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Javier Delmuro, con su libro. N. GARCÍA / AGM

«Estamos obligados a conservar la memoria de nuestros antepasados»

Javier Delmuro es coleccionista y autor del libro 'Imágenes antiguas de Murcia y sus murcianos'

M. R. MARTÍNEZ

MURCIA

Lunes, 2 de marzo 2020, 08:27

Ya de niño quedaba embelesado cuando en sus manos caía alguna fotografía antigua, porque «era como abrir una ventana al pasado». Con el tiempo esa pasión cristalizó en un grupo de Facebook que ahora cuenta con 45.000 seguidores y en el libro 'Imágenes antiguas de Murcia y sus murcianos', editado por Diego Marín y con textos de Juan Ruiz. Javier Delmuro, empresario y coleccionista, amante de la ópera y la zarzuela, amigo personal del gran tenor Carlos Moreno, prepara una nueva tirada de esa publicación, para la que busca ayuda.

–¿Cuál es la instantánea más antigua que recoge el libro?

–La publicación incluye unas 150 imágenes fruto de una cuidada selección. Una de las más antiguas corresponde a una estampa irreconocible de la plaza de San Pedro, tomada por Jean Laurent hacia 1870, con su arriero ataviado con el traje huertano.

–¿De dónde procede todo ese material documental?

–El origen es muy diverso; pero quizás las aportaciones más jugosas por su interés proceden de archivos particulares. En muchas ocasiones son imágenes que han permanecido olvidadas durante décadas en algún cajón.

–¿De todas las imágenes que pasan por sus manos alguna que le haya emocionado más?

–Las más impactantes, las de la terrible riada de Santa Teresa, de 1879; cuánta angustia y desesperación. Y también me sorprenden las fotografías de los mercados callejeros. La gente montaba unos improvisados puestos con lo poco o lo mucho que tenían y que, con su venta, conseguirían comer ese día. Hace cien años, sobrevivir era complicado. Me llama la atención lo envejecidos que parecen los habitantes del campo y la huerta; se nota en sus rostros quemados por el sol la dureza del trabajo.

–Algunos de los rincones que aparecen en el libro ya no existen o están tan cambiados que cuesta reconocerlos. ¿Le apena?

–Ahí radica en parte el valor de este libro. Nos enseña cómo vivían nuestros antepasados; cómo iban ataviados con sus zaragüelles y sus chaquetas de pana; cómo acudían al teatro en coches de caballos; cómo los cabreros recorrían las calles para vender la leche recién ordeñada en la puerta de las casas. Recuperamos la memoria de nuestra ciudad, y este debería ser un trabajo colectivo.

–¿Añora esa Murcia de antes?

–Esa Murcia de finales del XIX y principios del XX me tiene enamorado. Resulta difícil explicar ese sentimiento tan especial por algo que existió pero que ya no tenemos. El libro es nuestro granito de arena para que toda esa historia no caiga en el olvido.

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