La obesidad infantil vuelve a crecer en la Región durante el parón de la pandemia
Salud detecta que en 2020 aumentó en 1,2 puntos el porcentaje de niños con exceso de peso, lo que revierte la anterior tendencia descendente
Los confinamientos, las limitaciones de movimientos y la paralización de las actividades no esenciales han sido muy útiles para adelgazar las cifras de contagios alimentadas ... por los encuentros de las celebraciones navideñas e ir reduciendo los efectos más devastadores de la pandemia de Covid. Sin embargo, han hecho flaco favor a las campañas de Salud Pública destinadas a combatir la otra «pandemia del siglo XXI», como la considera la Organización Mundial de la Salud (OMS): la obesidad.
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«En las circunstancias que vivimos se han suspendido las consultas menos importantes. El control del sobrepeso y la obesidad no era prioritario, pero ahora toca ponernos las pilas ante el riesgo claro de que se agrave la situación por la reducción de la actividad física y el incremento de la estancia en casa, que favorece el picoteo», afirma el jefe de Pediatría de La Arrixaca, Manuel Sánchez Solís. Aún no han podido contrastar con datos lo que es una sensación generalizada: las medidas contra la Covid han traído aparejado, en la mayoría de los casos, un aumento de la prevalencia de la obesidad en niños, y también en adultos.
Lo mismo apunta Juan José Vigueras, responsable de Prevención de Obesidad de la Asociación de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria de la Región de Murcia, que asegura que en las consultas de los centros de salud se ha detectado un incremento de los percentiles. «La epidemia de obesidad tiene más que ver con el sedentarismo y los malos hábitos alimentarios y de vida. Y la pandemia de Covid ha venido muy mal para eso», reflexiona el doctor Vigueras.
«Lo más grave será que los cambios de hábitos que han dado resultado se pierdan y se recuperen las tasas precampaña»
Efectivamente, el Servicio Murciano de Salud constata que, según los datos registrados en el programa de seguimiento de la salud de los niños sanos, con Índice de Masa Corporal (IMC) registrado en su historia clínica, entre enero y diciembre de 2020, «se observa un leve incremento en el porcentaje de niños de 0 a 14 años con sobrepeso y obesidad». Los datos revelan, en cuanto al sobrepeso, «un discreto ascenso del 11,23% a 11,86% (0,63 puntos); y, en cuanto a la obesidad, en el mismo periodo se observa un discreto ascenso desde 8,20 % a 8,82% (+0,62)». En definitiva, el primer año de la pandemia creció en un 1,2 puntos la prevalencia de exceso de peso en niños en la Región.
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Estas cifras, asegura Vigueras, no son excesivamente preocupantes, «siempre que se recuperen los hábitos de vida saludables»; si en breve se puede dar la vuelta a la tortilla. Sin embargo sí revierten, según la información que posee el SMS, la tendencia descendente que se observó en 2019 entre los menores de la Región, que «lideran los 'ranking' de obesidad y sobrepeso a nivel nacional, junto a Andalucía y Canarias», apunta el pediatra. Aunque las cifras, explica Juan José Vigueras, reflejan que, desde 2013, cuando se publicó el estudio sobre la obesidad infantil en la Región de Murcia, las tasas de prevalencia eran del 20,6% para el sobrepeso, casi el doble de las actuales (+42,5%) y del 11,4% para obesidad, casi un cuarto por encima de las actuales (+23%).
«Las restricciones se lo han puesto difícil a las familias, pero deben seguir con su apuesta por más actividad física y menos pantallas»
Precisamente este análisis global, que incluyó los IMC de 178.894 niños de la Comunidad, pone de manifiesto que el plan integral del niño con sobrepeso y obesidad que desarrolló y puso en marcha en 2016 la Asociación de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria de la Región de Murcia (Apermap) para prevenir problemas crónicos y conductas sedentarias y fomentar estilos de vida sanos y saludables en el niño ha tenido buenos resultados. «Esto no consiste en hacer dietas, sino en fomentar hábitos de vida saludables para siempre: comer bien, hacer ejercicio físico, dormir adecuadamente. Lo más grave será que los cambios de hábitos en las familias que han dado buenos resultados se pierdan y se vuelvan a recuperar las cifras precampaña», apunta el doctor Vigueras.
