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El presidente del Gobierno regional, Fernando López Miras, y la vicepresidenta, Isabel Franco, este viernes, en el Palacio de San Esteban. JAVIER CARRIÓN / AGM

Miras conservará la presidencia gracias al apoyo de tres diputados rebeldes de Cs

El jefe del Ejecutivo integra a los disidentes en el Gobierno y pide a Vidal y Conesa que retiren la moción de censura

Sábado, 13 de marzo 2021, 07:28

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La debilidad interna de la formación naranja en la Región de Murcia se ha convertido en la principal baza del PP para frustrar el asalto al palacio de San Esteban planeado por las direcciones nacionales del PSOE y Ciudadanos y que debían llevar a cabo las ejecutivas regionales mediante una moción de censura.

Tres de los seis diputados del Grupo Parlamentario de Ciudadanos en la Asamblea Regional se desmarcaron ayer de la operación y reafirmaron su compromiso con el acuerdo de investidura suscrito con el PP al inicio de la legislatura, dejando a socialistas y naranjas sin la mayoría absoluta necesaria para sacar adelante la reprobación del presidente regional, Fernando López Miras.

La noticia, dada a conocer por el PP pasado el mediodía, pilló por sorpresa a los promotores de la moción de censura, el secretario general del PSRM-PSOE, Diego Conesa, y la coordinadora regional de Cs y candidata a la presidencia de la Comunidad, Ana Martínez Vidal, que acababan de hacer una declaración institucional adelantando los ejes rectores de su programa de gobierno.

Isabel Franco: «No hay argumento que justifique una moción de censura en el peor momento posible»

Los tres diputados disidentes están encabezados por la vicepresidenta del Ejecutivo autónomo, Isabel Franco, a quien acompañan Valle Miguélez y Francisco Álvarez. El acuerdo con el PP quedó sellado con la entrada de Miguélez y Álvarez al Gobierno regional, al que también se incorpora Antonio Sánchez Lorente, hasta ahora secretario general de la Consejería de Política Social que dirige Isabel Franco.

Tras unos poco convincentes desmentidos iniciales, Cs y PSOE tomaron conciencia de su más que probable derrota tras la comparecencia ante los medios de comunicación de todos los integrantes del nuevo Gobierno regional, incluidos los diputados rebeldes de Cs, en el palacio de San Esteban sobre las 14.00 horas de ayer.

«Espectáculo vergonzoso»

López Miras y Franco coincidieron en la rueda de prensa posterior en la vigencia del acuerdo de legislatura suscrito por ambos y abogaron por centrarse en resolver los problemas de los ciudadanos y no en operaciones políticas cuyas únicas motivaciones son, según ellos, personales.

Miras, que calificó de «espectáculo vergonzoso y lamentable» la maniobra de PSOE y Cs, les pidió que retiraran la moción de censura y «no permitan que la Región de Murcia pase por un circo motivado únicamente por la ambición personal».

La petición fue rechazada poco después por ambos partidos, que incluso han convocado para esta mañana una reunión del comité negociador de la moción de censura. El PSRM también reúne este mediodía a su máximo órgano entre congresos, el Comité Regional, para debatir y votar el pacto de gobierno con Cs.

Isabel Franco explicó en la rueda de prensa de San Esteban que firmó la moción de censura «por disciplina y lealtad a mi partido», pero había decidido después rechazar esta iniciativa por considerarla «inoportuna e infundada». «No hay argumento que justifique una moción de censura en el peor momento posible», comentó en referencia a la crisis sanitaria, social y económica ocasionada por la pandemia. «No me eligieron para entregar el Gobierno de la Región de Murcia a Pedro Sánchez», agregó.

En su opinión, no existe más pacto que el que ella firmó con el PP tras las elecciones autonómicas de mayo de 2019, por lo que se siente «obligada a mantener mi palabra y mis compromisos». «Es el momento de la unión y de sumar esfuerzos», añadió López Miras.

La reacción al sorprendente giro de los acontecimientos en el PSOE y Cs fue tan desmesurada como la alegría que se desató en las filas populares. Los gestos y palabras de satisfacción eran patentes entre los cargos que asistieron a la comparecencia de los integrantes del nuevo Gobierno regional en San Esteban.

La que más airada se mostró fue la coordinadora de Cs y aspirante a la presidencia de la Comunidad, Ana Martínez Vidal. «Acabamos de asistir al mayor caso de corrupción política en la Región de Murcia. La moción de censura, ahora más necesaria que nunca, se va a votar», apuntó, para después acusar a sus excompañeros de venderse por un cargo en el Ejecutivo autónomo: «La dignidad para algunos diputados sí tiene un precio. Y es de 76.000 euros brutos anuales y un chófer en la puerta de su casa», comentó en referencia al salario de los consejeros del Gobierno murciano.

Por su parte, el secretario de Organización del PSRM, Jordi Arce, acusó a los renegados de la formación naranja de «traicionar la voluntad de la ciudadanía» y «haberse vendido ante un PP que solo sabe comprar voluntades».

