López Miras le hace un flaco favor a la ciencia», concluyó García, quien explicó que la cantidad de peces muertos es mucho mayor de las 4,5 toneladas que avanzó el fin de semana la Consejería de Medio Ambiente, y calculó que ya se han recogido más de 8.000 kilos de peces y otras especies.

Por otra parte, Greenpeace publicó ayer un informe que señala al Trasvase Tajo-Segura como «el origen de la extrema situación» que sufre la laguna. La organización ecologista alerta de que «la situación podría empeorar y es necesario que el Gobierno de la Región de Murcia y el Ejecutivo central dejen de pasarse la pelota y tomen medidas».

De otro lado, la Asociación de Productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas de la Región (Proexport) rechazó ayer «las acusaciones interesadas e infundadas que culpabilizan a la agricultura del episodio de peces muertos». Según la organización, «la agricultura no es culpable ni del calentamiento extremo del agua del Mar Menor, ni de la llegada de 200.000 turistas, ni de que las golas permanezcan colmatadas sin permitir el mínimo intercambio con el Mediterráneo, ni de que el acuífero brote por superficie en toda la costa. La agricultura es el único sector que ha acometido profundos y acelerados cambios que lo sitúan en una senda de sostenibilidad y transición ecológica. Basta ya de atacar al más débil. Es tiempo de asumir cada cual su responsabilidad y colaborar en las soluciones».

La organización agraria Asaja también lamentó que «se culpabilice de todos los males del medio ambiente a los agricultores.

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