Imágenes de 'Lima', 'Abu' y 'Archi'. Javier Carrión y Ros Caval / AGM y Anerpa

Día Mundial del Perro Adoptado

'Lima', 'Abu' y 'Archi', tres perros a los que la adopción les brindó una segunda oportunidad en la Región de Murcia

Las historias de estos peludos ponen nombre propio a la crueldad del abandono animal, una lacra que desborda a las protectoras de la Comunidad

María Ramírez y Ana de Dios

Sábado, 23 de septiembre 2023, 12:17

Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre. Y lo cierto es que aquellos que han tenido la fortuna de compartir su vida con alguno de ellos pueden confirmar que esta antigua expresión no es solo una frase trillada. Sin embargo, no todo el mundo está hecho para hacerse cargo adecuadamente de estos peludos, lo que se refleja en la poca empatía y responsabilidad que muestran los humanos en ocasiones. Así, lo que deberían ser historias de amor y cariño de principio a fin, pasan a contar con capítulos nada amables. Es en estos duros momentos cuando ciertas personas se convierten en salvadores que consiguen dar un feliz desenlace a estos relatos.

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Por desgracia, el abandono de perros es una lacra social que ha registrado un aumento terrible tras la pandemia, lo que pone al límite la capacidad de las protectoras en la Región de Murcia. Los datos registrados a nivel nacional durante 2022 constatan que estas entidades han recogido a unos 170.000 canes, según el informe 'Él nunca lo haría 2023' de la Fundación Affinity. En este sentido, el servicio de Protección Animal y Control de las Zoonosis de Murcia estima que el pasado año tuvo «casi un 50% más» de recogidas de mascotas respecto al ejercicio anterior, con 758 perros y 229 gatos.

Este 23 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Perro Adoptado. Una jornada en la que algunas de las vivencias más dramáticas a las que se han tenido que enfrentar estos pequeños antes de encontrar a su verdadera familia merecen ser contadas para concienciar y dar visibilidad a esta problemática.

Una «mancha negra» en la carretera

'Lima', a la izquierda, junto a Águeda y otro perro de la familia, en el barrio murciano de Ronda Sur. Javier Carrión / AGM

'Lima' comenzó su segunda vida el 3 de junio de 2022, cuando su camino se cruzó con el de Águeda Amantes. El destino quiso que esa mañana mientras acudía al trabajo, «una mancha negra» se interpusiera en medio de la carretera de Los Valientes, en Molina de Segura. Su primera reacción, antes de detener su vehículo, fue pensar que se trataba de una rata debido a sus características. Sin embargo, al acercarse, se llevó la sorpresa de que se trataba de una perra, por lo que decidió frenar y bajar del coche para comprobar su estado.

«Yo creo que me estaba buscando. Me miraba y temblaba. Estaba en los huesos, tenía arañazos en la barriga y estaba llena de pulgas y garrapatas», asegura. Aunque en un primer momento se preguntó qué iba a hacer con el animal, optó por envolverla con lo primero que encontró y llevarla al veterinario más cercano mientras ella cumplía su jornada laboral. La clínica tan solo podía hacerse responsable hasta las 17 horas, posteriormente, la tendrían que llevar a la perrera. «Me dio tanta lástima que decidí llevarla a mi casa».

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En ese momento, 'Lima' se mudó al barrio murciano de Ronda Sur, donde permanecería hasta que apareciera su dueño, si es que la reclamaba. Dos semanas de espera fueron más que suficientes para entender que eso no ocurriría, por lo que este vecindario pasó a ser su hogar de manera definitiva. Un lugar donde esta perrita, mezcla de Pinscher con Teckel, encontró una nueva oportunidad.

El «caballero andante» de Carmen

'Abu' descansa en su nuevo hogar de Asturias. Anerpa

Otra de esas historias que encogen el corazón es la de 'Abu'. Tras pasar diez años encadenando una vida de desdichas, maltrato y abandono, demostró sus ganas de seguir al pie del cañón. Sobrevivió al feroz ataque de un perro e incluso al golpe que le propinó un individuo con una azada. Sin embargo, a pesar de todas estas vicisitudes, continuó con su carácter alegre y sociable. Gracias a esta actitud, se integró a una colonia de gatos de Alguazas, con los que convivió hasta que fue rescatado por la asociación Anerpa, donde encontró su refugio durante más de un año. Pero este peludo merecía algo más.

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Su avanzada edad reducía considerablemente las posibilidades de adopción, aunque la protectora nunca perdió la esperanza. Y así fue, Carmen y Bill aparecieron como unos 'ángeles de la guarda'. El matrimonio le brindó una nueva familia junto a 'Luca' y 'Jess', un gato y una yegua que pasaron a ser sus nuevos compañeros de juego. Ahí comenzó su andadura por tierras asturianas, dejando atrás la Región de Murcia y la crueldad a la que se había visto sometido. No obstante, ahora se enfrenta a otro reto. «Estamos empezando el final del camino respecto del cáncer de mi marido y 'Abu' es el más atento, delicado y cariñoso enfermero», relata su dueña.

Una dura etapa en la que el can regala las fuerzas y alegrías que en ocasiones escasean. «Es mi compañero, mi momento de risa, mi protector por las noches... Sabe ver mi alma y está siempre a mi lado cuando lo necesito». Al mismo tiempo, actúa como un experto cuidador: «Cuando Bill se levanta, que es poquito, allá va a pedirle mimos y a él se le cae la baba. Si yo voy a comprobar cómo está mi marido, él se viene conmigo. No descansa hasta que yo no me vuelvo a acostar». Ahora 'Abu' se ha convertido en el «caballero andante» de esta familia que ve su llegada como un golpe de suerte.

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El abuelo de Zafiro

'Archi', en el patio de su casa de Santa Eulalia, en Murcia. Ros Caval / AGM

La historia de 'Archi' es menos amarga en comparación con las otras que abundan en los refugios. El fallecimiento del que hasta entonces había sido su compañero de vida hizo que tuviera que abandonar su hogar e instalarse en la perrera, ya que el resto de familiares se desentendieron de su cuidado. Fue en este momento cuando se topó con la protectora Zafiro, que vio en él un brillo especial. Gracias a ello, Marina Fernández conoció el caso y decidió abrirle las puertas de su casa en pleno corazón de Murcia, donde también le esperaba Peca, un peludo que tiene un recorrido similar a él. Sus nueve años no fueron un impedimento para esta murciana a la hora de dar el paso: «Son súper agradecidos y en una semana están completamente adaptados. Ojalá más gente se animase a incluirlos en la familia».

«Tiene costumbres de abuelo, come sentado y siempre quiere hacer la misma ruta por la calle. No acepta ninguna modificación», bromea Marina. Lo que resulta llamativo, ya que por cambiar, ha variado hasta su nombre: de Sushi a Archi. Una decisión un tanto rocambolesca que proviene de una serie de coincidencias que se tornó en un pequeño homenaje a San Basilio, el barrio que lo acogió temporalmente. Y es que este santo es tradicionalmente conocido como 'el Archimandrita'. Ahora sus días de encierro han quedado atrás y los disfruta paseando desde Santa Eulalia hasta la Plaza de los Patos de Vistabella.

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Tres historias que ponen nombre propio a la crueldad contra la que han tenido que luchar muchos perros que se vieron obligados a abandonar las comodidades de ser un animal de compañía para tratar de sobrevivir en la calle. Lamentablemente, no todos corren la misma suerte y algunos terminan sus días abandonados a la intemperie sin nadie que les dé el cariño y el hogar que merecen.

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