Error de cálculo

La realidad es que la moción de censura presentaba puntos débiles desde su inicio y sus promotores no supieron valorar el riesgo de que las grietas existentes en el Grupo Parlamentario de Ciudadanos podían reventar y poner en riesgo el éxito de la operación política.

Isabel Franco, Francisco Álvarez y Valle Miguélez proceden de la anterior dirección regional del partido, apadrinada por el exsecretario de Organización Fran Hervías, y sus diferencias con Martínez Vidal, colocada por Inés Arrimadas al frente de la organización, eran conocidas desde hacía tiempo.

Muy probablemente, el vicesecretario general del partido y mano derecha de Arrimadas, Carlos Cuadrado, era consciente de ello cuando el martes se desplazó a Murcia para supervisar personalmente que todos y cada uno de los seis diputados naranjas firmaran el documento de la moción de censura. El riesgo de alguna posible disensión ya existía entonces.

El PP también era conocedor de ello cuando López Miras, el mismo día de conocerse el registro de la moción de censura, destituyó a Martínez Vidal y a Sánchez Torregrosa como consejeros del Gobierno, pero mantuvo a Isabel Franco como vicepresidenta e incluso le asignó las competencias del consejero de Transparencia cesado.

En la labor desarrollada en los últimos días para convencer a los tres diputados rebeldes ha desempeñado un papel fundamental el secretario general del PP, el ciezano Teodoro García Egea, que ayer viajó a Murcia para dar las últimas puntadas a una operación en la que se jugaba parte de su prestigio.

La trascendencia nacional alcanzada en los últimos días por la moción de censura en la Región de Murcia la ha tenido también cómo el PP ha conseguido salir airoso de ella gracias a la precaria cohesión interna de Ciudadanos. «Lo mismo que la presentación de la moción de censura aquí fue un aviso para navegantes en otras comunidades autónomas, el acuerdo que hemos logrado con diputados de Cs para tumbar la moción debería también servir de lección en otras regiones», comentaba ayer un cargo del PP murciano.

Compromisos futuros

Fuentes populares destacaron que la figura de García Egea sale reforzada, al mismo tiempo que la de Arrimadas pierde enteros, lo que podría traducirse en críticas internas en la reunión de la ejecutiva nacional prevista para este lunes.

Lo que no quisieron precisar las fuentes del PP consultadas es si el acuerdo alcanzado con los tres diputados disidentes de Ciudadanos contiene algún compromiso para cuando concluya la legislatura y de cara a las elecciones autonómicas de dentro de dos años. La dirección regional de Ciudadanos inició ayer la tramitación de los expedientes de expulsión de Isabel Franco, Valle Miguélez y Francisco Álvarez, por lo que podrían ser acogidos en las filas populares si desean continuar en política.

El secretario general del PP, el ciezano Teodoro García Egea, viajó ayer a Murcia para cerrar el acuerdo con los parlamentarios naranjas

Con el desmarque de estos tres diputados, la moción de censura parece condenada al fracaso, ya que el PSOE y Cs solo podrían sumar 22 votos a favor de la reprobación de López Miras, uno por debajo de la mayoría absoluta.

Sin embargo, Martínez Vidal no se da por vencida y ayer, según reconocieron desde el grupo de Vox, hizo un último intento para ganarse el apoyo de alguno de los tres diputados expulsados del partido de derechas, aunque ella lo desmintió ayer por la tarde.

El nuevo Gabinete se estrena con una sesión monográfica sobre la pandemia

El nuevo Gobierno regional, fruto del acuerdo entre el PP con los tres diputados naranjas disidentes, cuenta con la misma estructura competencial del anterior, por lo que la única novedad se encuentra en la entrada de tres caras nuevas, todas ellas procedentes de las filas de Ciudadanos. En concreto, Valle Miguélez se hará cargo del departamento que hasta el miércoles ocupaba Ana Martínez Vidal, la Consejería de Empresa, Industria y Portavocía, es decir, que será también la encargada de informar cada jueves a los medios de comunicación de los acuerdos adoptados por el Consejo de Gobierno. Otro de los diputados díscolos, Francisco Álvarez, será el nuevo consejero de Empleo, Investigación y Universidades, que hasta ayer estaba en manos de Miguel Motas, mientras que Antonio Sánchez Lorente, hasta ahora secretario general de la consejería de Isabel Franco, se hará cargo del departamento de Transparencia, Participación y Administración Pública. El reparto de carteras entre el PP y los cargos de Cs respeta los términos del acuerdo de legislatura suscrito por ambos partidos hace ya dos años. La toma de posesión de los tres nuevos consejeros tendrá lugar esta mañana en el palacio de San Esteban, a las 10.00 horas. Tras el acto, el presidente regional, Fernando López Miras, ha decidido mantener una reunión del Consejo de Gobierno de carácter deliberante y monográfica sobre la pandemia de coronavirus. El jefe del Ejecutivo pretende con ello pasar página con respecto a la polémica por la moción de censura que ha centrado la actualidad política en los últimos días, y también mostrar que la lucha contra la Covid-19 será la mayor prioridad del Gobierno.

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