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Hábitos de vida saludables
«La cuestión no es controlar el peso, porque son niños y una dieta no funciona. Hay que aspirar a un cambio en el estilo de vida, aunque hacer ejercicio y comer sano no esté de moda. Y, si lo hacemos bien, el peso mejorará», apunta el pediatra, que recomienda a las familias eliminar de su cesta de la compra: los alimentos ultraprocesados e hipercalóricos, con mucha sal, mucha azúcar y altos contenidos en grasas; los 'snacks' y la bollería industrial, que solo aportan calorías vacías y ningún nutriente; y ajustar las raciones a la edad de los niños. Todo ello, para disminuir el riesgo de que sufran enfermedades cardiometabólicas como hipercolesterolemia, hipertensión o diabetes.
Vigueras avisa de que las dietas no funcionan y pueden generar complejos y patologías alimentarias en la adolescencia
El responsable de prevención de Obesidad de la Apermap recomienda también incrementar la ingesta de fruta y verdura y eliminar la de refrescos, zumos y batidos azucarados; consumir de dos a tres veces por semana legumbres, uno de los alimentos más nutritivos por su contenido en fibras, proteínas y otros nutrientes, además de ser económicos; sustituir las carnes con mayor contenido en grasa por otras más magras, como las de aves y conejos; escoger elaboraciones más saludables, a la plancha o asadas en lugar de fritas o rebozadas; realizar actividad física al menos una hora cinco días a la semana y reducir el ocio sedentario (con pantallas) a 2 horas máximo; y cumplir las horas recomendadas de sueño (entre 10 y 7 horas, dependiendo de la edad del niño).
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«Es cierto que las restricciones de movilidad y actividades no esenciales se lo han puesto más complicado a los niños con problemas de exceso de peso, ya que se han cerrado los gimnasios, solo está permitido el deporte en equipo profesional y el contacto con otros niños en los parques y jardines está muy limitado. Sin embargo, hay que seguir apostando en las familias por más actividad física (paseos caminando o en bici, tareas domésticas...) y menos pantallas», concluye el pediatra, que advierte de que las dietas restrictivas son contraproducentes porque, además de imposibles de cumplir, pueden generar en la adolescencia complejos y favorecer patologías alimentarias como la anorexia nerviosa. Por lo que recomienda «trabajar en familia para cambiar hábitos, porque no vale decirle al niño que no coma patatas fritas, mientras los padres se toman la cerveza acompañada con 'snacks'».
Raquel: «Se está notando mucho el confinamiento»
Sara, de 8 años, y Pedro, de 7, acuden junto a sus familias a la llamada de su pediatra. El exceso de peso para su talla y edad ha animado al doctor a invitarles a participar en un programa que promueve hábitos de vida saludables en menores con el objetivo de que en el futuro no tengan problemas de salud serios.
«Este programa es más para los padres, porque al final somos los responsables de hacer las comidas y de los productos que se compran para casa», reconoce Raquel, madre de Sara, que cuenta que ella come bastante bien, pero que ha eliminado de la cesta patatas fritas y 'snacks', que «para mí no eran un problema» pero para Sara se habían convertido en una tentación irresistible y casi diaria. Hoy ha salido satisfecha de su sesión de control porque su esfuerzo ha dado resultado. No obstante, apunta Raquel, «el confinamiento se ha notado mucho. Mi hijo mayor, que es superdelgado, al quedarse sin las actividades deportivas y ni siquiera el ocio en el parque, ha engordado por la vida sedentaria», cuenta sobre su otro hijo, que no tiene sobrepeso. Manu, el padre de ambos, no ha tenido que cambiar hábitos, dice, aunque asegura que «el programa nos está beneficiando a toda la familia». Comen más sano y han limitado el consumo de dulces de diario a ocasiones especiales.
Para Pedro la cosa no ha ido tan bien. Sus 4,5 horas de natación y fútbol semanales, a las que sumaban los ratos de parque con amigos y de pachangueo futbolero con su padre, se han borrado de un plumazo y ha sido imposible reducir su IMC. «Con la pandemia, está todo cerrado y poco hemos podido hacer», lamenta su madre, y asegura: «El niño está deseando volver a su rutina diaria. Sabe que es por su bien».
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